domingo, 12 de agosto de 2018

PICHETTO TIENE EL TRAJE PLANCHADO


El jueves pasado, en medio de la conmoción del "cuadernogate" y en La Plata, Miguel Angel Pichetto lanzó su candidatura presidencial por el "peronsmo racional": acá el Ingeniero Sbariggi (cuya reaparición bloguera celebramos) hace la crónica del acto, y ensaya alguna interpretación al respecto. 

Deduce Néstor que el lanzamiento puede ser un intento de Pichetto por atraer a otros "indecisos" a lanzarse a una interna del peronismo antikirchnerista, para darle volumen al espacio, y no es del todo descabellada la presunción: abundan allí los indecisos, los "quiero y no puedo" y faltan -básicamente- votos.

Nosotros y tal como da cuenta el tuit de apertura, nos permitimos al menos conjeturar si la postulación de Pichetto no sirve a otros fines, en la búsqueda de una salida a la crisis provocada por el macrismo en gestión; crisis que como tantas veces hemos dicho, de económica se reconducirá en institucional, más temprano que tarde.

No es un secreto para nadie que Pichetto no tiene el mínimo plafond para ser presidente electo por el voto popular, ni en general nada a lo que se acceda por esa vía, al menos por votos propios y sin colgarse de otra boleta: allí está su derrota por 21 puntos como candidato a gobernador de Río Negro (aun apoyado por Cristina) para demostrarlo; y el hecho de haberse corrido de la escena provincial (dominada por los Soria) a una inverosímil candidatura presidencial lanzada en territorio bonaerense, no hace más que confirmarlo.

Tampoco es un secreto que el rionegrino se percibe a sí mismo como "un hombre de Estado", expresión que le gusta utilizar, para presentarse como una especie de "oficialista perpetuo", "garante de la gobernabilidad", cuyo criterio político rector supremo sería "la razón de Estado"; que le permite saltar, sin ruborizarse, entre diferentes gobiernos.

Desde esa postura en la que se asume como una especie de Maquiavelo siempre presto a aconsejar al príncipe, desde que Macri llegó al gobierno Pichetto viene abogando por un acuerdo político amplio (una especie de "Moncloa" criolla), que tenga como contraparte oficial a la UCR, para darle "estabilidad" al modelo político y económico, que lo ponga a salvo de "los bandazos por izquierda y por derecha", como a él mismo le gusta decir.

O sea, excluyendo tanto el "liberalismo marketinero" del PRO (su inquina contra Durán Barba es pública y notoria, y no se ocupa en disimularla), como al "colectivismo kirchnerista" que -en su opinión- habría traído al peronismo ideas extrañas a su esencia, como cierta tendencia "al estatismo y dirigismo económico". Si llegara a enterarse que Perón gobernó creando el IAPI, instaurando los permisos de cambio y del comercio exterior, y nacionalizando el Banco Central y los depósitos bancarios, posiblemente su idea de un peronismo alla Alsogaray sufriría una gran decepción.

El país con el que sueña Pichetto es aquel que transcurrió entre la volada por los aires de la Alianza y su experimento de mantener a la convertibilidad con respiración artificial, y el ascenso de Néstor Kirchner a la presidencia: un país administrado por el acuerdo bipartidista que modificó la Constitución tras el Pacto de Olivos; con Alfonsín como garante de los acuerdos por la UCR, y Duhalde por el peronismo. Este es el rol que más le gustaría jugar a Pichetto, que quizás esté algo decepcionado porque su amigo Ernesto Sanz (que cumpliría hoy el papel de Alfonsín entonces) no tiene la influencia que él pensó, en el núcleo de toma de decisiones del gobierno.

Excluyendo del acuerdo al PRO y al kirchnerismo (es decir, las fuerzas políticas emergentes de la implosión del 2001), cree Pichetto posible reconstruir aquel panorama, y contribuir a consolidar una gobernabilidad al modo tradicional: incluyendo a los intereses corporativos en el modelo, poniendo al sistema político institucional a preservarlos y gestionarlos a cambio de ciertas "concesiones generosas", y evitando de ese modo cualquier conflicto "innecesario" como en los que el kirchnerismo embarcó al país con las patronales agrarias, el Grupo Clarín, los fondos buitres o la corporación judicial. Queda claro hoy que el hombre "sufrió" su rol en esos años, "obligado" a hacer lo que no quería, pero lo hizo porque "es un hombre de Estado", y el príncipe mandaba.  

Obsérvese que las críticas de Pichetto al kirchnerismo y sus políticas económicas coinciden (no casualmente) con las medidas que tomó Macri al llegare al gobierno, y él y su sector respaldaron: acuerdo con los fondos buitres y vuelta a los mercados de deuda, eliminación de los controles de capitales y las retenciones, así como de las restricciones al comercio exterior, en especial a las exportaciones, y liberación del mercado cambiario. Por esa razón, hasta no hace mucho negociaba con el gobierno lugares en el Banco Central, para cogobernar explícitamente.

Muy cuidadoso en mantener vínculos con la dirigencia de la CGT y los movimientos sociales (aun de los que cultivan relaciones con el Papa, él que protesta por la injerencia eclesial en la política en otras cuestiones: París bien vale una misa) a los que entiende como garantes de la paz social más que como vehículos de la protesta, rodeado de economistas históricamente vinculados a la UIA y los grandes grupos económicos como Miguel Peirano y Roberto Lavagna, ungido como nuncio apostólico de la "liga de gobernadores" para negociar con el gobierno, Pichetto se ofrece a sí misma como la gobernabilidad en persona. 

Desconfiado de la movilización popular, y sabedor de que las urnas le son hostiles, esa es su forma de acumulación política: mostrarse como el hombre dispuesto "a hacer lo que debe hacerse", desde viabilizar el aborto legal hasta "controlar la inmigración desordenada", o habilitar un incremento de la escalada represiva contra "nuevas "amenazas", como "el terrorismo mapuche". Un hombre que por las dudas y si hiciera falta (porque el país termina de irse al carajo, y el desastre económico desemboca en otra crisis institucional, con helicóptero incluido) ya está listo, y con el traje planchado para asumir responsabilidades mayores.

5 comentarios:

  1. El Ing. ppuede seguir de vacaciones. Borrado durante mucho tiempo.
    despues q peerdio randazzzo......
    rodo

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  2. Bueno, taner en el balero castillos de naipes, ilusiones y delirios es algo, un derecho que no se le puede negar a nadie, incluso a personajes tan.... (elija como lo define, que es hora de protección, si hay niños leyendo) como picheto.
    Pero sospecho que en su "pícara" idea tiene un problemita, si el virreinato se termina antes, no será una salida negociada ni charlada, será en un quilombo descomunal (al que por supuesto contribuirán las pocas ganas de irse del virrey y de ña malbec y sus rambos made by Israel)... si hay podrida, la salida constitucional puede incluir a picheto.... pero, salir de esta porquería implica SALIR, no maquillar el desastre; da la casualidad que en el Senado sólo hay UNA que podría ofrecer si no garantía, sí ese cambio de rumbo y la voluntad de hacerlo.... picheto?, 'jatedejoder...,.

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  3. ¿Y qué corno tendría que ver el Ingeniero con Randazzo, si se puede saber, no te estarás equivocando de bloguero?

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  4. Según las malas lenguas, calculan q miauricio no pasa diciembre, y pichicho estaría dispuesto a sacrificarse por la patria, haciendose cargo del ejecutivo.

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  5. Cuanta mística genera la candidatura de Pichoto. Capaz lo aceptan en la interna de Cambiemos.

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