miércoles, 11 de diciembre de 2019

LOS ÚLTIMOS SERÁN LOS PRIMEROS



Posiblemente después de cuatro años de balbuceos incoherentes del primate que nos gobernó hasta ayer, los argentinos nos desacostumbramos a que un presidente nos hable claro, demostrando que sabe lo que quiere y para donde va. Y acaso por la alegría y la emoción de la inolvidable jornada de ayer, muchos hayan pasado por alto el discurso de Alberto Fernández en el Congreso.

Un discurso en el que trazó toda una hoja de ruta para los próximos cuatro años, y un descarnado panorama de la realidad del país. Nosotros elegimos destacar los párrafos que nos parecieron más relevantes, considerando el contexto político en el que el discurso fue dicho (las comillas son textuales, los comentarios en negritas).

Más de 15 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria en un país que es uno de los mayores productores de alimentos del mundo. Necesitamos que toda la Argentina Unida le ponga un freno a esta catástrofe social. Uno de cada dos niñas y niños es pobre en nuestro país. Sin pan no hay presente ni futuro. Sin pan la vida solo se padece. Sin pan no hay democracia ni libertad.” (No hay, ni puede haber, problema más prioritario y acuciante que éste, que el nuevo gobierno debe encarar desde el primer día. Macri lo agravó a extremos insostenibles, y no hizo nada para resolverlo, a punto tal que ni siquiera ejecutó la ley de emergencia alimentaria sancionada por el Congreso)

"Queremos un Estado presente, constructor de justicia social, que le dé aire a las economías familiares: por eso vamos a implementar un sistema masivo de créditos no bancarios que brinde préstamos a tasas bajas. La economía popular y sus movimientos organizados, el cooperativismo y la agricultura familiar serán también actores centrales de estas políticas públicas. La cultura del trabajo se garantiza creando trabajos formales con todos los beneficios de la seguridad social. Por eso pondremos en marcha acciones que faciliten que todos los titulares del salario social complementario puedan insertarse en el mundo laboral y cobrar por su trabajo.”

“Hoy el desempleo afecta a casi un 30 por ciento de los jóvenes y, aún en tasas más altas, a las mujeres jóvenes. Hay más de 1.200.000 jóvenes que no estudian ni trabajan. Debemos garantizar el derecho al primer empleo, a través de becas solventadas por el Estado para que jóvenes se capaciten y trabajen en empresas, PyMEs, organizaciones sociales y de la economía popular y la agricultura familiar.(No se nos puede ocurrir misión más peronista para el Estado, que esa: compensar, igualar, dar oportunidades reales, y hacerlo apelando a las organizaciones libres del pueblo, y todos los sectores que se quieran sumar al esfuerzo de la reconstrucción nacional tras la devastación macrista)

Faltaría a la verdad y a la responsabilidad, si no compartiera con Ustedes el exacto escenario en el que hoy asumimos. Tiene cifras y datos contundentes, emanados de la administración saliente. Y es la información indispensable para comprender los desafíos que tendremos que asumir como sociedad. Si no hiciera esto, no podría explicar por qué va a llevar algún tiempo lograr aquello que todos queremos. La inflación que tenemos actualmente es la más alta de los último 28 años. Desde 1991 la Argentina no tenía una inflación superior al 50 %. La tasa de desocupación es la más alta desde 2006. El valor del dólar pasó de $ 9 a $ 63 en solo cuatro años. La Argentina no para de achicar su economía. El PBI de 2019 es el más bajo de la última década. La pobreza actual está en los valores más altos desde 2008. Retrocedimos más de diez años en la lucha por reducir la pobreza.”

“El PBI per cápita es el más bajo desde el año 2009. La deuda externa en relación al PBI está en su peor momento desde el año 2004. La indigencia actual está en los valores más altos desde 2008. El nivel de producción industrial hoy es equivalente al del año 2006: retrocedimos 13 años. El empleo industrial registrado tiene el nivel de 2009. La cantidad de empresas es equivalente al nivel registrado en 2007: retrocedimos 12 años. Se cerraron 20 mil empresas en 4 años. De ellas, 4.229 eran empresas industriales. El PBI industrial cayó un 12,9 %, comparando el primer semestre de 2019 contra el mismo período de 2015. 23 de las 24 ramas de la industria bajaron su nivel de actividad en 2018 respecto de 2015. En estos 4 años se perdieron en la industria más de 141 mil empleos registrados del sector privado. En términos interanuales, el empleo industrial registrado lleva 42 meses consecutivos de destrucción.(Vale para los dos párrafos anteriores: hablemos claro desde el principio, y con los números en la mesa. Nada de "bases firmes para crecer a largo plazo", ni cosa parecida. Fueron un desastre gobernando, y dejan un desastre en el país. No hay un solo motivo que justifique el carnaval bizarro de despedida de Macri, por un tercio políticamente psiquiátrico de la sociedad argentina)

En este contexto, he decidido que no le daremos tratamiento parlamentario al Presupuesto Nacional proyectado por el gobierno saliente para el ejercicio 2020. Sus números no reflejan ni la realidad macroeconómica, ni las realidades sociales, ni los compromisos de deuda que realmente han sido asumidos. Un presupuesto adecuado solo puede ser proyectado una vez que la instancia de negociación de nuestras deudas haya sido completada y, al mismo tiempo, hayamos podido poner en práctica un conjunto de medidas económicas, productivas y sociales para compensar el efecto de la crisis en la economía real.” 

“Para reordenar a la economía necesitamos salir de la lógica de más ajuste, más recesión y más deuda que se ha impuesto en los cuatro años que hoy acaban. Necesitamos aliviar la carga de la deuda para poder cambiar la realidad. Vamos a encarar el problema de la deuda externa. No hay pagos de deudas que se puedan sostener si el país no crece. Tan simple como esto: para poder pagar, hay que crecer. Buscaremos una relación constructiva y cooperativa con el Fondo Monetario Internacional y con nuestros acreedores. Resolver el problema de una deuda insostenible que hoy tiene Argentina no es una cuestión de ganarle una disputa a nadie. El país tiene la voluntad de pagar, pero carece de capacidad para hacerlo.” (Para los dos párrafos anteriores: el país está de hecho en default, la deuda es impagable y una suspensión de los pagos, o una reprogramación de los vencimientos e incluso una quita del capital se imponen por su propio peso, más allá de la intención del gobierno. Y sin atender ese problema y liberar recursos para crecer, no hay salida a la crisis, y los acreedores nunca cobrarán. Por eso el presupuesto diseñado por el macrismo que eleva a niveles insólitos el pago de los servicios de la deuda sobre el total de los gastos del Estado nacional, es insostenible financiera, económica y políticamente)

“El Gobierno saliente tomó una inmensa deuda sin generar más producción con la cual obtener los dólares imprescindibles para pagarla. Los acreedores tomaron un riesgo al invertir en un modelo que ha fracasado en todo el mundo una y otra vez. Nosotros queremos resolver el problema y para eso necesitamos que todas las partes trabajemos responsablemente. No vamos a repetir la triste historia de misiones de técnicos imprudentes que prometen planes que no pueden cumplir y toman decisiones que luego terminan comprometiendo el destino de millones de argentinas y argentinos. Seriedad en el análisis y responsabilidad en los compromisos que se asumen para que los más débiles dejen de padecer. Bajo esas premisas asumiremos toda negociación de nuestra deuda.” (Como se dijo hace poco acá, los acreedores son corresponsables del problema de la deuda, porque financiaron un esquema económico insostenible, de endeudamiento para la fuga. Es hora de que asuman en sus balances, las consecuencias de esa irresponsabilidad)

Una democracia sin justicia realmente independiente no es democracia. Sin una justicia independiente del poder político, no hay república ni democracia. Solo existe una corporación de jueces atentos a satisfacer el deseo del poderoso y a castigar sin razón a quienes lo enfrenten. Hemos visto el deterioro judicial en los últimos años. Hemos visto persecuciones indebidas y detenciones arbitrarias inducidas por los gobernantes y silenciadas por cierta complacencia mediática. Nunca Más a una justicia contaminada por servicios de inteligencia, “operadores judiciales”, procedimientos oscuros y linchamientos mediáticos. Nunca más a una justicia que decide y persigue según los vientos políticos del poder de turno. Nunca más a una justicia que es utilizada para saldar discusiones políticas, ni a una política que judicializa los disensos para eliminar al adversario de turno.(Contundente reafirmación de lo dicho por Cristina días pasados en Comodoro Py: basta de lawfare y persecución judicial a los opositores. La Argentina -esto lo agregamos nosotros- no tolera un día más con presos políticos del régimen que se fue del poder)

En el mismo sentido de transformación profunda, he decidido que sea intervenida la Agencia Federal de Inteligencia, para impulsar así una reestructuración de todo el sistema de inteligencia e información estratégica del Estado. Como paso inmediato, dispondré la derogación del decreto 656 del 2016, que fue una de las primeras y penosas medidas que la anterior administración promovió y que significó consagrar el secreto para el empleo de los fondos reservados por parte de los agentes de inteligencia del Estado. En el marco de la derogación de dicha medida, que significó un lamentable retroceso institucional, también he tomado otra decisión: dichos fondos reservados, no sólo dejarán de ser secretos, sino que serán reasignados para financiar el presupuesto del Plan contra el Hambre en la Argentina.” (Esto junto con la reorientación de la pauta oficial corta de raíz el financiamiento espurio de operaciones políticas y mediáticas, sin las cuales el dispositivo opositor al nuevo gobierno deberá buscar otras formas de horadarlo. A hacer política en serio muchachos)

Queremos poner a la Argentina de pie. Y en ese objetivo también tienen que estar incluidas nuestras fuerzas armadas. Para eso tienen que estar capacitadas y equipadas, alistadas y adiestradas, para el cumplimiento de la misión principal y las misiones secundarias. Queremos una política de Defensa autónoma, defensiva y cooperativa, articulando principalmente con los países de la región, con quienes ya no tenemos hipótesis de conflicto. Como Comandante en Jefe quiero decirles con claridad a nuestras fuerzas armadas: tenemos una enorme oportunidad para mirar al futuro y hacer de la política de Defensa una verdadera política de Estado, con un consenso amplio de las fuerzas políticas y un fuerte compromiso con nuestra Constitución Nacional.(Nada de nuevas hipótesis de conflicto, ni "nuevas amenazas", ni la vuelta de la doctrina de la seguridad nacional por otros medios: las Fuerzas Armadas son custodios del orden constitucional, y de la integridad territorial del país, que es ni más ni menos que la función para la cual fueron creada; y sobre la que había un amplio consenso democrático, que Macri vino a romper. Ni falta hace aclarar la importancia que tienen estas definiciones en el actual contexto político de América Latina)

Nuestra ética política reivindica los valores de la solidaridad y la justicia. A todos los argentinos nos afecta la crisis. Quiero dirigirme un momento también a quienes están en una mejor situación económica. A los argentinos que por su esfuerzo o por el motivo que fuera tienen una situación más placentera.En un contexto de gravedad extrema, de emergencia, debemos comprender que no existe la posibilidad de pedirle sacrificios a quien tiene hambre, no se le puede pedir sacrificios a quien no puede llegar a fin de mes. Debemos salir de esta situación con solidaridad, para que cuando se encienda la economía todos los sectores, sin excepción, puedan verse beneficiados. Pero hasta eliminar el hambre le pediremos mayor esfuerzo solidario a quien tenga más capacidad de darlo. Comenzar por los últimos, para llegar a todos.(Peronismo puro y duro, eso es lo que votó la gente, y eso es lo que vuelve al gobierno. Así de clarito, así de rotundo. Y al que no le gusta, que se joda)

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