¿Qué gobierno no sueña con tener una oposición razonable, con la que, más allá de las diferencias políticas, se puede sostener un nivel razonable de diálogo, e incluso acordar ciertas cuestiones y ampliar los consensos?
Nadie quiere vivir en un estado de beligerancia política permanente, pero se tiene la oposición que se tiene, y no la que se quiere, sin entrar siquiera a discutir si se tiene la que se merece: hay oposición en la misma media y por las mismas razones que hay gobierno, porque se trata ni más ni menos que de cumplir los distintos roles de la función de representación política, de la complejidad social.
Los opositores, al igual que los oficialistas -acá y en todos lados- están "obligados a representar" a sus votantes, al menos si quieren revalidar sus roles institucionales, como debe ser en una sociedad democrática: con los votos. En ese contexto, las mayores o menores afinidades personales entre los dirigentes de diferente fuerzas políticas son irrelevantes, pues la cuestión es estrictamente política, no personal.
Ayer por la mañana, en el acto oficial por el 9 de Julio, el presidente se ocupó de destacar que el Jefe de Gobierno porteño es "su amigo", en un gesto que buscaba distender, y convocar a la pacificación política. A la tarde, manifestantes desaforados contra su gobierno agredieron al móvil de C5N, sin que se conociera al instante -como debe ser, no varias horas más tarde y después de algún focus group- ningún repudio público del "amigo" Larreta; y (lo que es mucho más grave) sin que la fuerza policial del Estado que él gobierna, haya hecho lo más mínimo para garantizar el orden -para empezar, la no violación alevosa de la cuarentena-, en el pico de los contagios y en uno de los lugares con peores números al respecto- y la integridad personal de los agredidos.
Por mucho menos que eso (por nada, en mucho casos), la Metropolitana ha apaleado brutalmente a manteros senegaleses, trabajadores del hospital Borda e incluso internos, o integrantes de los movimientos sociales o sindicatos. Con lo que demuestra que la derecha tiene muy en claro que la fuerza estatal está, antes que todo, para garantizar la defensa de los intereses de clases, no la seguridad de todos los ciudadanos.
Tampoco se le conocieron a Larreta en público, expresiones tendientes a desmarcarse del golpista y bochornoso comunicado de "Juntos por el Cambio" del sábado por la mañana, cuando se conoció la muerte de Fabián Gutiérrez. Haciendo el papel de voceros de los otros, el Jefe de Gabinete se ocupó en destacar que a él lo llamaron varios dirigentes opositores para desmarcarse del brulote, lo cual es de una candidez asombrosa, por ser suaves: no se trata de confiar o no en los contactos telefónicos de Cafiero, sino en darle a las cosas su verdadero valor político.
Ningún dirigente importante de "Juntos por el Cambio" se ha desmarcado públicamente del comunicado ni lo hará, por una razón muy sencilla: saben muy bien que lo escrito allí expresa cabalmente el modo de pensar del núcleo duro de sus votantes, al que no pueden dejar de representar, porque de lo contrario otro lo hará. Esperar otra cosa es ingenuidad pura, y la ingenuidad en política es muy peligrosa.
La idea (fogoneada desde periodistas y medios "oficialistas") de que existe una interna al interior de la oposición entre los "halcones" intransigentes, y las "palomas" más proclives a ciertos entendimientos con el gobierno, es una fábula para niños: en los puntos centrales (lo que incluye adversar al gobierno y limarlo por todos los medios) toda la oposición más importante con roles institucionales (en las provincias, en el Congreso) está de acuerdo. Y los que no cumplen esos roles hoy (como Macri o Vidal), ni hablar.
Creer lo contrario y obrar en consecuencia, es lisa y llanamente suicida, y más allá de las empatías personales del presidente (que reiteramos, no están en discusión) o las apelaciones institucionales a la unidad nacional, hay que tomar nota del escenario político real, y obrar en consecuencia: la furia opositora creciente que se manifiesta en las calles tanto como en el Congreso o las redes sociales, es expresión de impotencia política por no haber podido procesar aun el hecho de perder las elecciones, de forma amplia y en primera vuelta, cuando soñaban con un largo ciclo de hegemonía política.
Pero si alguien perdió, otro alguien ganó; y el presidente y su gobierno tienen que tomar nota de ello, para extraer de la victoria los frutos legítimos que genera, como por ejemplo aplicar el programa que votaron las grandes mayorías nacionales. Obsérvese por ejemplo que, en medio de un clima de creciente beligerancia política contra el gobierno y sus políticas, su propuesta de reestructuración de la deuda ha recibido elogios opositores, y silencios de los aliados: algo no cierra ahí, y sería de necios negarlo.
Acaso sea llegado el momento de empezar a pensar menos, en términos estrictamente políticos, en los "amigos" (lo que incluye a algunos funcionarios que no están a la altura de las circunstancias, claramente), que en los "aliados"; es decir en aquellos con los que, con mayores o menores afinidades personales, se construyó una propuesta política para ganar las elecciones, y volver al gobierno. Aunque eso exija que se enoje algún "amigo" al que se llama en público por el nombre, sea político y empresario, por el rumbo que se siga.
Tuits relacionados:
Entre mis boludos favoritos se cuentan los gorilas "asombrados" porque entre ellos hay violentos. Bombardearon una ciudad e hicieron desaparecer a 30.000, chiques.— La Corriente K (@lacorrientek) July 9, 2020
Y nosotros no asumimos que ganamos. Y tenemos que gobernar y ejercer la autoridad. https://t.co/QoVbl1ss1U— La Corriente K (@lacorrientek) July 9, 2020
Y el presidente lo llama su amigo.— La Corriente K (@lacorrientek) July 9, 2020
El presidente como cualquier persona es dueño de elegir sus amigos, y de tener los amigos que quiera. La convivencia política es otra cosa, bastante más compleja de resolver. Y amigos son una cosa, y aliados políticos otra, muy distinta.— La Corriente K (@lacorrientek) July 9, 2020
Uno elige a sus amigos, pero eso no quita que también se eligen los enemigos. De un modo u otro.— La Corriente K (@lacorrientek) July 9, 2020
Te tomaste tu tiempo, chinwenwencha. Estabas esperando los resultados de los focus group? https://t.co/1qil9D9Qs0— La Corriente K (@lacorrientek) July 10, 2020
Entre mis boludos favoritos se cuentan los gorilas "asombrados" porque entre ellos hay violentos. Bombardearon una ciudad e hicieron desaparecer a 30.000, chiques.
ResponderEliminarY ROBARON MAS DE 500 BEBES
TAMBIEN HICIERON LO QUE ESTE MEDICO CLOACAL HA HECHO Y HACEN LO QUE EL SR MAHIQUES Y SU COFIRMANTE HACE
https://www.pagina12.com.ar/277381-el-partero-de-la-esma-seguira-con-prision-domiciliaria
Por ahora nuestro presidente, el querido AF, ungido y elegido por nuestra amada jefa, no lo considera enemigo, así que bien puede decirle mi amigo.
ResponderEliminarYo no lo considero mi amigo porque no me gusta que regalen tierras fiscales a diestra y siniestra y no quise ni quiero que nuestra Capital Federal, sea una cuasi provincia, deseo húmedo del radicalismo.
Este tipo Alberto es pelotudo o se hace? Dan ganas de votar al socialismo, total es al pedo igual.
ResponderEliminarDónde mierda esta Cristina??
Dónde está lo que votamos?
Saben las cupulas que la gente se está cagando de hambre? Entienden que hay una masa que está aguantando los trapos mientras ellos siguen de pizza y champán?
Alberto está dilapidando poder político que no le pertenece.
Y el idiota de Cafiero? En qué cabeza cabe ponerlo de jefe de gabinete al muchacho ese?
Somos peronistas o que mierda somos?
Lo dijo Néstor. Nos dicen K para bajarnos el precio. No existe el Kirchnerismo, siempre dijimos que somos peronistas.
Por acá estamos a nada de pasarnos al Anti albertismo