“El único “logro” que pudo mostrar la gestión Sandleris en el BCRA fue el mantenimiento de una precaria “pax cambiaria” desde octubre de 2018. El dólar estuvo casi cinco meses en el piso de la banda cambiaria. La herramienta utilizada (altísimas tasas de interés) coadyuvó al derrumbe de la economía real. En otras palabras, la política de apretón monetario y ajuste fiscal frenó la escalada del dólar a un costo muy alto.”
“Sin perjuicio de eso, el BCRA fue rebajando las tasas de rendimiento de las Leliqs en las seis primeras semanas de 2019. En ese lapso, la tasa bajó del 60 al 43 por ciento. Sin embargo, las presiones cambiarias provocaron una reversión de esa tendencia. Al momento de la realización de este informe, la tasa ya supera el 63 por ciento. Cabe señalar que la tasa de interés de referencia cuando se salió del “cepo cambiario” era de “apenas” el 38 por ciento.”
“Lo cierto es que, a pesar de las astronómicas tasas de interés, la dolarización de carteras continúa su curso. La fuga alcanzó los 1.958 millones de dólares en enero de 2019. Desde el comienzo del gobierno de Macri, el atesoramiento del sector privado en dólares acumula un total de 61.287 millones de dólares. La desregulación cambiaria implementada por la gestión Cambiemos incrementa los riesgos de corrida. En ese contexto, la intensidad de la fuga de capitales es un dato central que debe ser monitoreado de cerca.”
“Un informe de Bloomberg pronosticó que el peso argentino sufrirá la mayor devaluación en los primeros meses de 2019. Según ese informe, la depreciación del peso argentino será superior a la que sufriría la lira turca, el bath tailandés y el peso mexicano, entre otras monedas de países emergentes.”
“La caída de la capacidad de compra salarial en 2018 fue el mayor retroceso desde 2002. Los investigadores del programa de Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo (Cetyd) de la Universidad de San Martín estiman que el poder adquisitivo se contrajo un 13 por ciento a lo largo de 2018.”
“Según datos del Indec, el retroceso de poder de compra de los trabajadores formales fue un poco menor (11,5 por ciento). Según datos oficiales, la caída salarial real (en promedio) alcanza el 16,3 por ciento en los primeros tres años del gobierno de la Alianza Cambiemos.”
“Por su parte, el salario mínimo medido en dólares registró a lo largo de la gestión de Cambiemos una caída del 49 por ciento. De esa manera, la Argentina pasó de encabezar el ranking regional (en noviembre de 2015) al sexto puesto detrás de Uruguay, Chile, Ecuador, Paraguay y Bolivia (en marzo de 2019).”
“La idea de que rebaja del salario real es el camino adecuado para mejorar la competitividad “subestima el hecho de que el salario, además de ser un costo, es demanda, motivo por el cual la caída de la remuneración al trabajo reduce inevitablemente la demanda de bienes, en particular aquellos fundamentalmente destinados al mercado interno”, tal como señala un informe de FIDE.”
“La industria anotó su novena caída interanual consecutiva en enero de este año: - 10,8 por ciento. Los concursos/quiebras/suspensiones se multiplican en todo el abanico empresario. Las cámaras sectoriales estiman que 10.000 pymes cerraron sus persianas en los últimos tres años. Esa tendencia se agudizó desde mediados de 2018. La cantidad de empresas que solicitaron un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) en el Ministerio de la Producción creció un 200 por ciento, entre 2015 y 2018.”
“Las industrias alimenticias no escapan a ese escenario negativo. El presidente Mauricio Macri sostuvo, en los inicios de su gestión, que “tenemos que pasar de ser el granero del mundo al supermercado del mundo”. En marzo de 2018, el presidente de la UIA Miguel Acevedo contestó que “hoy más que el supermercado del mundo, tenemos el mundo en nuestros supermercados”.”
“El panorama sectorial empeoró desde entonces. Los balances de las principales compañías alimenticias argentinas acumulan pérdidas millonarias. La multinacional Arcor registró una pérdida operativa en 2018 de 1.010 millones de pesos. La compañía Molinos Río de la Plata (perteneciente al grupo Pérez Companc) anotó pérdidas por 1.702 millones de pesos. La principal industria láctea argentina (La Serenísima) perdió 1.900 millones de pesos. Molinos Cañuelas (una de las principales empresas alimenticias del país) está en una situación de virtual cesación de pagos, la firma acumula una deuda impaga de 1.500 millones de dólares.”
“Según datos oficiales, la industria alimenticia apenas tiene un 58,9 por ciento de utilización de la capacidad instalada. Lo cierto es que, desde la asunción presidencial de Mauricio Macri, el nivel de actividad de la industria alimenticia viene descendiendo año a año, tal como se desprende del siguiente cuadro:”
(El informe completo, acá)
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