Ministra de Seguridad de Argentina. pic.twitter.com/TYsdx6F4Rw— 🇦🇷 (@CasaArgentinaAR) 2 de noviembre de 2018
El triunfo de
Bolsonaro en Brasil supuso una interpelación a las fuerzas políticas populares
para interpretar las razones por las cuales millones de personas se inclinan
por una propuesta política de esa naturaleza; incluidos entre ellos los
sectores socialmente más desprotegidos.
Si bien un análisis
más fino de los resultados de la elección brasileña arroja que el voto tuvo un
marcado corte de clase, no se puede desconocer que parte de los sectores
populares acompañaron la propuesta del candidato de la ultra derecha, como ha
sucedido en otras ocasiones.
Negarlo sería de
necios, e impone tener respuesta en términos de discurso y propuesta política
para cuestiones que desde las fuerzas progresistas se suelen esquivar, como la
inseguridad; un drama real para muchos de los sectores más desfavorecidos de la
sociedad y que reclama respuestas concretas ahora, sin apelar al remanido
discurso de que la solución de fondo pasa por la educación y las políticas de
inclusión social, aunque sea cierto.
Por supuesto que una
propuesta de raigambre popular sobre la problemática de la inseguridad requiere
también una definición sobre el rol de las fuerzas de seguridad, que son el
brazo ejecutor del Estado para llevarlas a cabo; y que en un gobierno
democrático deben cumplir su rol sin avasallar los derechos y garantías
constitucionales. Pero es legítimo que los ciudadanos le exijan al Estado que
les garantice su seguridad.
El “bolsonarazo”
supone también un llamado de atención para las fuerzas populares respecto de
cómo se articulan ciertas demandas “de tercera generación” (los derechos de las
minorías sexuales, la legalización del aborto o la separación de la iglesia del
Estado) con el contexto político en el que deben plantearse, en especial cuando
hay demandas más elementales que no están plenamente satisfechas (en algunos
casos por fallas propias, cuando les tocó gobernar), o derechos básicos que
están amenazados por las políticas neoliberales de ajuste.
Pero también el
triunfo de Bolsonaro llevaba implícito el riesgo de que lo intentara
capitalizar el berretismo político local de la manera más ramplona, y no falló:
desde Massa a Olmedo pasando por Pichetto, todos quieren ser el Bolsonaro
criollo, o capitalizar ese voto “facho” (por ponerle una etiqueta que facilite
la comprensión); agitando por ejemplo el fantasma de la xenofobia para
focalizar en los extranjeros la responsabilidad de todas las desgracias
nacionales.
Pero por malo que
parezca eso, no es lo peor que puede pasar al respecto: mucho más grave es que
ese mismo discurso sobre los inmigrantes (sustentado además en datos falsos)
sea usado por Macri, o que Patricia Bullrich diga las barbaridades que dice
sobre la portación de armas por los ciudadanos que se pueden ver en el video de
apertura; porque los dos gobiernan y en consecuencia tienen responsabilidades
institucionales que honrar.
No se nos escapa
que pedirles que las cumplan y se adapten a los cánones mínimos de un Estado
democrático es pedirle peras al olmo, cuando los dos vienen -por ejemplo- de
encomiar públicamente a un policía que ejecutó a alguien por la espalda y en el
piso, cuyo procesamiento acaba de ser confirmado por la Corte Suprema de
Justicia.
Justamente por eso
la responsabilidad política de las fuerzas populares es mayor, y la necesidad
de comprender fenómenos como el de Bolsonaro y articular propuestas políticas
frente a ellos, no las puede llevar al extremo de “comerse al caníbal”, y
parecerse a los monstruos para ganarles captando el voto dispuesto a refrendar
propuestas extremas y antidemocráticas.
El desafío es
mayúsculo, porque al mismo tiempo se requiere mucha inteligencia para, sin
dejar de atender a estas cuestiones, no pisar el palito y prenderse en
discusiones inconducentes, permitiendo así que se corra el eje de la discusión
de las otras cuestiones más acuciantes que preocupan cotidianamente a los
argentinos. Video relacionado para distender un poco:
Alguien que haga un aporte para el tratamiento que necesita ésta vieja alcoholica. Ya entró en la fase de delirio.
ResponderEliminarEl Colo.