miércoles, 24 de junio de 2020

VACÍO AL HORNO CON ACEITE VICENTÍN


Vicentín llegó a la situación de "estres financiero" por la que suspendió los pagos a sus acreedores (si fuera el Estado los medios hablarían lisa y llanamente de default) mientras crecían sus actividades y sus ventas, de modo que no hay otra posibilidad que atribuirlo a maniobras defraudatorias de los que manejan la empresa. Consecuencia del "estres financiero" fue la posterior presentación en concurso de acreedores.

Luego vino el anuncio presidencial de la posible expropiación (previa intervención por DNU, dejada sin efecto por el juez del concurso), y el intento de la oposición al gobierno nacional de transformar el caso en "la nueva Resolución 125", con la plataforma social de los terratenientes de maceta que tan bien le sirvieron a los intereses del campo privilegiado en el 2008, y que al menos en una pequeña porción, parecen dispuestos a repetir la gesta ahora: sin reparar en que defienden algo que es indefendible: lejos de la imagen que en la época de la pelea por las retenciones móviles supieron forjar los grandes medios, no se trata de esforzados labriegos que se levantan a la madrugada en pleno invierno a cosechar o sembrar con sus propias manos, estamos en presencia de un grupo empresario con prácticas delictivos en algunos casos, e impresentables en todos.

Al respecto leíamos en Página 12: " El gobierno de Santa Fe, a través de la Inspección General de Personas Jurídicas (IGPJ) de la provincia, aportó ayer a la Justicia una información clave para la causa Vicentín: dio a conocer maniobras de vaciamiento patrimonial a través de donaciones y venta de activos de un grupo de accionistas y directores de la empresa, llevadas adelante apenas conocido el estado de cesación de pagos y la apertura del concurso preventivo, a principios de este año." 

"La denuncia da a conocer varios trámites iniciados en el Registro General de la Propiedad del Gobierno de Santa Fe que dan cuenta de que, apenas declarado el estado de cesación de pagos, integrantes del directorio, entre los cuales se encuentran Daniel Buyatti (presidente), Roberto Vicentin (director titular), Martín Colombo (director titular) y Bettina Padoan (directora suplente), “comenzaron con febriles movimientos tendientes a la disminución de sus patrimonios personales”, según expresa María Victoria Stratta, la Inspectora General de Personas Jurídicas.".

Para que se entienda: a lo ya conocido de empresas o sociedades pantallas en paraísos fiscales, maniobras de triangulación en el comercio exterior para fugar divisas, acusaciones judiciales por lavado de dinero, pagadios gigantesco a productores y proveedores, se suma ahora que los dueños de Vicentín (muchos de ellos, directores desplazados por el DNU presidencial y repuestos por el juez del concurso en sus cargos) venían simulando ventas de sus bienes o desprendiéndose rápidamente de ellos para insolventarse deliberadamente, o salvarlos de los ataques de su multitud de acreedores que buscan cobrar sus deudas. 

Eso, mientras uno de los nietos de los fundadores decía en los banderazos del sábado pasado que "mancharon el apellido Vicentín" no ellos, sino el gobierno al decir que están vaciando las empresas.

Hemos dicho antes que tenemos que evitar la trampa a la que nos quieren llevar, discutiendo sobre este tema en términos de gestas patrióticas, valores morales o conceptos abstractos; o bizarras antinomias ideológicas. Sin embargo, como muchos paparulos sociales que nos rodean a diario insisten en determinadas cuestiones, y sin dejar de advertir que tienen certezas inconmovibles que los hacen inmunes a los hechos de la realidad, recordémosles estas cosas.

Porque sea lo que ellos crean que defienden (si es que realmente lo quieren, porque no pueden admitir que lisa y llanamente exponen una ideología, con visos de enfermedad: el antiperonismo), lo cierto es que defienden estas cuestiones: gente garca experta en cagar a otra gente, con capacidad y recursos para desarrollar toda una ingeniería jurídica y contable para ir por la vida cagando gente, siempre. Y luego disfrazarlo de honradez y contracción al trabajo, puestos como modelo ejemplar.

Es muy posible que quienes defienden a gente como Vicentín digan que lo hacen por ciertos valores, pero en realidad lo haga por otros; como por ejemplo la envidia "porque la hicieron bien, no poder estar en su lugar". Lo cual supone que, descartado que uno pueda convencerlos, no se los debe tomar muy en serio, ni perder demasiado tiempo discutiendo con ellos.

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