miércoles, 24 de abril de 2019

OBVIEDADES


En tiempos de post verdades, “fake news”, redes sociales y big data nos dicen (y pareciera que es así) que no hay verdades sólidas, todo se desvanece en el aire, nada es como parece o como debiera ser y por eso hay que quemar los libros que nos ayudaban a interpretar la realidad, o escribir otros. Algunos incluso aprovecharon ese nicho para teorizar -por ejemplo- sobre “la nueva derecha moderna y democrática”.

En ese marco se nos explicaba como fue posible que ganara Macri, y como ganó tenía razón, y como tenía razón, nada se interpondría en su camino al éxito: el macrismo había descubierto la piedra filosofal que transforma el hierro del neoliberalismo, en el oro de la hegemonía política sustentable a largo plazo, revalidación con el voto popular mediante.

Y sin embargo, se mueve: pasaron cosas, y hoy, a ocho meses de que Macri termine su mandato, la economía estalló, los “mercados” no le creen nada, los sectores a los que realmente representa le piden que se corra porque pone en riesgo el resultado electoral; y los que no volvían más, están por volver, y todo tiembla porque vuelven.

En consecuencia, cuando está por pasar lo que era más o menos previsible que pasara (que una propuesta política que atiende exclusivamente los privilegios e intereses de una minoría sea rechazada en las urnas), es un momento propicio para recordar algunas cosas que se dijeron, y no solo en la “campaña del miedo” del balotaje presidencial.

Afirmaciones a las que se las trató de desmentir, minimizar o lisa y llanamente cuestionar en su vigencia teórica, tanto como en su posibilidad histórica concreta; como modesto aporte a la descontaminación del debate político, en vísperas de que los argentinos volvamos a elegir gobierno. Acá van algunas:

* Se decía que el gobierno de los CEO’s venía a moralizar las prácticas políticas y la administración del Estado, porque “como son ricos, no necesitan robar”. Por supuesto fue falso, y esas nunca fueron sus intenciones: son ricos porque robaron, a punto tal que lo primero que hicieron, una vez en el poder, es aprobar el blanqueo de capitales más amplio y generoso de nuestro largo historial en la materia, en el que -esto sí por primera vez- no existió la obligación de traer al país lo blanqueado. Y como les parecieron mal algunos cambios (menores) que le introdujo el Congreso, lo ampliaron por decreto, para que pudieran entrar más familiares (testaferros) que los que ya preveía la ley.

Eso, sin contar los innumerables casos de “puerta giratoria” y “conflictos de intereses” que involucraron a casi todo el gabinete, y al propio presidente; tanto, que quiso escaparse por la tangente “regulándolos” por decreto. Y sin contar tampoco el principal y más grave de todos los robos: el de tus salarios, tus derechos, tu poder adquisitivo y tu nivel de vida; robo del cual -para colmo- te echaron la culpa a vos, “por vivir por encima de tus posibilidades”.

* La escasa o nula de indignación social por estas cuestiones, en especial entre los votantes de “Cambiemos”, permite tachar otro tema de la lista de cuestiones a discutir: no aceptemos más que nos trafiquen preocupación ética por la corrupción, cuando en realidad lo que les molesta son las políticas de inclusión, y la movilidad social de otros, que al parecer deben quedar sumergidos.

* Vinculado a lo anterior, nos vendieron el buzón de que un grupo de herederos ricos estaban preocupados realmente por la pobreza en el país, cuando cualquiera puede comprobar que -como era obvio- lo único que han hecho desde que gobiernan, es aumentarla. Porque para que los ricos sean cada vez más ricos (algo que está en su naturaleza, como la fábula del escorpión y la rana) es necesario que los pobres sean cada vez más pobres.

Mientras medraban con la “grieta” política para estigmatizar y perseguir opositores políticos, se llenaron los bolsillos con la grieta social, agudizando la desigualdad en la distribución del ingreso en una política (esta sí) planificada, sostenida y consistente. “Unir a los argentinos”, dicho así como si todos tuviéramos los mismos intereses y la misma posición, o perteneciéramos a la misma clase social, no fue así una consigna pacificadora, sino un llamado a la resignación ante el despojo, y a claudicar de todo intento de resistencia a la pérdida de derechos.

* Nos dijeron que las "audiencias electorales" habían cambiado, que la gente ya no votaba con el bolsillo y pensando en la economía, sino por sensaciones, sentimientos, estados de ánimo y otras cuestiones inasibles por el estilo. Sin desconocer esos factores, de golpe descubren que la víscera más sensible del hombre sigue siendo el bolsillo, y que las chances electorales (y los resultados) del oficialismo vienen cayendo en picada estrepitosamente, al compás de la caída de la economía.

Tanto es así, que el propio Durán Barba tuvo que aconsejar que tomaran algunas medidas como para hacer ver que les preocupa la cuestión, y están haciendo algo por remediar el desastre que provocaron. Que les crean y los voten, es otro asunto, que pinta dificultoso para el macrismo.

* También nos vendieron que los fracasos y frustraciones del país eran culpa del populismo (los “70 años”), y serían rápidamente superados por “el mejor equipo de los últimos 50 años”, formado estrictamente en base a los más rigurosos cánones “meritocráticos”. Por si alguien no sospechaba que fueran justamente un grupo de afortunados herederos los que hicieran gala de esos criterios, al andar se les vio la renguera: en todo lo que no signifique favorecer sus intereses de clase, son el fracaso más estrepitoso de gestión, en 36 años de democracia.

* Se rasgaban las vestiduras por el autoritarismo del gobierno anterior, que supuestamente espiaba y perseguía a los opositores. Pues bien, quedó claro que esas cuestiones les preocupan tanto como la pobreza, o la corrupción: lo que han hecho (y aplaudido y justificado) no es el “mani pulite” argentino, ni la búsqueda de justicia, sino una vergonzosa cacería de brujas con juicios armados, “arrepentidos” coaccionados, pinchaduras ilegales de teléfonos, testigos y peritos truchos, periodistas servilletas y jueces y fiscales bochornosos.

* Se dijo de todas las formas posibles que el modelo de endeudamiento y valorización financiera para la fuga de capitales era insustentable, y traería consecuencias nefastas para el país, su estructura productiva, su entramado social y su desarrollo futuro. Ni falta hace insistir hoy en la idea, cuando son los propios mercados (no la CGT, ni la CTA, ni los movimientos sociales, ni la oposición política) los que le picaron el boleto a este gobierno y están huyendo como pueden, antes de que todo se termine de derrumbar.

* Volvieron al FMI, ese al cual dijeron que no volverían, y el Fondo era el mismo que fue siempre, aunque nos juraron que ahora es distinto: sigue pidiendo ajuste del gasto público, flexibilización laboral, privatizaciones (incluso de la seguridad social) y desregulación económica, como siempre. 

* Junto con esa ficción, se cayó a pedazos la idea de que la inflación es un fenómeno estrictamente monetario, que se resuelve dejando de emitir, y poniendo altas tasas de interés para absorber el circulante. En el mismo estante (el de los fracasos) hay que colocar el arsenal de políticas “ofertistas” consistentes en otorgarle todo de franquicias, privilegios y beneficios al capital, como estímulo para la inversión: nunca hubo tanto de eso como ahora, y nunca cayó tanto la inversión, simplemente porque la economía no funciona, y no hay consumo que la estimule.

* Ultimo pero no menos importante: en todas estas cuestiones hubo que remar contra la corriente, incluso en contra de la opinión de la “oposición responsable”, que por convicciones ideológicas o por puro pragmatismo se subió desde el vamos al barco de la larga hegemonía macrista, pensando que era insensato oponerse porque el rumbo elegido era el único posible, y obrando en consecuencia como parte de hecho de la coalición de gobierno.

Por el contrario, los hechos demostraron contundentemente que oponerse desde el principio a Macri, su gobierno y su programa era lo único cuerdo, y si más opositores lo hubieran entendido así, nos hubiéramos evitado muchos males. Que no venga ahora más de uno (como decía Jauretche) a querer enseñarle al padre como hacer hijos.

La consecuencia lógica de eso es que Cristina, que era la principal referencia opositora en diciembre del 2015 cuando se decía que "no vuelven más", y su ciclo político estaba terminado, lo sigue siendo hoy, incluso más que entonces; y no solo porque así lo marcan las encuestas. Y el "peronismo alternativo" lleva casi 41 meses buscando el agujero del mate: el candidato competitivo de piso bajo pero techo infinito, capaz de ganarle al macrismo sin ella, pero eso sí: con los votos del kirchnerismo.

1 comentario:

  1. siempre me molesta que en los análisis se olvide el marco internacional, como si el ombligo argentino eclipsara lo que pasa en el mundo (la "verdadera política " creo que la definía perón)
    ésto que describís no pasa sólo en argentina. es un avance del imperialismo para re colonizar américa del sur. ésto que le hicieron a cristina no sólo se lo hicieron a cristina, también a dilma, lula, maduro, correa y evo.
    si no podemos elevar el análisis al marco internacional, nos quedamos con una mirada tan pobre como la de los troskos, que parece que "son lo mismo" endeudarse con el fmi, entregar las malvinas, hundir el submarino, mandar el oro a inglaterra, como en brasil rifar petrobras, en ecuador regalarles a assange, en fin.

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