Tal como muestra la imagen de apertura y se cuenta acá en el portal oficial del gobierno, el lunes pasado Lifschitz inauguró la nueva cárcel de mujeres de Rosario, completa, terminada y lista para usar.
O no, porque fijáte acá abajo en éste decreto que firmó el propio Lifschitz el jueves anterior a la inauguración;
Para que se entienda: no solo que la obra debería haber estado terminada en noviembre del año pasado de acuerdo al contrato original, sino que prorrrogaron el plazo dos veces, y luego lo suspendieron, hasta que se aprobara un adicional; que es al cual refiere el decreto.
Y no era poca cosa: nada menos que incorporar un planta de tratamiento del agua del penal (que es de napa, no de red), porque los estudios daban que no era apta para el consumo humano. Para hacer eso, prorrogaron el final de obra hasta fines de septiembre.
O sea que el gobernador inauguró una cárcel que no está terminada, porque él mismo lo dijo cuatro (4) días antes, porque las reclusas y el personal no podían usar agua potable de fuente confiable.
Otro caso de inauguración precoz (o tardía, según se mire), como el de las obras de la Plaza 25 de Mayo que contamos acá.
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