jueves, 3 de diciembre de 2020

EL EQUÍVOCO PORTEÑO

 


Los que son lectores asiduos del blog sabrán que acá hemos siempre muy críticos de la autonomía porteña introducida en la reforma constitucional de 1994, como una de las monedas de cambio que Menem le entregó a Alfonsín en el Pacto de Olivos, a cambio de la posibilidad de reelección presidencial. 

Un experimento para dotar al país no peronista de una vidriera desde la cual gobernar una "mini" provincia con todos los problemas estructurales resueltos por el Estado nacional; que nos terminó costando caro: como bien recordaba los otros días Máximo Kirchner cuando se discutió en Diputados el recorte de la coparticipación a la CABA que Macri le aumentó por decreto, las dos últimas crisis nacionales (2001 y 2019) se precipitaron cuando gobernaba el país un ex jefe de gobierno porteño, proyectado desde esa vidriera con apoyo mediático y del establishment, en ambos casos.

Y ahora, cuando se concreta por fin una medida de mínima y elemental justicia en el reparto de los recursos del Estado nacional, otro jefe de gobierno porteño (el actual) es lanzado a la presidencia como el nuevo prospecto de la derecha vernácula para recuperar el poder institucional que perdieron en las urnas el año pasado. Y ese jefe de gobierno -Larreta- amenaza con judicializar su reclamo por la poda de los fondos, ante el bastión institucional supremo del conservadurismo: la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Claro que no están discutiendo por plata, sino por poder. La "cuestión porteña" atravesó todos nuestros conflictos civiles del siglo XIX peleando por la nacionalización de la aduana primero, y por la capitalización federal de la ciudad-puerto, después.

Derrotado en la Constitución de 1853 y en ley de federalización de Buenos Aires de 1880 (con resistencia armada incluida en éste caso), el "porteñismo" prolongó hasta hoy su hegemonía cultural y económica sobre el país, y aun permanece sobrerepresentado políticamente en el Congreso de la nación: con tres senadores que ningún distrito federal capital de un país tal tiene, y con muchos más diputados que los que corresponderían a su población, decreciente con los años.

Y sobre eso, el emplasto de la autonomía, y la concentración del poder mediático, económico, financiero y judicial del país, en unas pocas manzanas de sus 200 kilómetros: mucho más que la Ciudad Autónoma que diseñaron los constituyentes del 94', Buenos Aires es la sede física del poder "real" que maneja el país, desde siempre, y por lo general, a espaldas de éste: es desde siempre la boca por la cual los poderes extranjeros de todo tipo nos maniataron y dominaron.

De modo que el que crea que se está discutiendo por unos pocos puntos de la masa coparticipable de impuestos federales, no entiende lo que realmente está en juego; que son el poder actual, y el futuro. Tuits relacionados:   

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