martes, 29 de enero de 2019

¿EN EL PJ O EN CLARÍN?


Aunque el recurso se reitere, no deja de sorprender como los medios hegemónicos (en este caso Clarín en ésta nota) pueden, al mismo tiempo y en la misma edición, presumir de conocer al detalle los movimientos políticos y el pensamiento íntimo de Cristina, a especular sobre ellos, sembrando interrogantes.

En éste caso nos cuentan (como es natural, sin ninguna fuente citada corroborable) que crece la inquietud en el PJ por la indefinición pública de Cristina sobre una eventual candidatura presidencial, y como ese silencio complicaría los planes y la estrategia política del peronismo.

La afirmación es en parte cierta, y allí reside la trampa: no hay dudas que hay sectores del peronismo que preferirían que Cristina dijera ya hoy si va a ser o no candidata, tanto como que esa misma ansiedad existe, y en mayor medida, en el gobierno y en el sistema de medios que forman parte de su dispositivo político.   

Resulta entonces que así como antes Cristina (por el solo hecho de no haber desaparecido físicamente, ni estar presa o definitivamente alejada de la política) obstaculizaba el despliegue del “peronismo post kirchnerista”, hoy lo dificulta con su silencio sobre una posible candidatura. De una especie de jarrón chino que molesta, y que no saben en donde poner, a alguien que debe definirse urgente, en tiempos que definen otros.

La realidad, por supuesto, es otra: la falta de definición de Cristina sobre su candidatura no ha impedido que retomaran el diálogo con ella algunos de los que estaban distanciados del kirchnerismo, así como tampoco impidió acuerdos de unidad en el peronismo en varias provincias (entre ellas San Juan, la de Gioja, el presidente del PJ), incluyéndolo.

Lo que hay y hubo sí, es una lectura equivocada de la realidad, apenas Macri triunfó en el 2015: ni Cristina entró en el ocaso, ni el kirchnerismo (ya sin los resortes del Estado en sus manos) se diluyó en el olvido como expresión política con raigambre social, ni el “peronismo amigable” logró nunca levantar vuelo como una alternativa real para canalizar el voto opositor: pese a la incansable tarea de esmerilado mediático y judicial, los propios vaivenes de las comunicación y estrategia política oficialistas dan cuenta como se fue virando del “No vuelven más” al “Cuidado que vuelven”. 

En el medio, por supuesto, “pasaron cosas”: más que nada pasó Macri, su desastroso gobierno y los efectos concretos de sus políticas. Ese es el dato duro de la realidad que se quiere ocultar cuando se habla del silencio de Cristina, que a esta altura y según nos dijeron, debería ser irrelevante.

Por otro lado, lo hemos dicho acá muchas veces, y cabe reiterarlo: los sucesivos globos de ensayo (léase candidaturas) del “peronismo no K” suben y bajan con la misma facilidad que los anuncios del gobierno sobre semestres venturosos. Uno tras otro se estrellan contra la cruda realidad del país, a la que no puede ser ajena (aunque quiera) su sistema político: he ahí otro dato duro de la coyuntura, que no se puede ignorar y del cual muchos están empezando a tomar nota, empezando por los gobernadores del PJ.

De modo que más que ansiedad en el PJ por la definición de Cristina lo que parece haber (y muy evidente) es un intento de Clarín y los medios oficialistas de mojarle la oreja y torearla para que salga a la cancha, y así poder enfocarle sus cañones antes, con más tiempo y poder de fuego. Que haya salames que están presuntamente del otro lado de la “grieta” como el “Gato” Silvestre (la versión periodismo político de la mula del mariscal de Sajonia de la que hablaba Perón) e incluso algunos kirchneristas ansiosos que compartan el apuro, no cambia ese hecho.

Y todo lo dicho pone en perspectiva lo que se nos vende como otro éxito de la infalible maquinaria duranbarbiana de ganar elecciones, que es que lo mejor para ellos sería que Cristina fuera candidata, porque es la opositora con la cual el gobierno prefiere confrontar, porque sería -dicen- la más fácil de vencer, porque es la que más rechazo genera entre los indecisos.

Lo real y concreto es que, más allá de lo que prefiera el gobierno, Cristina es (no ahora, hace tres años) la única en condiciones de darle pelea electoral a Macri y al oficialismo; como lo demostró incluso perdiendo frente a Esteban Bullrich en las legislativas del 2017, pero superando 7 a 1 a Randazzo. 

Tan real como que, al fin de cuentas, todos hablan de ella, lo que no hace más que reafirmar su centralidad política: en el peronismo, en la oposición y en la política nacional. Al parecer, todo pasa o deja de pasar según lo que haga Cristina, y según lo que haga Macri: cuidado con exagerar esa línea, porque las consecuencias para el gobierno podrían no ser las deseadas.

1 comentario:

  1. Estuvimos mucho tiempo nadando contra la corriente en aguas tormentosas. Pero ya se ve la costa. Y como nos ven que seguimos avanzando se ponen nerviosos.
    El Colo.

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