Por A.C.
El gobierno de Macri se retira dejando una economía desvastada y en cesación de pagos. El desastre económico generado en solo cuatro años, con destrucción del aparato productivo y con toma de deuda récord en tan corto plazo, colocó al país en un innegable estado de default, el que se materializó ya en marzo de 2018.
En esa fecha el mercado internacional se cerró a la deuda argentina. Entonces, el mejor equipo con los papeles quemados, tuvo que recurrir al financista de última instancia, el Fondo Monetario Internacional. Con un crédito de 57.000 millones de dólares, el FMI decidió respaldar -por exclusivas razones ideológicas- a una gestión macrista que podría continuar solamente con ese pulmotor pero que -como ya lo había advertido el mercado mundial- no tenía ninguna capacidad de pago de esa sideral deuda.
El destino de los miles de millones de dólares ingresados como préstamos externos desde el año 2016, fue uno solo: la fuga de esas divisas al exterior, a través de la estructura conformada con ese objeto por algunas entidades financieras con la complicidad -y activa participación- del gobierno de Macri y sus funcionarios, que para ello pulverizaron cualquier tipo de control cambiario.
Quienes fueron los grandes beneficiarios de la fuga, cuales fueron los montos de compras y transferencias al exterior, de que actividad obtuvieron los recursos para comprar esas divisas, y si todas esas operaciones se encuentran regularmente registradas, son algunas de las preguntas que necesariamente deberán tener respuesta a través de los requerimientos de la próxima gestión, recordando que el secreto bancario cede ante la investigación de delitos.
Y el nuevo gobierno también deberá afrontar la tarea de reestructurar la deuda generada por el gobierno macrista, deuda que en las condiciones actuales de nuestra economía resulta impagable. Y por eso es un problema también para los acreedores.
Hay que analizar la deuda en dos planos. Uno es el que está dado por su magnitud, las fechas de vencimientos de intereses y capital y la moneda en que debe pagarse. Y el otro aspecto a tener en cuenta en la reestructuración, es decir cuántos recursos que deberían destinarse en lo inmediato a pagar la deuda, se pueden liberar para que esos recursos permitan impulsar un ciclo de crecimiento económico.
Si no se liberan esos recursos para direccionarlos a un proceso económico de crecimiento sostenido, no hay posibilidad de pago, por más quitas o aplazamientos que se obtuvieran. Y eso los acreedores lo saben, y por eso deberían ser los principales interesados en permitir las condiciones de recuperación económica del país.
Retomando el primer plano, los vencimientos mayoritarios durante 2020 y 2021 son con acreedores privados, mientras que los vencimientos más importantes de la deuda con el FMI, aparecen recién en el tercer año del nuevo gobierno. De modo que éste exitoso organismo -que no permite quitas- deberá abrir un paréntesis en los reembolsos, y mientras tanto, podría evaluar el comportamiento de sus funcionarios acerca de un préstamo extraordinariamente elevado otorgado en el año 2018 a un país que había defaulteado de hecho su altísima deuda con privados.
En éste marco, apenas Alberto Fernandez llegue a la Casa de Gobierno, y sólo en lo que resta del mes de Diciembre de éste 2019, se encontrará con los siguientes vencimientos:
En dólares: Letras del Tesoro (vencimientos días 12, 20 y 26 de Diciembre), Birard 2117 (el bono a cien años del genio de las finanzas Luis Caputo, con vencimiento el 30 de Diciembre) y el bono Discount que vence el día 31. Estos vencimientos en dólares suman un total de 1.351 millones de dólares. En solo 20 días.
En Pesos: Lecap (vencimientos 12 y 30 de Diciembre), Botapo 2020 (vence día 23), Lecer (vencimiento 30 de Diciembre) y Bonar 2018 -consenso fiscal- (vence el 30 de Diciembre), bono que fuera emitido para compensar a las provincias que suscribieron el acuerdo fiscal en 2018. Estos vencimientos en pesos suman un total de $70.888 millones de pesos, es decir más de mil millones de dólares.
Tomando el ejemplo de los vencimientos en sólo éste corto período (parte de Diciembre de 2019), queda en evidencia la alineación de la gestión macrista y la bomba financiera que dejan deliberamente activada.
Ante esto, el nuevo gobierno no tiene demasiadas alternativas, y deberá negociar una quita y también un plazo de espera con los acreedores. En primer término con los acreedores privados, con quienes el monto de deuda tomada por el macrismo ronda los cien mil millones de dólares.
Está sobreentendido que una quita de capital es inevitable, y que será una quita importante. Y resulta imprescindible una suspensión inmediata en el pago de los servicios y sus vencimientos, para poder liberar, como ya se dijo, esos recursos para direccionarlos a un proceso económico de crecimiento sostenido. De lo contrario, no hay posibilidad de cobro para los acreedores. Por eso, la deuda es un problema compartido.
ResponderEliminarque le cobren a Macri y a Caputo
Dice Fernandez
ResponderEliminarhttps://www.ambito.com/politica/default/alberto-fernandez-advirtio-que-el-riesgo-default-es-muy-alto-n5070263