La sensatez "populista" y la locura "republicana": https://t.co/62bHn5kMKU— La Corriente K (@lacorrientek) July 18, 2020
Quizás muchos se hayan percatado por primera vez del contraste en el video grabado del viernes junto al presidente en el que se anunciaba como seguía la cuarentena, pero si venían prestando atención, todas las veces anteriores fue igual: el gobernador de la provincia de Buenos Aires poniendo la cuota de sensatez necesaria en una situación compleja como la pandemia, y el jefe de gobierno porteño exagerando un optimismo autocomplaciente que no se compadece con los datos duros de la realidad.
En lo inmediato, la diferencia de las dos actitudes (que se viene advirtiendo, en nuestra opinión, desde el inicio de la pandemia) se traduce en que, con el mismo contexto de récords de contagios y fallecimientos, en la provincia se seguirán restringiendo actividades, y en la ciudad asistiremos a un Lollapalooza de aperturas, con final imprevisible.
Lo que resulta de esto es una (aparente) paradoja: el "populista" Kicillof no hace promesas alocadas que no podrá cumplir, y advierte los riesgos que se corren, y el "republicano" Larreta, por contraste, dice todo lo que su voluble electorado quiere oír, aun cuando no sea lo que aconsejan las circunstancias. Es difícil medir hoy -sin elecciones a la vista- los costos y beneficios políticos que ambas actitudes reportarán, sobre todo porque las decisiones del voto nunca son monocausales.
Sirva sin embargo para puntualizar que, contra la imagen que pretenden instalar los medios hegemónicos, en un caso hay un dirigente político con una responsabilidad institucional importante (Kicillof) que demuestra cabalmente estar a la altura de las circunstancias aun en medio de las dificultades, y el otro, con responsabilidades igualmente importantes (Larreta) evidenciando un alto grado de chantismo, aun cuando se preocupa en transmitir la imagen de "preparado".
Por supuesto que el alineamiento de cada uno a uno y otro lado de la "grieta" matizará esto, pero los hechos están; y en el caso del gobernador de Buenos Aires estamos frente a una de las apariciones más importantes de la política argentina en los últimos años, con posibilidades de proyección a la escena nacional, en breve.
Y en circunstancias complejas: gobernando un distrito inmenso territorialmente, muy poblado, con realidades heterógeneas y perjudicado (el más) en el reparto de los recursos de la coparticipación. Y sin embargo Axel va, sin quejarse mucho, con su propio estilo; que en gran medida reivindica a la "vieja" política.
Va subestimado por buena parte de la política "tradicional", y combatido por los medios hegemónicos, por su cercanía e identificación con Cristina. Tal como lo subestimaron y lo combatieron cuando, termo y mate en mano, ponía la cara con la gente en los parques y las plazas en los tiempos en los que la hegemonía macrista parecía incontestable y no pocos desde la propia oposición, la auguraban prolongada.
En esos mismos tiempos denunciaba (cuando había que hacerlo, no cuando el desastre ya era inocultable) todos u cada uno de los estropicios de la derecha "moderna y democrática" gestionando, desde el arreglo con los fondos buitres y el blanqueo, hasta el desguace de la ANSES, los PPP o el acuerdo con el FMI. Ninguna de esas discusiones, además, lo contó entre los "dadores voluntarios" de gobernabilidad", actitud que a la larga le terminó rindiendo sus frutos.
Con esa misma actitud se largó a recorrer la provincia que hoy gobierna con un Clío en compañía de algunos amigos, intentando la aventura de derrotar a quien parecía un "tanque electoral" imbatible del macrismo, a la que vendían como "la dirigente política con mejor imagen del país". Y lo logró, de modo contundente y aplastante, y su candidatura se impuso al interior del peronismo justamente porque nadie (ni siquiera los que lo subestimaban, sobre todo ellos) "medía" lo que él, o porque ninguno se animó a asumir el desafío.
Hasta donde podrá llegar Axel Kicillof en el futuro es imposible saberlo hoy, porque además no depende sólo de él. Lo que es seguro es que el gobernador de la provincia más grande e importante del país es una de las pocas voces sensatas en medio del coro de aturdidores que medran y confunden en la pandemia, y tiene todo el futuro por delante.
Mientras tanto, desde acá celebramos que lo esté construyendo apelando a la política, en su más genuina expresión, sin decorados marketineros vacíos de contenido. Tuits relacionados:
Lo que está haciendo Axel con la pandemia es lo mismo que hizo cuando en el 2016 iba a las plazas a matear con la gente, o la campaña con el Clío. Sembrar hoy para cosechar mañana. Cero marketing. Política en estado puro. Para que aprendan varios.— La Corriente K (@lacorrientek) July 17, 2020
El populista Kicillof dando un cuadro de situación realista de la pandemia. El republicano Larreta tirando buenas ondas, con todos los números en contra. Como en casi todos los temas, pero viste como es, después te la venden cambiada.— La Corriente K (@lacorrientek) July 17, 2020
Suscribo desde la primera a la última letra de la nota. EXCELENTE y que Dios quiera que este muchacho siga afirmándose y creciendo para una Argentina en PAZ, o sea, justa, libre y soberana. Fraternales saludos, compañeros.-
ResponderEliminarlarreta careta
ResponderEliminartodo es puesta en escena de la mañana a la noche
justamente a la noche hablaron con todos los canales, desde la nueva muni
(que en realidad fue un concurso para el banco ciudad que se quedó mau como sede para vender el edificio del ex mercado central)
parecia que habían estado laburando a lo loco y estaban saliendo de sus trabajetes
cara larreta... <:)
la carita feliz