sábado, 23 de marzo de 2019

NADA BIEN HACEN


El fracaso estrepitoso del programa económico del gobierno del que dan cuenta incluso los propios indicadores oficiales, es también y antes que nada, el fracaso de los supuestos teóricos en que se basa ese plan, una vez más, como cada vez que se ensayó en el país.

Fracaso que se nota incluso en lo que se supone que serían sus puntos fuertes, o prioridades, como por ejemplo la lucha contra la inflación (en la que las herramientas monetarias y la baja del gasto público del manual neoliberal se demostraron inútiles), o atraer inversiones para impulsar el crecimiento mediante generosas concesiones al capital; ignorando que la inversión es una función derivada del consumo, entre otras cuestiones elementales.

Los únicos “éxitos” que puede exhibir este gobierno los viene logrando en otros de sus objetivos prioritarios: destruir empleo y salario, para abaratar costos laborales, incrementar la explotación de la fuerza de trabajo, y maximizar los beneficios del capital, pero aun así, al riesgo de comprometer al conjunto del sistema, salvo ciertos nichos de rentabilidad asegurada.

Y otro de los latiguillos de “Cambiemos” en campaña electoral era “volver al mundo”: producir un “shock exportador”, devaluando, eliminando retenciones, cupos, restricciones y toda traba a las exportaciones (como la exigencia de garantizar el consumo interno de algunos bienes esenciales que componen buena parte de la oferta exportable de Argentina), con la idea de que solo con eso lo lograrían, “porque el mundo nos demanda alimentos”, y otras bobadas por el estilo.

Dejemos de lado incluso la discusión sobre las características del modelo productivo y en ese contexto, cuáles pueden ser los motores reales del crecimiento, o la incidencia real de las exportaciones sobre el PBI y el empleo.

Lo cierto es que estaba claro entonces, cuando Macri hacía campaña para llegar al gobierno, y está mucho más claro ahora, que él y el “mejor equipo de los últimos 50 años” ignoraban cuestiones básicas de cómo funciona realmente l “mundo” al que querían volver, incluso antes del triunfo de Trump y de la disputa con China: ruptura del multilateralismo, crisis de la OMC, retorno de las guerras arancelarias y políticas proteccionistas generaban y generan un escenario hostil para el comercio internacional, y para las estrategias de crecimiento sustentadas prioritariamente (si no exclusivamente) en las exportaciones.

Pero además del desvarío conceptual y la ignorancia de estos aspectos básicos, tampoco lograron el famoso “shock exportador”; como se comprueba con el informe del que da cuenta esta nota de Ambito Financiero a la que corresponde la imagen de apertura. Allí se señala que en los tres años y meses del gobierno de Macri las exportaciones (en promedio y medidas en dólares) no solo no crecieron, sino que cayeron respecto al kirchnerismo, cuando “estábamos aislados del mundo”.

Y además de caer se reprimarizaron, por el sesgo anti-industrialista de las políticas del gobierno, lo que afecta además el valor de lo exportado por el país, y los saldos de la balanza comercial; dato éste agravado por la política dispendiosa en materia de importaciones.

Ni hablemos de que todo esto, sumado a la libre disponibilidad de las divisas otorgada como generoso regalo a los exportadores sin  resultados positivos (como tampoco los tuvo la brutal devaluación), agudizaron la restricción externa y el déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos. Y por si todo lo expuesto fuera poco, esas políticas contribuyeron a encarecer de un modo abismal los alimentos básicos de la canasta familiar, haciéndolos inaccesibles para cada vez más argentinos.

En síntesis, un gobierno de inútiles, aun siendo estrictamente juzgado exclusivamente bajo sus propios términos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario