Es difícil saber cuando comenzó en ciertos sectores politizados del kirchnerismo (no en la gente común, preocupada por otras cosas, como llegar a fin de mes) cierto reflujo derrotista de cara a las elecciones, acaso disparado por algunas de las últimas encuestas que están circulando; tanto como por la propagando oficial, que por alguna extraña razón compran llave en mano: Macri estaría repuntando porque el dólar baja, la elección se resolvería en balotaje, la distancia en la primera vuelta se acortó, y en el balotaje no tenemos chances. Listo, asunto liquidado, no hay nada que hacer.
Hay en algunos como una irresistible tentación por meterse en la disputa política y electoral en los términos planteados por el macrismo, consumir sus medios, refutar sus hipótesis o peor, consumirlas: un terreno donde tenemos todo para perder, especialmente tiempo valioso que podría usarse en forma más productiva, ganando votos allí donde están.
En ese contexto se sorprenden de que los medios jueguen a fondo a favor del oficialismo, redoblando los ataques contra el kirchnerismo y Cristina, o que el gobierno haga "campaña sucia" apelando al miedo al retorno al pasado, cuando la pregunta correcta a hacerse sería ¿qué otra cosa podría esperarse, que otra campaña podrían hacer, si no tienen nada para mostrar?
Claro, eso que parece tan sencillo de responder no lo es tanto si uno compró también el buzón de la recuperación económica invisible, cuando todos los indicadores y la sensación térmica que se respira en la calle es que todo está como el culo, con la economía azotada por una ola polar.
No deja de llamar la atención que en ciertos sectores de este lado no se vea a la campaña del oficialismo, como lo que es: una muestra de desesperación ante la falta de resultados de gestión que mostrar, que si los tuvieran, serían la mejor campaña posible. Sin esa impotencia, no se entiende a Marcos Peña tratando de subirla a Cristina al ring, o a Vidal sumándose a la campaña contra Kicillof desatada desde el call center del gobierno.
Los que son lectores habituales del blog sabrán que acá no somos afectos a difundir o analizar encuestas, y les damos un valor relativo. Pero no nos deja de sorprender que -por ejemplo- este "pesimismo" del que hablamos se haya desatado con una encuesta del CEIS de la que daba cuenta hace unos días Tiempo Argentino acá; que arrojaba 42 puntos para la fórmula que componen Alberto Fernández y Cristina contra la que conforman Macri y Pichetto: la sola proyección proporcional del porcentaje de indecisos de esa misma encuesta pone a la fórmula del "Frente de Todos" por encima del 45 % exigido por la Constitución, para ganar en primer vuelta.
Si lo que causa sorpresa es que la sumatoria de Massa al frente opositor no derivó en un mayor nivel de intención de voto para éste, al menos para nosotros, no podía esperarse algo demasiado distinto: todo lo que se podía decir al respecto en el momento oportuno (es decir, cuando Massa especulaba hasta último momento con sumarse o no a la coalición opositora), lo hemos dicho acá, y a ello nos remitimos. Es muy posible que su caudal electoral se conformara con más votos "anti K" que "anti M", pero reiteramos: ahora es tarde para lágrimas, las cartas ya están echadas y hay que ganar la elección en las condiciones planteadas, porque de eso se trata: de ganar la elección, no de tener razón.
Otro tanto vale para la "sorpresa" por la subsistencia de un núcleo duro de adhesiones al gobierno, que no es más que la reedición en clave actual del tradicional tercio antiperonista persistente en la sociedad argentina desde 1945: decíamos acá que bastaba leer un poco de historia argentina y repasar los antecedentes de distintas elecciones, realizadas en diferentes contextos, para entender que nada hay de novedoso en ello. Es ese mismo tercio que por estas horas está reivindicando al gobierno de De La Rúa, sin ir más lejos.
En lo que sí vamos a insistir hasta el cansancio, porque nos parece pertinente al análisis del cuadro de situación y a la acción política a desplegar en consecuencia, es en la pregunta central: ¿por qué razón alguien del 37 % que acompañó a Scioli en la primera vuelta del 2015 hoy no lo haría, más yendo la propia Cristina en la fórmula?
Y su pregunta consecuente ¿se puede afirmar sin temor a equivocarse que todos y cada uno de los que compusieron el 34 % que acompañó a Macri en esa misma instancia, hoy no está repensando su voto, o arrepentido de él, nadie conoce ejemplos cercanos en ese sentido?
Allí y en la menguante "avenida del medio" están los votos que faltan para ganar la elección, y hacerlo en primera vuelta, que no son tantos como nos quieren hacer creer. Creer, dijimos, y allí está la palabra clave: el que duda y no está convencido, difícilmente pueda convencer a otro. De eso se trata, simplemente. Tuits relacionados:
Quieren hacer un spot de campaña? Usen el video del debate del 2015. No hace falta nada más.— La Corriente K (@lacorrientek) 8 de julio de 2019
De los spots de campaña esta cuenta opina que no los mira. Y el 99 % del electorado tampoco. Cuando aparece cambian de canal. No sean termos.— La Corriente K (@lacorrientek) 8 de julio de 2019
Los que decían que nosotros hacíamos campaña del miedo están haciendo campaña del odio. Por qué será que no sorprende.— La Corriente K (@lacorrientek) 6 de julio de 2019
En serio creen que Vidal en lo de Lanata convence a alguien indeciso de votar al oficialismo?— La Corriente K (@lacorrientek) 8 de julio de 2019
Hay como un modo "Sigamos con la campaña del 2015, que en estos cuatro años no pasó nada", o es una impresión nuestra nomás, @escriba?— La Corriente K (@lacorrientek) 8 de julio de 2019
mientras siga a.k. con su picardia tenemos futuro, https://es.wikipedia.org/wiki/Axel_Kicillof
ResponderEliminarla candidata a intendenta de mdq, muy bien,
v.m. diez puntos
mucho mejor mardel q neco,
stm muy stm
https://www.youtube.com/watch?time_continue=8&v=mdlZF18Djjc
por favor difundir |:)
excelente análisis
ResponderEliminarAplausos. Y sí: NUNCA se debe jugar según las reglas del enemigo.
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