El levantamiento
del “cepo” trajo como consecuencia inmediata una devaluación, que favoreció a
los grupos como Techint, que no solo exportan, sino que tienen dolarizadas sus
listas de precios para el mercado interno.
Tras la
devaluación, se eliminaron las retenciones a las exportaciones industriales
(ver posteo), único caso en la historia que se tomaron las dos medidas, al
mismo tiempo.
Desde el 2015 para
acá, el gobierno que profesa las ideas liberales, cree en el mercado y la libre
competencia, no tomó ninguna medida para limitar la posición dominante de las
empresas del grupo Techint en el mercado, posición que en el caso de los tubos
de acero con y sin costura que produce Ternium, es virtualmente monopólica.
Macri intercedió a
favor de la empresa ante Schiaretti, para que el gobierno de córdoba les
comprar a ellos los caños del gasoducto provincial, en lugar de a las empresas
chinas, que los vendían más baratos.
Tecpetrol, la
petrolera del grupo Techint, fue la principal beneficiaria de las políticas del
gobierno de “Cambiemos” para el sector, incluyendo la dolarización de los
precios del gas en boca de pozo, y el acuerdo de flexibilización laboral que
hasta prohíbe el derecho de huelga, en Vaca Muerta.
Tanto se la
favoreció, que YPF les cedió áreas de explotación, e invirtió en Loma Campana
80 millones de dólares para construir un oleoducto que usan exclusivamente
ellos. Pese a todo eso, le acaba de iniciar un juicio al Estado por 5600 millones de pesos, en concepto de subsidios a la producción de gas en los yacimientos no convencionales, de acuerdo a lo establecido en una resolución de Aranguren.
Encima, el gobierno
de Macri logró derogar el “cepo” que había hecho poner Cristina por ley del
Congreso, para que el Fondo de Garantía de ANSES no se desprendiera de sus
acciones en empresas privadas, por ejemplo el 26,03 % de Siderar (otra empresa
del grupo Techint) que posee; con lo cual en cualquier momento el holding de
Paolo Rocca podría recomprarlas, algo que viene buscando desde hace años.
Como consecuencia
de la devaluación y de su posición dominante en el mercado, el año pasado
Ternium obtuvo ganancias extraordinarias, y en su asamblea de accionistas
resolvió repartirlas todas (484 millones de dólares, solo en 2018), en lugar de
reinvertir una parte en país, para incrementar la capacidad productiva, en
medio de la corrida cambiaria y la fuga de capitales.
Y lo pudo hacer
porque a consecuencia del levantamiento del “cepo”, no hay limitaciones para
que las multinacionales que operan el país (como Ternium y su controlante
Techint, con sede en Luxemburgo) giren dividendos a sus casas matrices.
Pobre Mauricio, así
le pagan.
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