sábado, 12 de octubre de 2019

LIBERTARIOS CON CHAPA


Uno de los chistes memorables que nos dejó el célebre humorista Nico Dujovne durante su inolvidable paso por el Ministerio de Hacienda fue cuando el gobierno de Macri tuvo que ir a pedir  la escupidera al Fmi, y nos trataba de convencer de que ahora el Fondo era distinto, era “otro FMI”: ya no pedía más ajustes, le preocupaba la pobreza, tenía más sensibilidad y había aprendido de sus errores. Ni Capusotto podría competir con tanta magia.

Por si no hicieran falta los resultados del acuerdo con el Fondo que podemos palpar a diario en nuestro propio país, ahí está lo que está ocurriendo en Ecuador por estos días, para recordarnos como termina la cosa cada vez que esta gente mete sus narices, y algún gobierno les hace caso en el diseño de sus políticas económicas: mal, siempre.

Y nada indica que piensen siquiera en cambiar: vemos acá que con motivo de la asunción de Kristalina Giorgieva en reemplazo de Christine Lagarde, el FMI emitió su tradicional documento “Relevamiento de la Economía Mundial”, en el que vuelve a insistir en sus recetas tradicionales: flexibilización laboral, apertura comercial, privatizaciones y desregulación financiera;  paquete de reformas que, según promete la nueva conducción del organismo -al igual que lo hicieron todas las anteriores- resultarán en más crecimiento económico.

El documento refiere también en particular al caso argentino tras la crisis de la implosión de la convertibilidad, porque es uno de los analizados en el relevamiento de crisis económicas en el mundo en las últimas cuatro décadas. En la misma línea de humorismo sofisticado de Dijovne, el FMI sugiere a los gobiernos emprender las reformas estructurales que aconseja en tiempos de bonanza económica, o cuando gozan de una “luna de miel política” con la sociedad, por ejemplo porque recién han sido electos.

Delirante: si la economía de un país crece y funciona bien sin haber aplicado ninguna de las reformas estructurales que invariablemente aconseja el Fondo ¿para qué su gobierno tocaría lo que anda bien, para adoptar otro libreto que es sabido que termina en fracaso? Más delirante aun: si alguien llega al gobierno ganando elecciones con una propuesta diametralmente opuesta a los tradicionales planes de ajuste del FMI (que ellos mismos reconocen en el documento son impopulares, y piantavotos), ¿para qué una vez allí abandonaría su programa para adoptar el del Fondo, y terminar como Lenin Moreno, por ejemplo?

El problema con estos muchachos no es que no entiendan nada de economía, o que sean robots que son inmunes al resultados de sus experimentos, sino que no entienden como funcionan las sociedades en general, bajo ningún aspecto. En el análisis del caso argentino durante los 90’ y el posterior colapso de la convertibilidad, por ejemplo, señalan que “...En algunos casos puede haber sucedido que las ganancias de las reformas hayan sido anuladas por episodios adversos como shocks macroeconómicos o políticas equivocadas. Un ejemplo es la sobrevaluación del tipo de cambio y el colapso de la convertibilidad en Argentina”, indica el FMI. El organismo lamenta que la crisis “también condujo a la reversión de reformas anteriores”.”.

O sea, no registran que, precisamente, los shocks macroeconómicos son resultados de políticas equivocadas, que son las que ellos sugieren; y que el crecimiento posterior a la crisis del 2001 (período en el que lamentan “la reversión de las reformas” del menemismo sugeridas por ellos) fue consecuencia de haber seguido políticas diametralmente opuesta a las que ellos aconsejan siempre, y a que dejaron de tener injerencia en la determinación de la política económica desde que Néstor Kirchner canceló la deuda del país con el organismo a fines del 2005.

El documento del FMI propone, por ejemplo, revisar la participación estatal en tres sectores: bancario, sistema eléctrico y telecomunicaciones. O sea, lo que hizo el menemismo en los 90’ y retomó para profundizar el gobierno de Macri ahora, con los resultados conocidos. En el plano laboral, el tradicional reclamo por la flexibilización de las normas protectorias del trabajador también alcanza ribetes chistosos: reconocen que abaratar las indemnizaciones por despido es recomendable hacerlo cuando la economía atraviesa una etapa de bonanza, porque en las recesiones acrecienta la tendencia de las empresas a despedir personal, lo cual agrava la recesión.

Otra vez, la pregunta sería: si una economía crece y genera empleo sin reformas laborales flexibilizadoras (como pasó con la Argentina entre 2003 y 2015) ¿por qué razón alteraría las bases de ese crecimiento aprobándolas, no sería un comportamiento completamente irracional?

El “nuevo” FMI, en consecuencia, al igual que el “viejo”, es un combo de incomprensión de los procesos sociales, mala teoría económica, un impresionante palmarés de fracaso, cerrazón a la realidad e intento deliberado de prostituir la democracia, aconsejando a los gobiernos que ganen elecciones con el plan que quieran, pero una vez en el gobierno apliquen el que proponen ellos. Y encima ahora nos quieren convencer que el problema no es con el plan, sino con los burócratas de turno encargados de "monitorear sus avances": los rajan a ellos y listo, acá no ha pasado nada.

Unos chantas hermosos, o unos “libertarios” onda Milei o Espert, inmunes a todo dado concreto de la realidad y envueltos en una nube de pedos; ero con la chapa institucional que les da ser un organismo multilateral con el respaldo de Estados Unidos y las principales potencias, no más que eso. Tuit relacionado: 

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