miércoles, 10 de febrero de 2021

GANANCIAS

 


Todo indica que el proyecto de Massa sobre cambios en el impuesto a las Ganancias sobre los salarios más altos tendrá un trámite acelerado y favorable por el Congreso, desde que el propio Massa anunció que será enviado a extraordinarias (o sea antes del 1º de marzo), y que buena parte de la oposición ya anticipó que lo apoyará, aunque con la salvedad de "ver bien la letra chica", o eximir a cualquier jubilado de pagar el impuesto, sin importar de cuanto sea su jubilación.

El proyecto presentado por el presidente de la Cámara de Diputados no dice como se compensarían los 40.000 millones de pesos que el fisco nacional dejará de percibir si la iniciativa prospera, aunque podría pensarse que supone que lo hará porque esos mayores ingresos de los trabajadores beneficiados por los cambios se volcarán al consumo, y por ende impactarán favorablemente en el nivel de actividad, y por carácter transitivo en la recaudación vía IVA o mayores Ganancias de las empresas: una u otra opción no son neutrales, por supuesto, en términos de equidad distributiva.

Otras versiones dicen que se compensaría dentro de los ingresos por el mismo impuesto (Ganancias), frenando la baja de las alícuotas a las empresas establecidas en su momento por Macri, o incrementando la alícuota que grava con el impuesto la distribución de dividendos empresariales. De ser así, la solución es netamente superior -otra vez- en términos de equidad distributiva, con una paradoja: el gravamen sobre la distribución de dividendos fue introducido en el gobierno de Cristina en el 2013 con el voto contrario de casi toda la oposición (incluidos los legisladores que por entonces le respondían a Massa), y fue eliminado en el 2016 con la ley de blanqueo de capitales, con el voto favorable de esos mismos sectores.

El futuro de la iniciativa si, como todo indica, se aprueba, en materia de destino efectivo de los excedentes salariales que genera y comportamientos electorales futuros de los favorecidos, es pura conjetura, sobre la que no es válido especular ahora; aunque tengamos sospechas. En todo caso habrá que revisar los antecedentes históricos cercanos y -en todo caso- esperar a que se precipiten los acontecimientos.

Si es lícito plantear la oportunidad del anuncio vista la cuestión desde las prioridades existentes en materia de sectores afectados por la recesión y la pandemia, frente a los cuáles muchas veces el gobierno demora o retacea soluciones con criterios "fiscalistas" que en éste caso parecen no haber pesado: la duda en todo caso lo genera no el proyecto en sí, sino otras cosas que no se hicieron (como prorrogar el IFE) porque - según nos contaron- "hay que cuidar los recursos". En esa línea apuntan los tuits de apertura, para ayudar a reflexionar más allá de éste tema puntual.

El proyecto aparece justo antes de la señal de largada de la mayoría de las paritarias, estrenadas hace poco con el acuerdo de los bancarios celebrado por el propio presidente, con un porcentaje nominal cercano al índice inflacionario planteado en el presupuesto, del cual el propio Guzmán ya duda. Es inevitable pensar que la luz verde a los cambios en Ganancias son un elemento puesto sobre la mesa de las negociaciones salariales para moderar los reclamos sindicales, con un "aumento" que sale del bolsillo del Estado, y no de los de los empresarios.

Las reformas -como las paritarias- alcanzan a los trabajadores en blanco, registrados y con los mejores ingresos (aunque sean insuficientes en muchos casos), muy por encima del promedio. El universo representado por la CGT y la CTA, que se apuraron a celebrar los anuncios, y que esperan sentarse a discutir con el gobierno las bases del "pacto social". Pero hay un mundo por afuera de eso, que también demanda respuestas frente a la crisis.

Y para el final, el obvio contexto político, al interior de la coalición oficialista: el anuncio lo hizo Massa, que lo presentó como un proyecto propio, el mismo Massa que acaba de anunciar -anticipándose incluso al presidente, a quien corresponde esa prerrogativa- que será remitido al Congreso para ser tratado en extraordinarias. El hombre está haciendo algo más que cuidar parte de su clientela electoral propia (trabajadores de clase media, estables y registrados): está lanzando su propia candidatura personal, con vistas a futuro. Las ambiciones personales en política son naturales, y no necesariamente malas, si se ponen en beneficio del conjunto. Sobre esto también habrá que esperar como se presentan los acontecimientos. 

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3 comentarios:

  1. Para los que tienen hijos en la universidad y no viven en las grandes ciudades es una excelente noticia.

    La universidad es gratuita, pero el alquiler, la comida, los servicios y el transporte hay que pagarlos.

    Acá no entiende el que no quiere.

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  2. MASSITA: el Judas al acecho. Qué sujeto despreciable

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  3. Por el monto ($150.000),al hacer el proyecto Massa debe haber tenido en la mano la escala salarial del poder judicial

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