El propio Néstor Kirchner soñó alguna vez con un sistema político más o menos equilibrado en torno a dos grandes coaliciones de centroizquierda y centroderecha que pudieran disputar electoralmente, con un cierto marco de razonabilidad. Debió terminar convencido de que en el país eso no era posible, a menos que esas etiquetas respondieran, con más precisión, a los campos antagónicos del peronismo y el antiperonismo, en disputa permanente desde 1945, con diferentes condiciones.
De lo que piensa Alberto Fernández al respecto todos sabemos más o menos algo: un moderado, que cree en la posibilidad de "cerrar la grieta", y vive tendiendo puentes en búsqueda de consensos, incluso más allá de lo aconsejable en términos de gobernabilidad. Hay también allí un cálculo político de intentar captar o retener (según se mire) parte de voto "blando" que fluctúa entre ambos bordes de la grieta, entre una y otra elección.
Sin embargo, el deseo de construirse un adversario a la medida (como es notorio que pasa con el presidente y Horacio Rodríguez Larreta) tiene límites concretos: por un lado los que tienen que ver con la representación política de determinados sectores sociales (por ejemplo los que lo votarían a Larreta siempre y cuando sea un opositor feroz al gobierno), y vinculado a eso, los contornos concretos de "la oposición realmente existente": uno tiene la oposición que le toca, no la que merece ni la que quiere.
Y la oposición al gobierno nacional (por lo menos la que tiene representación institucional en el Congreso, orquestada sobre la base de lo que fue oficialismo con "Cambiemos") sigue funcionando en relación al kirchnerismo/peronismo con el mismo modus operandi del 2003/2015, y sin el menor atisbo de autocrítica por su desastrosa gestión durante la presidencia de Macri.
En ese sentido, lo que se vivió ayer en el Senado de la Nación cuando se discutían algunos DNU de la gestión anterior y una reforma a la ley de alquileres esperada por millones de inquilinos a lo largo y lo ancho del país, no difiere en nada de otros papelones parlamentarios bochornosos que vivimos durante el kirchnerismo: recordemos solo a título de ejemplo el retiro opositor en Diputados cuando se discutía la ley de medios (planteando cada uno de los opositores la misma cuestión de privilegio), o cuando se aprobó el voto joven, con la excusa del discurso del "Cuervo" Larroque hablando de narcosocialismo; porque si algo nunca les faltó, fueron excusas.
Es que gastadas a los radicales aparte, son expertos en irse, cuando las discusiones no les convienen. Porque perder una votación legislativa puede perder cualquiera, pero igual se queda defendiendo una posición que cree correcta. Si se va, es porque el tema que se trata no le interesa mucho, o lo que tiene que defender es indefendible.
Como por ejemplo los DNU de Macri armando un esquema de escuchas telefónicas a su medida (nunca se filtraron tantas a los medios como cuando estuvieron en manos de la Corte), o la oposición a una ley de alquileres que beneficiaría a millones de inquilinos, pero es resistida por los propietarios y las inmobiliarias. Lo demás es decorado, y en todo caso solo abona al propósito de deslegitimar al gobierno, atribuyéndole intenciones dictatoriales o autoritarias: nada nuevo bajo el sol, lo viene ensayando desde el "bloque radical de los 44" con Perón, para acá.
Querían que el Congreso funcione, y cuando funciona se van, querían recuperar calidad institucional y cuando el Senado deroga un DNU, se van, querían sesiones presenciales y hasta hicieron una "marcha por la democracia" para conseguirlo, y se van de una sesión presencial, para no tratar proyectos que los incomodan.
En síntesis: el comportamiento de la oposición "opositora" (es decir, la que representa más fielmente a los electores que no comulgan con el gobierno, ni aprueban sus políticas) es una respuesta demasiado clara y contundente a los esfuerzos del gobierno y el presidente por generar consensos, como para seguir intentándolo en vano. Como hemos dicho varias veces: ellos están en lo suyo, como siempre, falta que nosotros nos dediquemos a lo nuestro, y les garúe finito.
Siempre 100% con ustedes compañeros!
ResponderEliminarExcelente nota. Incluyendo referencias históricas al primeer peronismo. Muy bien, muchachos. Fraternales abrazos
ResponderEliminar¿Hasta cuando Fernandez le va dar oxígeno a Larreta que lleva el récord de infectados con el presupuesto más alto del país en CABA?
ResponderEliminarLa cara de Axel durante la conferencia fué elocuente. Una rotura de pelotas que sentimos muchos,aunque no vivamos en Pcia. de Bs.As. y tengamos que sufrir las consecuencias de Larreta y su banda.
El Colo.