Bastó que Juan Carr señalara que desde el
2015 para acá aumentó exponencialmente la cantidad de personas en situación de
calle y que dijera que era intolerable que la ola de frío ya se hubiera cobrado
cinco vidas en todo el país, para que le soltaran todos los trolls del call
center que pagamos todos a caerle con todo para cuestionarlo salvajemente. Y no
solo ellos: personas comunes, con las que nos podemos cruzar en la calle o en
el trabajo, lo insultaron de miles de maneras, simplemente por haber dicho lo
obvio.
A Juan Carr, uno de los tipos con mejor
imagen del país en la opinión pública, y el mismo tipo que durante el
kirchnerismo ponían como ejemplo, para contraponerlo con una presunta presunta
inacción del Estado, que por entonces -decían- los indignaba muchísimo. Con los
muertos por la ola de frío volvió la vieja discusión sobre los alcances de la
solidaridad social, cuando termina convirtiéndose en un sustituto de la acción
protectora y reparadora del Estado, que “indulta” las omisiones criminales de
éste. Pero el hecho deja en claro que es algo mucho peor que eso: hay una
profunda podredumbre moral en muchos sectores de la sociedad argentina, de la
que el macrismo es solo el emergente político y electoral.
Las agresiones contra Juan Carr volvieron a
poner en el tapete la diferencia entre constatar la pobreza, e intentar indagar
sus causas: como decía Helder Cámara, “Cuando le doy comida a los pobres me
llaman santo. Si pregunto por qué son pobres, me llaman comunista”. En este
caso a Carr lo acusan de kirchnerista, que como sabemos, es mucho peor, o para
algunos, lo más bajo en lo que alguien puede caer.
Lo real y lo
concreto es que no les preocupaba la pobreza entonces (cuando le pegaban al
kirchnerismo por esconderla, al discontinuar los índices oficiales de
medición), ni les preocupa ahora, cuando defienden lo indefendible; como este
gobierno que hambrea a la gente, les niega los remedios a los viejos, las
vacunas a los chicos, y se desentiende por completo de la situación de los que
tienen que vivir en la calle, como consecuencia de sus políticas económicas.
Ya ni siquiera se
preocupan por mantener la ficción hipócrita del “conservadurismo compasivo” del
que nos hablaban cuando llegó el neoliberalismo al poder de la mano de Reagan y
Tatcher: hoy nos revelan el verdadero sentido de la “meritocracia”, que no es
otro que el de la ley de la selva y el sálvese quien pueda. Hasta que el león
se los come a ellos, y ahí despotrican contra el país (o contra el gobierno, si
no lo votaron), que no se los merece.
Ser solidarios es
una condición natural de las personas, se tiene o no se tiene, e incluso es
posible que sea independiente de las opciones políticas que tome cada uno,
aunque si las cosas se extreman, hasta podemos dudar de esto último; como se
puede comprobar con la existencia del “macrismo social”, que trasciende a su
encarnación política.
Gente que vota y
apoya a un gobierno que te dice que si sos pobre es culpa tuya, que no te
esforzás lo suficiente, y si tenés que dormir en la cxalle es tu problema, no
el del Estado, cuando gobiernan ellos, por supuesto. En estas cuestiones no hay
ni puede haber “avenida del medio”, ni ancha ni angosta: si en lugar de
indignarte que haya gente durmiendo en la calle te enoja el tipo que dice que
ahora son más que antes y pone manos a la obra para hacer algo para aliviar su
situación, sos un hijo de puta, no hay otra posibilidad.
Con esa gente no
hay conciliación posible, ni cierre de la grieta que valga, porque no nos
separa una grieta sino un abismo, y bienvenido que así sea. No “vamos a volver
mejores” que ellos: somos mejores, y no tengamos vergüenza en decirlo.
Para pensarlo
cuando desde este lado nos preocupamos por una declaración de Dady Brieva,
Ofelia Fernández, Zaffaroni o Mempo Giardinelli, porque puede restar votos:
¿los votos de quiénes, de los que se indignan por esas cosas y no porque hay
gente durmiendo en la calle que se muere -literalmente- de frío? Tuits relacionados:
Fernando Iglesias es diputado. Pero el problema es Dady Brieva, porque hace enojar a gente que vota a Fernando Iglesias. Es así o nos perdimos algo?— La Corriente K (@lacorrientek) 4 de julio de 2019
El macrismo es algo muy hijo de puta. Y me refiero al macrismo social, no al gobierno, Macri o sus funcionarios, que también son todos unos hijos de puta.— La Corriente K (@lacorrientek) 4 de julio de 2019
Cantard...profesor de derecho laboral era en la unl...
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