Por más garra que le ponga Navarro en su portal,
Duhalde no está “denunciando” posibles ataques internacionales contra un
presunto nuevo gobierno de Cristina, sino amenazando con que eso sucedería. Dice textualmente la nota: que “...aseguró que si Cristina accede a un tercer mandato el
gobierno, en las elecciones del 2019 “sería atacado
de forma internacional”. Duhalde manifestó: "Creo que el tiempo pasado no va a volver y
en la situación actual donde la corriente va para otro lado". Y
agregó: "Un gobierno de esas características no solo que no
va a ser ayudado sino que sería atacado de forma internacional".” (las negritas son nuestras)
Ahí tienen expuesta
con claridad la tesis del “peronismo alternativo”, tal cual acá lo venimos
señalando hace tiempo: no son tiempos de andar háciéndose los locos con
políticas autónomas, hay que remar con la corriente y acomodarse a los tiempos
que corren, de lo contrario habrá problemas. Como ven, el “peronismo
alternativo” llega por pragmatismo exactamente a las mismas conclusiones a las
que el macrismo llega por convicciones ideológicas: hay que “volver a
insertarnos en el mundo” y correr para donde ese “mundo” dispara, pues de lo
contrario habrá represalias, y “nos convertiremos en Venezuela”: seremos
atacados, o quedaremos aislados.
Aun cuando no haya
sido esa su intención, Duhalde valida sin quererlo el argumento del “law fare”
contra los gobiernos populares, que en el caso del kirchnerismo se remonta a
los tiempos en los que gobernaba, y los fondos buitres (con apoyo de sectores
internos) lo hostigaban, por haber osado reestructurar la deuda externa, con
quitas importantes del capital y diferimiento del pago de los servicios: justo
lo mismo que habrá que hacer -inexorablemente- a partir del 2020.
Tampoco difiere
mucho el pensamiento de Duhalde del que inspiró a Pichetto, Massa, Urtubey,
Bossio y buena parte de los gobernadores del PJ, al avalar el acuerdo de Macri
con los fondos buitres; que fue el origen de todos los desastres que vendrían
luego, empezando por el festival de endeudamiento que vuelve a pesar como un
yugo sobre la economía nacional.
Este “peronismo
auténtico” que reclama para sí la progenie del PJ, y le niega la filiación a
Cristina y el kirchnerismo, de haber vivido en 1945 seguramente hubiera estado
con Braden contra Perón, y en la Unión Democrática; algunos de cuyos dirigentes
propiciaban sanciones internacionales contra el gobierno del coronel.
El discurso del "peronismo alternativo" se suma así a la "campaña del miedo" que pretende advertir sobre las pestes bíblicas que se abatirían sobre el país, si volviera Cristina. Ya estaban en eso las "calificadoras de riesgo" y los "fondos de inversión" que calculan a cuanto se dispararía el dólar en ese caso, o los inversores que vienen castigando a los bonos argentinos cuyo vencimiento cae más allá del mandato de Macri. Claro que en esos casos las razones son más prosaicas: se están anticipando a la próxima corrida que acelere la fuga de capitales y destruya el valor de empresas e inversiones, de la que ya le están echando la culpa al kirchnerismo y a Cristina, antes de que ocurra.
A los mismos fines sirve la candidatura de Lavagna, impulsada por los sectores más importantes de la UIA y la AEA (grandes empresas industriales, sobre todo), y recibida con beneplácito por el "peronismo alternativo" (sí, el orden de las cosas es ése, y no al revés), y hasta por algunos sectores del sindicalismo que se acostumbraron a vivir de la benevolencia de los patrones: desencantados por el fracaso de Macri en términos de que destruyó el valor de sus empresas, buscan un sustituto confiable; que les garantice "seriedad": nada de aventuras redistributivas que permitan -ponéle- que los salarios recuperen valor medidos en dólares, desperdiciando así la única ventaja que obtuvieron del ensayo macrista.
Alguien que solo ponga el foco en la recuperación de la economía productiva (básicamente industrial), sin joder demasiado ni con el modelo productivo, ni con el esquema tradicional de distribución social del excedente; y que a su vez sea capaz de concitar un ancho apoyo en la política y el sindicalismo tradicionales, para asegurar la paz social (o sea, morigerar los conflictos que genera la puja distributiva). Alguien a quien además saben respetuosos de los contratos, las reglas de juego y el sector privado de la economía, y poco afecto a acrecentar la participación del Estado en actividades económicas, o tomar medidas drásticas que "afecten la seguridad jurídica".
Así de módico como luce, el programa del "peronismo alternativo" es en realidad, el obstáculo real para la unidad opositora; porque en el fondo está proponiendo cambiar de collar, pero seguir más o menos con el mismo perro; y esa es la trampa que es preciso romper, ampliando la base electoral del verdadero polo opositor. Las diferencias de estos sectores con el kirchnerismo y otros sectores políticos y sindicales de la oposición que han ido confluyendo en torno a la figura de Cristina son, entonces, bastante más que de egos personales: el "peronismo alternativo" se ofrece como la garantía de que una salida impensada de la crisis como la inaugurada por Néstor Kirchner el 25 de mayo del 2003, no se volverá a repetir.
Por fuera de eso, los gobernadores del PJ (otros actores de reparto en la comedia del "peronismo alternativo") están lidiando hoy con sus propias realidades locales, y tal vez en la mayoría de los casos, meditando si tienen escala para jugar en el plano nacional. Casi todos ellos necesitan cerrar en sus provincias esquemas de unidad que contengan al kirchnerismo, bajo el peligro de perder las elecciones locales si así no lo hicieran: es lo que acaba de pasar en San Juan y La Pampa, y lo que todo indica que sucederá en Córdoba y Entre Ríos, entre otras.
Han elegido por el momento "desensillar hasta que aclare" el panorama, las encuestas y ver cuanto puede levantar el globo sonda de Lavagna, para no seguir dando pasos en vano, o saltos al vacío. Tienen preocupaciones más cercanas y mundanas que el "peronismo alternativo" metropolitano, sin responsabilidades de gestión. Tuits relacionados:
Han elegido por el momento "desensillar hasta que aclare" el panorama, las encuestas y ver cuanto puede levantar el globo sonda de Lavagna, para no seguir dando pasos en vano, o saltos al vacío. Tienen preocupaciones más cercanas y mundanas que el "peronismo alternativo" metropolitano, sin responsabilidades de gestión. Tuits relacionados:
No "denunció", chiques, advierte (o sea amenaza) con eso si gana Cristina. Lean su propia nota. https://t.co/PgCOJ5yOsO— La Corriente K (@lacorrientek) 21 de enero de 2019
Dice Duhalde que un gobierno de Cristina sufriría ataques internacionales. O sea que en el 45' el hubiera estado con Braden y la Unión Democrática.— La Corriente K (@lacorrientek) 20 de enero de 2019
Lo que dice Duhalde es cierto. Por eso hay que prepararse para gobernar bajo esos ataques internacionales, tratando de mantener la firmeza en las decisiones y la cohesión del frente interno, para no ofrecer flancos que puedan aprovechar los atacantes.
ResponderEliminarSí no estamos preparados para ello es mejor no gobernar.
Oti.
Nadie dijo que sea mentira. El asunto es de que lado se pondría él si sucede.
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