Una de las docentes de Moreno, en el conurbano bonaerense, que protestaba junto con otras por las condiciones de seguridad edilicia de las escuelas y la crítica situación del sistema educativo provincial en una olla popular, fue secuestrada y torturada por una patota: como en los tiempos de la dictadura, le pusieron una bolsa en la cabeza y le grabaron un mensaje en su cuerpo con una clara amenaza en contra de las protestas.
Hasta tanto la justicia (si es que se digna a hacerlo) determine quienes fueron los responsables del hecho, hay una responsabilidad política total y absoluta del gobierno bonaerense de María Eugenia Vidal en primer término, y del gobierno nacional de Mauricio Macri, por carácter transitivo.
Responsabilidad no solo en garantizar la seguridad de los habitantes de la provincia y del país, o el libre ejercicio de sus derechos constitucionales como el de peticionar a las autoridades, y que va más allá de colaborar con la justicia en esclarecer el hecho: esas son, en todo caso, responsabilidades institucionales mínimas e indelegables.
Tienen ambos (Vidal y Macri) una clara responsabilidad política en haber instalado -desde el primer minuto de sus respectivos gobiernos- un clima de hostilidad y estigmatización de los que protestan en defensa de sus derechos, del que los docentes han sido blancos predilectos: se les privó de su paritaria nacional, se los ningunea en la discusión salarial ofreciéndoles (una y otra vez, como una burla) la misma oferta salarial irrisoria pulverizada por la inflación, se los denigran en su condición de trabajadores sometiéndolos a condiciones de trabajo denigrantes, que ponen en riesgo su seguridad.
Y al mismo tiempo se desjerarquiza socialmente su rol, incitando a que "voluntarios" sin capacitación ni preparación para una tarea tan crítica se hagan cargo gratuitamente de sus funciones, con absoluto desprecio por la educación de los chicos, a los que utilizan (ellos, no los docentes con sus legítimos reclamos) como rehenes de sus políticas de agresión al salario y la dignidad de los trabajadores.
Los docentes bonaerenses y los de todo el país han sido vilipendiados y agredidos por el gobierno, reprimidos físicamente y se les ha endilgado a ellos la responsabilidad del fracaso educativo, en la versión oficial; tal y como el propio Macri ha señalado a los trabajadores en general como los causantes de todos los males que padece el país, por defender sus "privilegios", leáse derechos conquistados en décadas de luchas y avances sociales del país.
El mismo gobierno que crea el clima para que la patota que agredió a la maestra se haya sentido tranquila de hacerlo sin padecer las consecuencias, es el que desfinancia la educación, mantiene paralizadas y en conflicto todas las universidades nacionales por el recorte presupuestario y está devastando el sistema nacional de ciencia y técnica; sacrificado todo en altar del ajuste fiscal a como de lugar.
El mismo gobierno que acaba de suprimir el Ministerio de Salud del organigrama del Poder Ejecutivo nacional, mientras despide a médicos y otros trabajadores de la salud del hospital Posadas y lo ocupa militarmente, deja vacíos y sin inaugurar nuevos hospitales porque fueron construidos por el gobierno de Cristina, resiente los programas de atención primaria de la salud y abandona las campañas de vacunación, mientras crece en el país la preocupación por distintas enfermedades que se cobraron víctimas fatales, sin atisbo de reacción o respuesta oficial a la vista.
Un gobierno al que solo parecen importarle el riesgo país, la cotización de los bonos de la deuda, la timba financiera y el cumplimiento estricto de los compromisos que asumió -a espaldas del pueblo argentino y de sus representantes en el Congreso nacional- con el FMI, de los que solo se pueden derivar aun más ajuste, que resientan más de lo que ya están funciones básicas del Estado, como la salud o la educación.
Dos tópicos (entre tantos otros) abandonados por completo por un presidente ausente, y para los que nunca hay lugar ni en la asignación de los recursos públicos, ni tan siquiera en los discursos de autoayuda que nos propina periódicamente; y dos tópicos básicos en los que aun un Estado liberal que propone retirarse de otros roles y funciones, sostiene en teoría que debería centrarse.
Como la seguridad, que no puede garantizar frente al accionar desembozado de patotas impunes que se sienten legitimadas por el discurso oficial, por decir lo menos; porque este mismo gobierna recluta en las cloacas de los servicios de inteligencia mano de obra apta para infiltrar en marchas, espiar opositores, pinchar teléfonos y otras bellezas.
Hace pocos días Hugo Moyano decía que fuentes cercanas a Macri le dijeron que lo veían con ganas de rajarse, y sea o no cierto, él y sus funcionarios trasuntan todo el tiempo fastidio, agobio, aburrimiento o cansancio por tener que hacer el trabajo para el cual los votaron o los pusieron en sus cargos, y les pagamos el sueldo; empezando por el propio presidente. Es como que los gestos que pueden percibir le dan cierto aire de verosimilitud a los dichos del líder caminero.
Ni hablar del contenido concreto de las políticas públicas: no parece haber hoy un problema real de los muchos graves que tiene el país, que merezca la más mínima atención o curso de acción concreto por parte del gobierno. Si la crisis que generaron ustedes los agobia y no le encuentran la vuelta, o no están dispuestos a hacer lo necesario para resolverla (empezando por las cosas elementales, como el acceso a la educación y la salud gratuitas), por nosotros no se molesten muchachos: váyanse ya, antes de que sigan haciendo más daño, y veremos entre todos como -en el marco de esa democracia que ustedes pisotean a diario- salimos del laberinto al que nos llevaron. Tuits relacionados:
A principios de 2016 desmantelaron la Dirección de Enfermedades Transmisibles por Vectores, desde donde llevaban adelante los planes de prevención y control del dengue, zika, chikungunya y mal de Chagas.— Cristina Alvarez Rodríguez (@CrisAlvarezRod) 12 de septiembre de 2018
2016 no fue solo una excepción.— Cristina Alvarez Rodríguez (@CrisAlvarezRod) 12 de septiembre de 2018
En 2018 se duplicaron los casos en Misiones, Formosa y aumentaron en el resto del país.
Hasta en CABA, la ciudad más rica de Argentina, se triplicaron los casos. pic.twitter.com/liOlUfyaVD
Si se toman en cuenta los datos oficiales, se observa también una baja considerable en la distribución de los medicamentos esenciales desde que asumió Cambiemos.— Cristina Alvarez Rodríguez (@CrisAlvarezRod) 12 de septiembre de 2018
Este gráfico es contundente al respecto: pic.twitter.com/S76jgS0ALt
Tras 6 años de caída aumentó la mortalidad infantil en el conurbano.— Cristina Alvarez Rodríguez (@CrisAlvarezRod) 12 de septiembre de 2018
También en Córdoba y otras provincias. pic.twitter.com/4kQ1kB3LGw
Y esto mismo que sucede con las enfermedades más conocidas también ocurre con otras más específicas como la Leishmaniasis en Jujuy, donde ya distintos municipios declararon la emergencia sanitaria.https://t.co/ODizuH9jgR— Cristina Alvarez Rodríguez (@CrisAlvarezRod) 12 de septiembre de 2018
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