Por fin se despertaron https://t.co/8QwDu3nBPR— La Corriente K (@lacorrientek) June 17, 2020
En la edición de hoy de "Pidiendo perdón por gobernar": https://t.co/3Pom9Vxk3H— La Corriente K (@lacorrientek) June 17, 2020
Apenas arrancó la cuarentena en su fase inicial y más dura ("aislamiento social, preventivo y obligatorio" en todo el país), decíamos acá a propósito de que los medios audiovisuales quedaron comprendidos entre las excepción a las restricciones para circular, por entender que se trataba de "actividades esenciales": "Es decir que si se les permite, por ejemplo, a los periodistas, circular, es para ir a la radio, el canal, el diario o la revista donde trabajan, y volver a su casa desde ellos, al terminar la jornada laboral. Como diría Perón: de la casa al trabajo, y del trabajo a la casa. El sentido de mantener a los medios funcionando entonces, es brindar información a la población sobre la situación (información, no transmitir terror amarillista), y de paso, mantenerla entretenida en una situación estresante como es una cuarentena, ante un brote epidemiológica que nos altera a todos la rutina habitual de nuestras vidas.
No son imprescindibles -y no deberían estar autorizados a circular, por ejemplo, los movileros que andan con micrófonos todos escupidos por ellos y por los entrevistados que colocan en los dientes de esos entrevistados, o que se abalanzan como mosquitos sobre algún funcionario o alguien famoso para sacarle declaraciones, sin respetar en lo más mínimo la distancia aconsejada para evitar contagios. Menos movileros en los controles de circulación, atosigando a los policías o personal de seguridad, o preguntándoles a los que violan la cuarentena y circulan en auto o a pie, por que lo hacen, cosa que todos sabemos: por forros.
Muchos menos son imprescindibles los movileros en Ezeiza (uno de los principales focos infecciosos) entrevistando a los que vuelven del exterior y deben guardar cuarentena, o los "expertos" (generalmente, en mayoría de los casos, chantas descomunales) que circulan por las calles para llegar a los canales de televisión a tirar cualquier verdura sobre el virus y sembrar el pánico, o al revés, para desaconsejar la cuarentena o relativizar la amenaza que representa la pandemia. En realidad, para ser serios, los medios deberían limitarse estrictamente a brindar, mientras dure la crisis, la información oficial sobre su evolución, y las medidas que se están tomando para conjurarla, o las prevenciones que hay que observar. Si el resto del tiempo no saben que hacer, como diría Sergio Maldonado, que pasen música.".
Tres meses después, el desempeño de los medios y el periodismo en medio de la pandemia, no hizo sino empeorar: no solo baten fruta a granel, sino que la mayoría milita decididamente en contra de la vigencia de la cuarentena y las medidas restrictivas, mientras que al mismo tiempo trafican horror con las cifras de contagiados y fallecidos.
Y como el esquema comunicacional está aun más concentrado que el económico o político en la CABA, el contraste entre el deterioro cotidiano de los indicadores epidemiológicos de la caldea amarilla, y el desfilo de personajes insustanciales por la tele es muy fuerte: mientras mucha gente sigue impedida de ver a sus afectos o de trabajar para ganarse el sustento, el mercado de pulgas televisivo nos prodiga salames por doquier en el prime time, respecto a los cuales uno se pregunta como llegaron allí, o por el contrario, en que otro lugar podrían estar. Y también se preguntaba si el gobierno pensaba hacer algo al respecto.
Pseudo científicos, econochantas, programas con invitados que hablan al pedo de la nada todo el tiempo, desinformación, operaciones de prensa, blindaje mediático, terrorismo social administrado en dosis, en fin, hay de todo. Ante la inacción de las autoridades oficiales, al menos hasta ayer, en que por unos minutos nos esperanzamos con el comunicado del ENACOM al que refiere el primer tuit de apertura.
Claro que duró muy poco: ante los primeros esbozos de queja por "censura", el titular del ente (el massista Ambrosini) sale a aclarar que "hubo un error" en el comunicado, que no quisieron censurar a nadie y que lo único que hicieron fueron "recomendaciones" a los que los medios les pueden o no dar pelota, si quieren. Ya sabemos lo que harán: se las pasarán por el quinto forro de las pelotas.
Habituados como estamos a estas reculadas que a seis meses de gobierno ya son un sello de gestión, no deberíamos sorprendernos. Tampoco es que pidiéramos que tumben el DNU 267 de Macri que mutiló la ley de medios y disolvió la AFSCA, creando en su reemplazo el ENACOM: al fin y al cabo el propio presidente dejó en claro desde el principio que tal cosa no era una prioridad de su gestión.
Simplemente pensábamos que, considerando el contexto en que vivimos, de emergencia sanitaria, y aunque más no fuera por estrictas razones de salubridad pública y para evitar contagios y la propagación del virus (especialmente en los lugares donde es más fuerte su circulación, como la CABA), el Estado fijaría prioridades, y solo permitiría la circulación de las personas estrictamente necesarias, porque cumplen tareas esenciales, de las que no podemos prescindir.
Tal parece que nos equivocamos, y estábamos en`presencia de otro episodio más de "gobernar en puntas de pie", o pidiendo perdón por hacerlo. Una pena.
Los dos últimos renglones de la nota están, a mi criterio, muy bien, muy acertados. LAMENTABLEMENTE.-
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