Ellos necesitan la grieta más que nosotros, para que todos olviden el desastre que hicieron gobernando. No les demos el gusto y vayamos a lo nuestro. https://t.co/uSnps4ncM8— La Corriente K (@lacorrientek) June 21, 2020
Otra vez con esto. No nos entienden desde que nosotros pintábamos la P y la V con tiza y carbón en los tapiales, y ellos agarraban una brocha para pintar "Viva el cáncer". Dejémonos de joder. https://t.co/yXFu3JtAIk— La Corriente K (@lacorrientek) June 21, 2020
Salí de ahí, Maravilla https://t.co/z090in490a— La Corriente K (@lacorrientek) June 21, 2020
En lo que no están confundidos los que salieron ayer es en su antiperonismo. En eso no le erran nunca desde 1945.— La Corriente K (@lacorrientek) June 21, 2020
Las marchas macristas de todos los sábados durante la cuarentena esta vez fueron por Vicentín. O en defensa de la propiedad privada. O contra el comunismo, o vaya uno a saber bien por que: es ridículo detenerse a pensar en la racionalidad intrínseca de un reclamo de neto corte ideológico, de un sector de la población que no comulgará jamás con el peronismo en ninguna de sus versiones (a menos la que lo niegue explícitamente, como fue el menemismo); y que metaboliza mal de ese modo su despecho por haber perdido las elecciones del año pasado.
De esto se sigue que, ni cabe hablar de "confundidos" como dijo el presidente (saben perfectamente lo que no quieren: peronismo, e intervención del Estado), ni tampoco ilusionarse pensando que existe la más remota posibilidad de "persuadirlos" o "explicarles", esfuerzo que por cierto y visto a la distancia, ya se reveló infructuoso en los tiempos de la Resolución 125 y el conflicto con las patronales del campo por las retenciones móviles. Los actores sociales e institucionales son los mismos, los comportamientos se repiten, son tendencias estructurales, es necio negarlas.
Y hablando de la 125, es muy obvio el intento del núcleo duro opositor (que es el más importante y relevante: no existe cosa tal como "antiperonismo racional") de rodear al episodio Vicentín de la misma connotación épica que tuvo aquel conflicto. Sería un error muy grande de nuestra parte pisar el palito y comprarnos esa pelea, que no significa abandonar la disputa por un país más justo, sino todo lo contrario: discutamos con los dueños del circo, y no con los payasos, o con los dueños de Dunas o Citröen aspiracionales que se sienten Nardelli.
En la semana pasada y en cuestión de días el presidente les dio estatura de contendientes a una mediocre y bastante marmota conductora de noticiero televisivo -lo que le permitió victimizarse- defendiendo una medida sobre la que luego retrocedió, afirmó que el macrismo social psiquiátrico que protesta todos los fines de semana por un motivo distinto es "gente confundida" (lo que les dejó servida la réplica a quienes los movilizan en defensa de sus intereses), y apeló a la figura de Alfonsín para reivindicarse como un hombre de convicciones; buscando pescar en una pecera en la que ya no hay peces (o están de este lado, o se apropiaron del costado gorila del ex presidente, que ciertamente lo tuvo), y causando como mínimo desconcierto en buena parte del electorado propio.
Todo eso mientras hay cosas mucho más urgentes y apremiantes que atender, como las que plantea Artemio López en ésta nota en Perfil: el aumento de la pobreza por ingresos, el desplome de la economía, los efectos que eso causa sobre los sectores más vulnerables. Cosas de las que el gobierno no tiene la culpa porque las heredó del macrismo y las agravó la pandemia, pero respecto de las cuales es el responsable de empezar a atender, con o sin presencia estatal en Vicentín.
Incluso por razones de índole práctica, porque aquejan en gran parte al núcleo duro de su base electoral, que está esperando algo más que gestos o buenas intenciones, que las descarta. Y que siente por momento que, como decía Martín Fierro, "son campanas de palo las razones de los pobres": la capacidad de presión de otros grupos se ha revelado hasta acá más eficaz para obstruir o bloquear iniciativas del gobierno que podrían lesionar sus intereses (como el impuesto a las grandes fortunas), que las necesidades objetivas y apremiantes de buena parte de la población, pendientes de respuesta oportuna por parte del Estado.
No se trata de negar los mecanismos implementados por el gobierno para intentar amortiguar el impacto de la crisis y los efectos de la cuarentena, sino de advertir que están siendo claramente insuficientes, sabiendo además que todo lo que se haga en ese campo, en éste contexto, siempre será insuficiente. Pero lo real es que mientras se dice que se "evalúa" un ingreso universal que cubra a los 9 millones de argentinos que se cayeron del sistema, por efecto de la pandemia las paritarias están planchadas, muchos trabajadores sufren un recorte de hasta el 25 % de sus salarios por acuerdos homologados en trámite express por el Ministerio de Trabajo y está suspendido por seis meses el esquema de movilidad jubilatoria, a esperas de que se defina el criterio de futuros aumentos.
Como se ve, todo un amplísimo y complejo campo de acción al cual prestarle más atención, sin enredarnos en épicas grandilocuentes en las que quemamos energías que merecen mejor destino. Y si atender esas urgencias demanda recursos, y obtener esos recursos exige afectar intereses (como el impuesto a las grandes fortunas), metámosle ya, sin demoras, sin dilaciones, sin amagues, sin anuncios.
No hay mayor épica que esa, la de atender las cosas concretas, que le mejoran la vida a la gente, cumpliendo los compromisos electorales con los que nos votaron, y con los que no nos votaron, pero nos necesitan, aunque protesten o se quejen. No hay mayor épica en política, hoy y siempre, que procurar que todos tengan trabajo, digno y bien remunerado, lleguen a fin de mes, no sufran angustias ni privaciones, sepan que el gobierno los cuida y vela por ellos justo cuando el mercado los abandona.
Con o sin expropiación de Vicentín, o la forma que se busque para resolver eso, y ellos que sigan en lo suyo, enojados con la democracia, con el peronismo, con el Estado, con su propia impotencia política. Porque de eso se trata al fin y al cabo: de no dejar que nos paralicen, llevándonos a gobernar como quieren ellos, como si hubieran ganado las elecciones en lugar de perderlas.
No hay mayor épica que esa, la de atender las cosas concretas, que le mejoran la vida a la gente, cumpliendo los compromisos electorales con los que nos votaron, y con los que no nos votaron, pero nos necesitan, aunque protesten o se quejen. No hay mayor épica en política, hoy y siempre, que procurar que todos tengan trabajo, digno y bien remunerado, lleguen a fin de mes, no sufran angustias ni privaciones, sepan que el gobierno los cuida y vela por ellos justo cuando el mercado los abandona.
Con o sin expropiación de Vicentín, o la forma que se busque para resolver eso, y ellos que sigan en lo suyo, enojados con la democracia, con el peronismo, con el Estado, con su propia impotencia política. Porque de eso se trata al fin y al cabo: de no dejar que nos paralicen, llevándonos a gobernar como quieren ellos, como si hubieran ganado las elecciones en lugar de perderlas.
Pero claro. Perdieron las elecciones. Resignación. Si ganan en el 23 que hagan lo que quieran, pero ahora es el tiempo nuestro y hay que actuar, actuar.
ResponderEliminarEstablecer el ingreso universal, un incremento de jubilaciones y pensiones y apertura de paritarias.
¿De donde sacás los recursos? Del mismo lugar que sacan todos los países del mundo para atravesar la pandemia y sus consecuencias económicas. ¿O algún país puede financiar ésta crisis con préstamos de bancos extraterrestres?
Y el impuesto a la riqueza ayudaría, y la presión para que los exportadores liquiden divisas ayudaría, y el control en serio del mercado cambiario oficial y negro ayudaría, pero hay que dejar de amagar y meter los golpes. No vaya a ser que en medio de tanto amague se agranden y nos comamos alguna mano de nock-out.
Te van putear igual. así que por lo menos hay que darles razones.
El Colo.
En cuanto al tema Vicentin, creo que el Gobierno no pudo esquivarlo porque, muy arteramente, todo el buitraje se había encargado de ponerlo como mediador (paradójicamente, no oficializado), de esa timba adquisitoria de Vicentin que se estaba armando dentro y fuera del país. Al ser el máximo acreedor y perjudicado, no podía evadir expresarse.
ResponderEliminarY pese al viejo sueño peronista de volver a meter un pie ordenador en el mercado agroexportador, no se si no hubiera sido más conveniente, económica y simbólicamente, mandar todo a la Justicia bajo caratula de estafa a los intereses de la Nación y listo. Porque con una intervencion le estaremos salvando las corbatas de seda a los pequeños y medianos acreedores de la zona nucleo (quienes una vez satisfechos sus reclamos volverían a negarnos, por mero ADN), mientras los grandes intereses permanecen intocados y jugando a obstaculizar mandato presidencial, al par que nosotros quedamos a primer tiro de desafios populares, sanitarios y geopoliticos.
¿Habría dormido esa hipotetica causa en los luctuosos tribunales de siempre? Muy probablemente, pero se habría evitado dar pie a la hipérbole Vicentin cuyo alcance politico total esta lejos de mensurarse.
Ocurrida la reconversion de las afjp y la creación del Fondo dinerario y accionario del Anses, estos grupos concentrados aprendieron y asimilaron mucho desde esa catastrofe buitre, de donde la posibilidad de reeditar controles de Directorios de empresas estrategicas, en la extension de aquello hecho en el pasado reciente, hoy, en lo inmediato, parece no resultar tan facil. Pero es mi subjetiva e imperfecta opinión, por supuesto.
Prefiero concentrarme, entonces, en lo que se dice en el post: hay temas más visibles y urgentes y tenemos una deuda a priori con quienes votaron Peronismo, principalmente.
Muy corto. Porque la clase media tiene que pagar la deuda de un privado? Se endeudaron vaciaron la empresa y no responden con du patrimonio? Otra vez estatizamos la deuda privada???
ResponderEliminarPareciera que comunicar mal es lo unico que hacen bien.
ResponderEliminarLlegamos a medio tiempo sin goles y con el equipo cansado. Y la tribuna está descolgando las banderas.
Los laburantes que no están recibiendo ninguna ayuda, gente que tiene un chiringuin con 5 empleados y cerro o está cerrando, esa gente que voto CFK (porque votamos CFK, nadie voto AF, nadie sabe quién es AF) y ahora ve como hay plata para los de siempre pero ellos se tienen que arreglar como puedan.. ese es el problema. El murmullo ya se escucha.. para las grandes empresas y los movimientos políticos siempre hay ayuda económica; el monotributista E que funda y maneje un taxi o salga a cortar el pasto.
Ese 20% de indecisos que le dió el triunfo a AF es rio revuelto en las legislativas. Si así estamos con poder en las cámaras, como será si lo perdemos?
Se vislumbra un gobierno parlamentario.