El gobierno está perdiendo las elecciones, y las está perdiendo en primera vuelta, aunque digan todo lo contrario: no hay que prestar tanta atención a lo que dicen, como a lo que hacen. Como por ejemplo intentar suspender las PASO, o correr a como de lugar a Espert de la competencia electoral, porque les resta votos.
Todo lo que hacen indica que ni ellos creen
en el supuesto “veranito de consumo” que nadie ve (por el contrario, los indicadores en la materia son espantosos), o en que baste
con tener al dólar planchado, contar con la confianza de los mercados o el
“efecto Pichetto” para llegar tranquilos al menos a agosto, cuando deberán
afrontar las PASO: en su fuero íntimo saben bien que el “Plan Llegar” no da
ninguna garantía, y la corrida cambiara final de los capitales golondrinas y
fondos de inversión espantados por las perspectivas políticas futuras, puede
estar a la vuelta de la esquina.
Sin embargo que
ellos estén, hoy por hoy, perdiendo la elección, no significa que nosotros ya
la tengamos ganada: la oposición tuvo una ventaja estratégica inicial con la
movida de Cristina corriéndose del primer lugar de la fórmula, pero luego la
fue diluyendo por errores propios: el largo culebrón del cierre con Massa,
prenderse en las discusiones sobre como sería un eventual gobierno de Alberto
Fernández y quien tomaría en él las decisiones, y más acá en el tiempo, los
roces por el cierre de listas y el rol de la Cámpora en el armado.
Ellos tienen todos
los fierros mediáticos con el poder de imponer la agenda, los seguirán teniendo
de acá a las elecciones y no vacilarán en usarlos; pero ese poder se potencia si
nosotros, de este lado (lo que incluye a los medios y periodistas presuntamente
“del palo”) nos prendemos a discutir esa agenda, que la van a ir actualizando
de acá a agosto primero y a octubre después, en la medida de sus necesidades
políticas y electorales; y con más intensidad a medida que les resulten peores
las perspectivas, o los resultados.
En consecuencia lo
que hay que rever es el modo en el que nosotros encaramos la campaña, porque
ellos van a seguir por lo carpido, con el inestimable refuerzo del periodismo
ensobrado de Corea del Medio, que cada vez con menos disimulo replica la agenda
que instalan el gobierno y los medios hegemónicos (como el presunto malestar al
interior del frente opositor con la Cámpora por el cierre de listas), o
plantean ejes distractivos como la vida privada del hijo de Alberto Fernández.
Desde ya que
tampoco colabora demasiado al objetivo principal (que hasta donde sabemos,
sigue siendo ganar las elecciones) plantear divisionismos sobre ejes
secundarios a él, como discutir por el color de los pañuelos y todo lo que
conlleva. Hay que mantener la cabeza fría, y tener la astucia de no pisar el
palito, hablando claro y fuerte de lo que hay que hablar para ganar: lo que
vamos a hacer en caso de llegar al gobierno, con las cosas que de verdad le
preocupan a la gente común, como el salario, el empleo, el consumo, las
tarifas.
Cada minuto que
perdamos discutiendo la agenda que ellos quieren imponer, o intentando
desmontar las operaciones que armaron, arman y seguramente seguirán armando, es
un votante menos que podemos convencer, y por ende un voto menos que podemos
sumar.
Hay que darles
vuelta todo: si quieren hablar de la “pesada herencia” del juicio por la
expropiación de YPF, preguntémosles por el bono a 100 años, la deuda con el FMI
o la fuga de capitales; si quieren calcular cuanta plata cuestan las PASO
contestémosles con lo que cuestan las LELIQ’S; o digámosles que lo que nos
preocupa a nosotros es que en el último año se perdió un puesto de trabajo cada
dos minutos, y que la mitad de los trabajadores están en negro, sin
posibilidades de acceso a jubilación, obra social y protección contra
enfermedades profesionales y accidentes de trabajo..
Si quieren meter
miedo diciendo que si ganamos vamos a crear el Ministerio de la Venganza, o a
expropiar todo cuando volvamos, preguntémosles por la reforma laboral
flexibilizadora y la reforma previsional con suba de la edad y baja de las
jubilaciones que ya están prometiendo que harán si ganan ellos. Si nos dicen
que ganando nosotros podemos convertirnos en Venezuela, contestemos que con el
acuerdo de libre comercio que quieren firmar con la Unión Europea se destruirán
aun más empleos, y cerrarán muchas más empresas que los que ya se destruyeron y
cerraron en estos cuatro años.
Si dicen que volver
al “Fútbol Para Todos” es gastar inútilmente plata que el país no tiene, o
podría destinar a otros fines, pidámosles que nos muestren donde están los 3000
jardines de infantes que iban a construir en todo el país con la plata que nos
ahorramos desde que lo sacaron. Hay que cambiarles de pantalla todo el tiempo,
en lugar de mirar nosotros la que ellos quieren que miremos.
Y nada de perder el
tiempo con las roscas para lo que viene, como lo perdimos con las roscas para
lo que ya pasó, y terminó con el armado de las listas: no podemos ser tan
salames de pasar del “operativo clamor” a Massa para que se sume, a
desgastarnos planteando “salir con la ambulancia a recoger heridos” como Monzó,
un cuatro de copas electoral al que le subimos el precio nosotros como a tantos
otros, que pueden aportar 100 votos, con toda la furia. Tremendo cuadros
políticos que fumaban en una garrafa, hasta que los cagaron en el cierre de
listas unos chetos del Cardenal Newman.
Menos estar
pendientes de Schiaretti y sus guiños, o de los gobernadores que amagan ir con
lista corta y coso: en Córdoba y otras provincias lo que hacen falta son votos,
y fiscales para cuidarlos, para que no nos pase lo del 2015. No acuerdos con
los que no quieren acordar, porque siguen jugando a la suya, a la chiquita del
pago chico, cuando lo que está en juego es el destino del país.
La ambulancia que hay que salir a pasar ya, mañana,
en todo el país, es para recoger votantes desencantados con Macri, laburantes
que perdieron el empleo, jubilados que no pueden pagar las cuentas, gente que
no llega a fin de mes; no punteros o dirigentes que se quedaron afuera de las
listas: la elección no se gana por arriba, sino por abajo.
ResponderEliminarAyer, en la oficina, vino un globo a correrme con lo del juicio a YPF.
Al rato me mandó un video de Whatsapp.
Le devolví esta noticia:
https://www.baenegocios.com/economia-finanzas/Desde-la-era-de-Macri-se-fugaron-del-pais-us133.313-millones-20190603-0016.html
Y le agregué: LO DE YPF DESCONTALO de AHÍ.
No abrió la boca en el resto del día.
Aunque coincido en gran parte, tengo una objeción importante, por lo que se ve de lo publicado en economía y lo expresado por algunos de los integrantes del supuesto equipo del área, mejor no hablar del futuro.
ResponderEliminarTodo indica que repetirán el accionar del Pálido durante la Presidencia del Zabeca gerenciando la crisis, Alvarez Agis ha dicho que por un tiempo buscarán congelar la distribución, que es más o menos como lo anticipado acerca de incrementar salarios y haberes anualmente un 2% más inflación, cuando se necesita un fuerte crecimiento del consumo para reactivar la industria y el comercio, además de bajar las tarifas de servicios públicos, si es necesario incluso con subsidios, para agrandar el bolsillo de los consumidores, que es lo que hizo Néstor desde que asumió el Ministerio de Economía junto con la Presidencia. La cercanía física de la oficina no significa nada, el burro del Mariscal Bismak lo transportó en todas sus batallas, pero jamás condujo o ganó alguna.
Y parece que ni siquiera aprehendió del enemigo, Sturzenegger fue muy claro sobre sus instrucciones acerca de no indicar sobre las acciones que iba a tomar en economía, no pretendo que mientan, pretendo que por lo menos no publiquen esa aberración que tiene mucho más que ver con la modestia del Pálido; del que muchos de los elegidos formaron parte de su equipo y cuyas consecuencias al 25/05/03 fueron que desocupados e indigentes empataban cerca del 27%, mientras que el 62% era pobre; que con la audacia y decisión de romper huevos para hacer tortilla de Néstor y Cristina.
Stop Fly pasajeros Bondi Arbus para pasajeros y equipajes de la lowcost
Nunca menos y abrazos
"Tremendo cuadros políticos que fumaban en una garrafa, hasta que los cagaron en el cierre de listas unos chetos del Cardenal Newman", magistral.
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