Acá hemos sido siempre enemigos de las etiquetas políticas, y hemos criticado desde allí al "progresismo" a la violeta que se cree poseedor del metro patrón para determinar quien es progresista (si es que nos ponemos de acuerdo alguna vez en lo que eso significa), quien es conservador, quien es reaccionario, quien de izquierda o quien de derecha.
Nuestro particular socialismo vernáculo es muy afecto a ese tipo de cuestiones, y le gusta plantear el debate político en esos términos: lo hizo en sus 12 años de gobierno en la provincia, lo hizo en campaña para las elecciones del año pasado, y lo sigue haciendo ahora, cuando volvieron a ser oposición, para caracterizar al gobierno de Perotti.
Es un terreno en el que se sienten cómodos porque, del lado nuestro, hay ciertos sectores de la militancia que sienten como un "complejo de culpa" con ciertas cosas, o se rinden ante el aura de intocables que los tipos buscan tener, para señalar con el dedo a los otros, sin que los señalen a ellos, o les cuenten las costillas de sus muchas incoherencias y contradicciones.
Nosotros creemos que los procesos políticos deben analizarse por lo que hacen, sea en el gobierno o como oposición, y no por lo que dicen que hacen, o que otro tiene que hacer: preferimos atenernos a los hechos, que si se los sabe ver, hablan por sí mismos, para bien o para mal.
El socialismo pretendió captar "voto progre-peronista" suelto toda la campaña electoral del 2019 haciendo hincapié en esos ejes, y desde allí construyó una imagen del candidato a gobernador del PJ, y del peronismo santafesino en su conjunto, donde ellos eran el "progresismo de centroizquierda", y nosotros, la reencarnación del neoliberalismo, la cría del reutemanismo y cosas por el estilo. De allí vienen temas como "Perotti privatizó el Banco Provincial" (en campaña) o "la idea del déficit cero fracasó los últimos cuatro años en el país" (ahora).
Cuando lo real es que los que hace nada votaron en la Legislatura junto con el PRO el rechazo a la ley de emergencia planteada por Perotti fueron ellos, que ya están de vuelta de todo el discurso "progre" y calentando motores para rearmar la Unión Democrática santafesina lo más amplia posible, para volver al gobierno en 2023.
El gobierno de Omar Perotti no cumplió todavía un mes de los 48 que estará conduciendo los destinos de la provincia, y por ende pretender hacer un balance de gestión (sea desde el oficialismo o desde la oposición) sería apresurado, o un burdo intento de apretar por pauta publicitaria, como veíamos hace poco acá.
Máxime en un gobierno que asumió en un contexto difícil, que hasta los que lo negaban empiezan a reconocer: habrá "interpretaciones distintas", pero la guita no está, sobran las deudas y hay que arremangarse para enderezar el barco. ¿Acaso puede haber alguien tan tarado que crea que el tipo estira el cronograma de pago a los agentes estatales de puro gusto de que lo puteen, o para hacerlos sufrir, y no porque la provincia tiene dificultades financieras reales?
Más allá de eso, en este casi mes de gestión hubo -como hechos destacados- una reforma tributaria que incrementó lo que pagan de Ingresos Brutos los bancos y las cerealeras, a un nivel que el socialismo nunca se animó a hacer, en 12 años y tres gestiones de gobierno. En la misma reforma, estaba originariamente planteado un aumento del Inmobiliario Rural, luego "morigerado" en la Legislatura...por los diputados y senadores del "progresismo".
Hubo también un decreto tumbando el sistema de subsidios a las "low cost" (en pesos y dólares) montado por Lifschitz a poco más de un mes de dejar el gobierno (ver más detalles acá), mientras se discutía si se podían o no subsidiar el boleto de colectivo, o las tarifas de la EPE.
Designó en el Ministerio de Seguridad (hierro caliente si los hay) a Marcelo Saín, que en sus primeros días en el cargo descabezó a la cúpula de una policía santafesina sacudida por denuncias de corrupción, a la que el socialismo le dejó ser "atendida por sus propios dueños" durante 12 años.
Designó en el Ministerio de Seguridad (hierro caliente si los hay) a Marcelo Saín, que en sus primeros días en el cargo descabezó a la cúpula de una policía santafesina sacudida por denuncias de corrupción, a la que el socialismo le dejó ser "atendida por sus propios dueños" durante 12 años.
Y hay ahora también una adhesión por decreto del Gobernador de la provincia (hecho sin precedentes) al protocolo de interrupción legal del embarazo en los casos de abortos no punibles, que reglamentó en la nación Ginés González García. Acá Barricada aporta más detalles al respecto.
¿Significa esto que Perotti es el Che Guevara, y bajó de la Sierra Maestra a gobernar la provincia?
No, significa que quizás más de uno deba revisar algunos preconceptos, y juzgar a las personas, los gobiernos, los procesos políticos, por los hechos, por lo que hacen y no por lo que alguien (subido a un púlpito imaginario) dice que hará, hizo o podría llegar a hacer.
Y Verónica Geese, la ex secretaria de energía, dice: “cuando dejé la gestión, la EPE no tenía ninguna factura impaga”.
ResponderEliminarhttps://sinmordaza.com/noticia/785348-veronica-geese-cuando-deje-la-gestion-la-epe-no-tenia-ninguna-factura-impaga.html
Lo que pasa es que le mandaron la factura de Cammesa a la casa de la madre y la vieja no le avisó. Eso es todo. No hagan tanto quilombo por 5.000 millones, que es lo que valen tres pizzas.
El Colo.
"Por otro lado, la ex secretaria de energía de la provincia manifestó que, aún si hubiera una deuda de 5 mil millones de pesos, la EPE factura, al año, alrededor 50 mil millones de pesos, por lo cual pagar el monto equivaldría a un monto ínfimo de sus ingresos."
ResponderEliminar5.000 millones, o sea el 10% de la facturación anual, le parece un "MONTO ÍNFIMO". Tres pizzas. Que gran Secretaria de energía dejamos ir. Un evidente error de Perotti no dejarla continuar.
El Colo.