lunes, 1 de junio de 2020

EL AÑO PASADO HUBO ELECCIONES


Pasó otra marcha anticuarentena permitida -pese a que violaron impunemente la cuarentena- por el gobierno de la "infectadura" que denunciaron los "intelectuales", que firmaron un documento pidiendo levantar la cuarentena, pero que no pusieron el cuerpo en la calle, en defensa, de sus ¿ideas?

Hasta acá, nada que sorprenda: discursos delirantes, fantasmas de inexistentes persecuciones "por pensar distinto", mediocridad conceptual apabullante (en la derecha, cualquier asno es considerado "intelectual"), mucha indignación impostada, amplificación y sobrerrepresentación mediática de un puñado de psicóticos que buscan precisamente cámara, y no mucho más. 

No sería de extrañar que aparecieran las voces "de este lado" que digan que "hay que prestarle atención a estas cosas, porque cuando nos descuidemos crecieron y terminamos con un Bolsonaro argentino", como si al Bolsonaro original le estuviera yendo bárbaro, y su popularidad estuviera en ascenso. O como si no hubiéramos tenido ya nuestro propio Bolsonaro: se llamó Mauricio Macri, y lo echamos a patadas en el culo, a fuerza de votos.

Acá no nos tomamos (ni nos vamos a tomar) ni un minuto en "analizar" el documento de los 300 "intelectuales" macristas, porque no difiere en nada de los 20 que escribieron antes, y de los 50 que van a escribir después, si llegan todos los firmantes y ninguno palma en el camino: hacen como una profesión de fe de esas cosas desde 1945, con la diferencia de que entonces los convocaban Borges, Bioy Casares o Victoria Ocampo, y hoy los convocan Hernán Lombardi, Sandra Pitta o Brandoni. Tan bajo cayeron.

Tampoco nos vamos a gastar la sesera en análisis complejos de ese desfile bizarro de historias de abandono personal y familiar que se pudo ver el sábado en el obelisco. Solo nos preguntamos que interés periodístico o informativo tiene reflejar esas cosas, y si el gobierno piensa hacer algo al respecto.

Lo que nos deja como reflexión lo que planteamos en los tuits de apertura: no se trata de discutir sobre la cuarentena, sino de seguir discutiendo sobre las elecciones del año pasado, y sus resultados. Desde ese lugar, las marchas y protestas "anticuarentena" son la segunda temporada de las marchas del "sí se puede" con las que algunos soñaban remontar la catástrofe electoral de las PASO, y en las que ya preanunciaban el tipo de oposición social o política con la que tendría que lidiar el gobierno del "Frente de Todos". En ese sentido, la pandemia y la cuarentena son apenas un accidente, que en todo caso deja aun más en evidencia la psicosis que afecta a buena parte de la sociedad argentina, y que se llama antiperonismo.

Tal como lo planteamos en los tuits, y como lo decíamos acá a propósito del aniversario de la proclamación de la fórmula FF, y acá a propósito del editorial de Dady Brieva en la radio que tanta repercusión tuvo: si algo debe hacer el gobierno, con o sin marchas en contra, es hacerse cargo el programa electoral votado por la mayoría de la ciudadanía, y obrar en consecuencia.

Eso, sin dejar de dar muestras de autoridad, porque 200 tarados violando la cuarentena en el obelisco no son un problema, pero los opositores reales que tiene que enfrentar el gobierno (los acreedores con  los que quiere renegociar la deuda y los grupos económicos internos, con fuerte lazos entre sí a su vez) toman cuidadosa nota de sus respuestas frente a los desafíos a su autoridad. Tuits relacionados: 

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