Salvo en los lugares en los que los gremios docentes hagan medidas de fuerza, mañana retornarán las clases presenciales en buena parte del país, en un contexto de incertidumbre sobre lo que puede pasar.
Decimos "retornarán las clases presenciales" decimos, y no "retornarán las clases" a secas, porque todo el año pasado hubo clases, y las escuelas estuvieron abiertas y funcionando; claro que a otros fines -por ejemplo garantizar la asistencia alimentaria- y bajo otra modalidad.
Precisiones que es necesario hacer aunque parezcan obvias, porque el retorno se produce en un contexto de clara derrota conceptual del gobierno nacional (que arrastró a los gobiernos provinciales) frente a la ofensiva constante de la derecha para instalar el "que abran las escuelas", y de paso y como siempre, poner al peronismo del lado de la barbarie, la incultura o el clientelismo "que prefiere mantener ignorantes a los pobres para poder manipularlos electoralmente".
Porque hay que decir las cosas como son: el retorno a clases presenciales no se produce como consecuencia de una mejora en los indicadores epidemiológicos de la pandemia, o porque se hayan analizado exhaustivamente los pro y los contra de hacerlo, desde esa óptica. Tampoco es que haya pleno consenso social entre todos los actores del hecho educativo, ni mucho menos que estén plenamente garantizadas las condiciones sanitarias y los protocolos para hacer en condiciones seguras.
Las clases presenciales vuelven porque el gobierno nacional en esto -como en tantas cosas vinculadas a la administración de la pandemia- se dejó llevar de la nariz por la agenda que generan los grandes medios y la oposición mayoritaria, expresada en "Juntos por el Cambio". De hecho, la cronología de los acontecimientos indica que el acelerador final fue el pedido del propio Macri en ese sentido.
Por supuesto que siempre se puede pensar que se puede hacer de la necesidad virtud, y que el error inicial no condena fatalmente al fracaso a la decisión adopta; pero lo cierto es que ésta no pudo ser concebida bajo peores condiciones. Y por regla general, lo que mal empieza, mal acaba.
La oposición instaló el tema del retorno a las clases presenciales no movidad por una genuina preocupación por la educación que nunca tuvo, ni ´tampoco demostró cuando era gobierno. El propósito real es explotar políticamente la ansiedad de los padres que ya no saben que hacer con sus hijos ahora, y el posible (¿previsible?) aumento de contagios después, para pegarle al gobierno.
Porque si hay algo que está claro en medio de tantas incertidumbres, es que eso es precisamente lo que sucederá: a poco que aumenten los contagios, todos los promotores del "abran las escuelas" se desentenderán del asunto como si nada tuvieran que ver, y a otra cosa. A otra cosa no: a pegarle al gobierno porque generó una crisis sanitaria.
Cuando desde JxC comenzó la ofensiva por el retorno a las clases presenciales,. el ministro Trotta (de lo peorcito de un gabinete donde no abundan los brillantes) dijo que no volvían hasta que los docentes no estuvieran vacunados. En días, y como no pudo resistir la presión, dijo exactamente lo contrario: que la vacunación no era condición imprescindible para el retorno a las aulas; para rematarla diciendo que es necesario "producir un proceso de reorganización pedagógica". Mejor descripción del contexto en el que las clases presenciales vuelven, imposible de conseguir.
El propio racconto de los DNU presidenciales que fueron prorrogando las medidas de restricción a la circulación da cuenta de como fueron las cosas: como veíamos acá, pasaron de plantear que debía "evaluarse" si estaban dadas las condiciones para volver a las aulas, a retener en el Estado nacional la decisión final (como que era éste el que había decretado la emergencia sanitaria, que es al fin y al cabo la causa de la suspensión de las clases presenciales), para finalmente tirarles el fardo a las provincias para que decidieran, pero presionándolas con declaraciones del ministro, en perfecta sintonía con Larreta y Soledad Acuña.
Con toda la importancia que la educación tiene (aunque decisiones tan trascendentes tomadas en estas condiciones nos hacen dudar si todos asimilan el concepto), lo que deja claro el retorno a las clases presenciales es que hay un sistema de conducción política y toma de decisiones, que trasciende el hecho educativo y se condena a sí mismo a repetir este tipo de encerronas, de las que luego no sabe como salir. Tuits relacionados:
Pasábamos por acá para recordarles que cuando Tebi Bullrich habló de hacer una "nueva campaña al desierto en materia educativa" le caímos con todo. Eso, nada más, sigan con lo suyo.
— La Corriente K (@lacorrientek) February 16, 2021
A ver, justificadores de todo, banquen a Trotta. Los queremos leer, no nos defrauden.
— La Corriente K (@lacorrientek) February 16, 2021
Trotta(calles) comenzó su carrera política en la lista de Cavallo-Beliz.
ResponderEliminar¿Alguno de ellos está hoy en el gobierno?
Empezó la avanzada troska profe?
ResponderEliminarMe acuerdo que el profe peleaba por los 2 votos de la izquierda cipaya hace unos meses.
No aprenden más