miércoles, 6 de noviembre de 2019

CUENTAS CLARAS, AUNQUE PERDAMOS LA AMISTAD


Las discusiones en la ríspida transición política santafesina hasta que asuman las nuevas autoridades tienen como eje central los números: la pelea es por gastos y recursos, porque unos crecen en una medida y los otros, en otra, y las cuentas comienzan a dar en rojo. Y en ese panorama, las más perjudicadas son las Municipalidades y Comunas, que se están movilizando para exponer la crisis, que ha llevado a que tengan que afrontar por su cuenta y con sus recursos, gastos propios del Estado provincial, como los medicamentos o insumos para la salud.

Está disponible en la página oficial de la provincia (completa acá) la ejecución del presupuesto hasta el pasado 30 de septiembre, que muestra entre otras cosas la evolución de las transferencias por coparticipación de la provincia a sus municipios y comunas a ese momento; y la comparación interanual. Del mismo surge que los envíos crecieron en forma global un 36,93 %, o sea varios puntos por debajo de la inflación, e incluso menos de lo que crecieron en ese mismo lapso los recursos propios del Estado provincial, que fue un 40,9 %.

Dentro de esa pauta general, las partidas provenientes de la ley de financiamiento educativo nacional que deberían llegar a las Municipalidades y Comunas crecieron apenas un 0,70 % interanual, aunque los fondos llegan a la provincia con la misma automaticidad de la coparticipación, y la razón es muy sencilla: la provincia “pisa” esos fondos, supeditando su giro a los municipios y comunas a que estas presenten proyectos para ser aprobados, o sea no los gira automáticamente como debería ser. Dato adicional: esa misma mecánica es la que se aplicará ahora para el reparto de los fondos del Plan Abre extendido a toda la provincia, con lo cual el final lo podemos saber ahora: se desfinanciará a la provincia, los fondos no llegarán a las municipalidades y comunas, y quedarán ociosos e inmovilizados.

Otro tanto sucede con el Fondo de Obras Menores, a punto tal que en el cuadro ni siquiera se lo expone como un recurso coparticipable, cuando en realidad debería ser así, porque lo es. En el mismo cuadro se muestra como evolucionaron en el período septiembre/18 – septiembre/19 las transferencias del desaparecido Fondo Federal Solidario (fondo soja) y el “programa de asistencia financiera” con que Macri pretendió reemplazarlo luego de haber eliminado aquel:  lo recibido en los primeros nueve meses de éste año por ese concepto es apenas el 12,14 % de lo recibido en el mismo lapso del año pasado, en términos nominales; ni hablemos si se lo pondera contra la inflación.

Esos recursos que pierden las Municipalidades y Comunas y que motivan sus reclamos, no pueden ser compensados con las transferencias de capital derivadas del pacto fiscal firmado por los gobernadores con Macri, por una cuestión de escala de los montos involucrados: el propio cuadro demuestra que lo que las localidades santafesinas recibieron por ese concepto es apenas el  0,78 % del total de fondos coparticipables que les llegaron.

La coparticipación a las Municipalidades y Comunas está expuesta en las cifras de la provincia como un gasto (a diferencia del presupuesto nacional, que no contempla la coparticipación a las provincias), y medida en esos términos, pasó de ser el 8,34 % del gasto total en los primeros nueve meses del año pasado, al 7,88 % en el mismo lapso de este año: pese a que reciben poca porción de la torta, son parte de las variables de ajuste del Estado provincial para que los números le cierren.

Y lo mismo pasó con “Remuneraciones” (los sueldos de los agentes estatales) que en ese lapso pasaron de ser el 38,03 % del gasto total al 37,51 %; y con “Construcciones” (la obra pública, tan publicitada por el socialismo) que pasó del 7,73 % al 7,46 % del total de los gastos provinciales. Septiembre fue un mes particularmente duro para las arcas de los municipios y comunas, porque los envíos por coparticipación crecieron solo un 30,48 % interanual, o sea unos 20 puntos o más por debajo de la inflación.

Los números de la provincia vienen dando en rojo (aunque sus funcionarios lo minimicen) porque los recursos crecen menos que los gastos: 40,9 % contra 51,78 %, respectivamente; y dentro de estos últimos, los gastos corrientes crecen más que los de capital: 52,24 % contra 48,11 %, respectivamente.  En el mes de septiembre la tendencia se acentuó dramáticamente: mientras los gastos corrientes crecieron un 47,75 % en relación la mismo mes del año pasado, los de capital lo hicieron solo un 27,51 %, y específicamente “Construcciones” (la obra pública) solo creció un 17,06 %.

Pero sin lugar a dudas el gasto que más crece interanualmente son los Servicios de la Deuda Pública, que se incrementaron en ese lapso en un 145,75 %. Eso es consecuencia de un resultado financiero del ejercicio que al 30 de septiembre arrojaba un déficit de $ 11.078.144.905,63 (más de 11 mil millones de pesos, no menos, como dijo el ministro Saglione); lo cual obligó a recurrir a “Fuentes Financieras” para enjugarlo, por el orden de Fuentes financieras: $ 30.136.481.728,15 (el 13,52 % de los recursos totales), y dentro de esa forma de financiación del rojo, “Endeudamiento Público e Incremento de Otros Pasivos sumó en los primeros nueve meses del $  24.955.912.722,50, de los cuáles $ 24.486.323.103,34 (el 98,12 % del total) corresponde a “Deuda Exigible”, es decir, de corto plazo; en buena medida compuesta por los adelantos en descubierto que el gobierno de Lifschitz toma del agente financiero (el Nuevo Banco de Santa Fe), para pagar los sueldos mes a mes.

Datos a tener en cuenta para contrastar con los dichos del ministro Saglione acá en El Litoral cuando en respuesta a los reclamos del equipo de transición de Perotti, dice contar con los recursos para hacerle frente al pago de los salarios y gastos esenciales, hasta el final de la gestión, que no están recortando fondos a los municipios y comunas; y además reitera el latiguillo oficial de que a la provincia no le cierran los números porque la nación no gira los fondos para financiar el déficit de la Caja de Jubilaciones, que estima en 5800 millones de pesos: de acuerdo con los propios documentos oficiales, el déficit de la Caja al 30 de septiembre pasado era de $ 8.858.439.726,18, y el del IAPOS: $ 2.845.602.036.47; o sea entre los dos, más del doble de lo que la nación estaría adeudando, solo por la Caja.

Asombrosamente (o no tan tanto), nos cuenta ahora Saglione que no entiende como el equipo de Perotti llega al cálculo de que el déficit al final del ejercicio rondará los 20.000 millones de pesos, cuando la nación seguramente enviará esos fondos, porque “la obligación está por ley, y el año pasado llegaron normalmente”. Y decimos asombrosamente, porque se pasaron todo el año reclamando que no llegaban, y en la Cuenta de Inversión del Ejercicio 2018 que enviaron a la Legislatura (ver acá) expusieron que el déficit de la Caja de Jubilaciones fue de $ 8.358.081.589,37, de los cuáles la Nación solo financió $ 1.020.565.080,86 (el 12,21 % del total).

Saglione quiere que creamos que a un mes de dejar el gobierno, Macri le va a mandar a la provincia para financiar el déficit de su Caja de Jubilaciones, más de cinco veces y media la plata que le mandó a esos mismos fines, el año pasado. O le mintieron a la Legislatura (lo cual sería raro porque requeriría de la anuencia de la contaduría General de la Provincia que hace la Cuenta, y del Tribunal de Cuentas que la informa), o están mintiendo escandalosamente ahora, para justificar el estado en el que dejan las finanzas de la provincia cuando se van del gobierno.

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