En los inicios de la pandemia, Alberto Fernández acumuló capital político despuntando un tipo de liderazgo que parecía el adecuado para el momento: transmitiendo calma y convicción, explicando con aptitud docente la situación y las medidas que demandaba y -conforme es su estilo de hacer política- apareciendo como un presidente que toma decisiones con sustento en la opinión de los expertos, y tratando siempre de construir los consensos más amplios en torno a ellas.
Fueron los tiempos del protagonismo en primer plano de Ginés en la comunicación, y de un presidente que se mostraba junto a los opositores políticos para demostrar que el problema afectaba a todos, y en consecuencia todos debían aportar a resolverlo. Así fue como Gerardo Morales u Horacio Rodríguez Larreta aparecían con frecuencia junto al presidente, y eran encomiados como ejemplos de "opositores responsables", con los cuales era un orgullo trabajar en conjunto, en palabras del propio AF.
Pero después pasaron cosas: la presión del poder económico para flexibilizar actividades y de los medios (en tanto vehículos de expresión de ese mismo poder) con su discurso anticuarentena, proponiendo todas las semanas un modelo alternativo distinto como ejemplo para afrontar la pandemia, y -por supuesto- el cansancio social frente a la prolongación de las restricciones.
A ello hay que sumarle que el núcleo original de los contagios y aun hoy y en todos estos meses, la zona que reúne la enorme mayoría de ellos es el AMBA, es decir el corazón político, demográfico, económico y mediático del país. Es difícil pensar en algo parecido a una "normalización post pandemia" si la situación no es controlada allí, y nada indica que lo vaya a estar, en lo inmediato.
Lo cierto es que hoy, a cinco meses de comenzada la cuarentena en sus distintas fases, y cuando endurecer la misma sería más necesario que nunca por las cifras de contagios y muertes, no hay consenso social para hacerlo, el gobierno ha perdido la fortaleza política para imponer medidas más restrictivas, y tampoco parece tener la decisión de avanzar en esa línea, pese a las advertencias periódicas que se hacen, desde el Jefe de Gabinete hasta por el propio presidente: nadie parece tomarlas demasiado en serio, y el cumplimiento social de las restricciones se ha relajado al mismo tiempo que los controles oficiales. Vayan si no de muestra las manifestaciones semanales en el protestódromo del obelisco porteño, avaladas por la ministra de Seguridad de la nación como "el ejercicio de un derecho constitucional".
Hoy Jujuy (uno de los ejemplos que se mostraban al principio de la emergencia sobre como manejarla) está estallada, y Morales ha perdido el control de la situación, apelando a respuestas inverosímiles y bizarras porque su sistema de salud colapsó, o está a punto de hacerlo. A ello hay que añadir lo dicho sobre el AMBA, y dentro de ella, en la CABA Larreta sigue como si nada, planteando nuevas aperturas de actividades. De más está decir que del mismo modo que la decisión y firmeza en en momento inicial de la pandemia le valieron a Alberto acumular imagen positiva y capital político, el desmadre de las cifras le será facturado, impiadosamente, aun por los que hasta ayer pedían flexibilizar la cuarentena.
Daría la sensación de que en un determinado e impreciso momento de la crisis, el gobierno perdió el rumbo, o comenzó a tomar decisiones sustentándose en otros criterios, que no son estrictamente los de las políticas sanitarias, y los consejos de los epidemiólogos; aunque -otra vez- los medios le facturen que siguió siendo así, para criticarlo. Y si no veamos lo que fue pasando con las últimas normas que administraron la cuarentena, dictadas por el presidente.
El sábado 2 de agosto se publicó en el Boletín Oficial el DNU 641 que estará vigente hasta las cero hora del próximo lunes, fijando las pautas para éste tramo de la emergencia. Por ese decreto se suspendieron en todo el país las reuniones familiares, que como dijimos acá, nunca estuvieron habilitadas en el AMBA, desde que empezó la cuarentena. Y en otros lugares complicados por el número de casos -como ocurrió acá en Santa Fe con el Departamento Rosario- las autoridades provinciales ya las habían suspendido preventivamente: así lo hizo Perotti acá, una semana antes del decreto nacional.
Lo que uno podría preguntarse si -por ejemplo- fuera de San Luis, Catamarca, San Juan o Formosa, es por qué razón no puede seguir reuniéndose con sus afectos, aun teniendo escaso número de casos. Una respuesta posible que se nos ocurre es que extendiendo la medida a todo el país, el gobierno la hizo digerible para los porteños, que presionaban por más aperturas. Y si no, veamos lo que pasó con las normas inmediatamente anteriores al citado DNU 641.
Su antecedente fue el DNU 605, publicado el 18 de julio en el Boletín Oficial. En él no estaban suspendidas las reuniones familiares en todo el país, pero sí en el AMBA, que permaneció como desde el inicio de la pandemia, en "aislamiento social, preventivo y obligatorio". Sin embargo, ese mismo día 18 de julio, el Jefe de Gabinete dictó la Decisión Administrativa 1289, por la cual habilitó en la CABA a pedido de Larreta las galerías y paseos comerciales, los lavaderos de automotores automáticos y manuales, los paseos, adiestramiento y peluquerías para perros, las galerías de arte con turno, las profesiones, las peluquerías, depilación, manicuría y pedicuría (salones de estética), las industrias y los cultos: (rezo individual y de hasta 10 (diez) personas).
El 8 de agosto -ya con el nuevo DNU que prohibía las reuniones familiares- por la Decisión Administrativa 1436 de Cafiero se habilitaron las actividades teatrales sin público, las tareas de mantenimiento en los museos, las bibliotecas para el préstamo de libros; y luego vinieron el entrenamiento de los equipos de fútbol de la AFA (10 de agosto), y ayer salió publicada en el Boletín Oficial la D.A. 1450 que autoriza los entrenamientos de Los Pumas.
En todo ese tiempo, los casos positivos en la CABA siguen creciendo, en números altos, según este detalle de fechas y cifras: 13/7 (838), 14/7 (982), 15/7 (1138), 16/7 (859), 17/7 (1051), 18/7 (1074), 19/7 (1108), 20/7 (1090), 21/7 (1405), 22/7 (1408), 23/7 (1274), 24/7 (1142), 25/7 (1094), 26/7 (916), 27/7 (1063), 28/7 (1184), 29/7 (1097), 30/7 (1254), 31/7 (1127), 1/8 (965), 2/8 (966), 3/8 (1088), 4/8 (1358), 5/8 (1486), 6/8 (1341), 7/8 (1217), 8/8 (918), 9/8 (876), 10/8 (1069) y 11/8 (1200). O sea, muchos casos, pero más actividades habilitadas, no menos: hay algo que no cierra. Tuits relacionados:
Acá no somos expertos en comunicación política ni mucho menos, pero otra conferencia de prensa tripartita con el Guasón en primer plano explicándonos lo maravilloso que está todo y lo bien que se están portando los porteños; en este contexto, sería francamente irritante.— La Corriente K (@lacorrientek) August 11, 2020
Cuando la cuarentena es más necesaria que nunca, no hay consenso social ni decisión política de endurecerla. Complejo panorama.— La Corriente K (@lacorrientek) August 11, 2020
Son muchos los problemas q se arrastraron casi q desde el inicio, al excelente análisis yo le sumaria el factor económico, las facturas siguieron llegando , se habilitó imprudentemente el home banking al mes y empezaron a llegar todos los cheque rechazados sin q ningun banco cubriera ni uno solo, se limitaron rechazarlos, as alla del ice de 10 mil que llego en su mayoría a gente ya cobraba planes sociales y no al monotributista ni trabajador en negro, las primeras grietas en l cuarentena son creo economicas.
ResponderEliminarAnónimo, 12 de agosto de 2020, 2:12
ResponderEliminarConozco trabajadores en negro (albañiles) que sí pidieron el IFE y lo reciben. También conozco monotributista que no lo pidieron por miedo a perder algo. De los miedos no da para entrar en detalles porque la más de las veces son mentiras de gente que (como a todos) la cuarentena los afectó, pero no los volteó, y hablar mal del gobierno o mentir es gratis. Otros injustificados, o no tanto... por caso, miedo a que por tener una prepaga de las de mejor cobertura, eso provocaría alguna revisión de sus cuentas.
En fin cada uno conoce lo que conoce... Lo mejor es buscar más información:
Apenas una de cada diez personas que reciben el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) accedió a un trabajo formal registrado entre los meses de febrero de 2019 y enero de 2020, informó la Anses a través de un estudio de caracterización de la población beneficiada con esta ayuda.
El mismo reflejó que del universo de 8.857.063 de personas que perciben el IFE, más de la mitad (55,7%) son mujeres, de las cuales el 42,3% son trabajadoras de la economía informal o desempleadas sin ningún tipo de cobertura estatal.
Del total de las mujeres, el 46% (2.268.562) ya percibían una asistencia del Estado por medio de la Asignación Universal por Hijo (AUH) al tener hijos a su cargo.
Por último, unas 4,6 millones de personas que solicitaron el IFE les fue denegado ese pedido por tener ella misma o alguien en su grupo familiar un empleo en relación de dependencia (43,6%), poseer ingresos por jubilaciones o pensiones (15,6%), o ser titular de algún plan social incompatible (6,4%), entre los principales motivos.
https://www.telam.com.ar/notas/202007/495618-solo-1-de-cada-10-beneficiarios-tuvo-un-trabajo-registrado-durante-el-ultimo-ano.html
y sí, el análisis es excelente
Reiteramos: hay que sacarse de encima a Larreta, que tiene puesta la camiseta del Covid y juega al estallido de contagios y muertos.
ResponderEliminarLa autoridad nacional debe ordenar al Jefe de Gobierno de CABA el cumplimiento estricto de puntuales medidas sanitarias. De lo contrario, intervención de CABA por razones -más que evidentes- de salud pública.
De los 3 millones de porteños, el 50% son cabezas de termo irrecuperables, de manera que no hay en ese porcentaje posibles adhesiones que cuidar. Basta de tolerancia con los irracionales y negativistas que conscientes - o no- pueden generar un desastre viral, y que después van a responsabilizar de la hecatombe al gobierno nacional.
El Colo.