Esa es la idea
— La Corriente K (@lacorrientek) March 8, 2021
A propósito de la situación de Formosa, decíamos ayer acá: "Lo que está claro es que el formoseño parece ser un caso piloto de un "modus operandi" opositor (así como en tiempos de Macri Jujuy fue un laboratorio de ensayo del modelo de represión y persecución política a la oposición vía "lawfare"), consistente en promover la agitación callejera de ciertos sectores de la sociedad (fundamentalmente de clase media), para provocar episodios de represión, que luego se vuelvan en contra de los gobiernos del peronismo, y puedan ser usados en un doble sentido: promover las disensiones al interior de la coalición gobernante, y abonar a la idea de que el país avanza hacia una dictadura conculcatoria de las libertades públicas.
Y en esos casos, se sabe, se justifica todo. Como por ejemplo no someterse al juicio de la voluntad popular expresada en las urnas para cambiar el gobierno. Cosa de la que los argentinos tenemos sobrada experiencia.".
La movilización orquestada desde Buenos Aires para ayer por los "halcones" del PRO (si es que hay palomas) fue un completo fracaso, pero como vemos en el tuit de apertura, Pato Bullrich aprovechó el viaje para seguir llenando su álbum de fotos con sus amigos de uniforme. Y seguramente también para hacer alguna gestión para sacar de la cárcel a los 39 militantes de su "agrupación" detenidos porque participaron de los disturbios, para lo cual viajaron a Formosa.
Hace un tiempo atrás en una heladería de Villa Gesell protagonizó un sonado episodio con policías de la bonaerense que la saludaron marcialmente, y el ministro Berli luego de bajarle el precio al hecho, forzó un video de los canas en los que "admitían" haber sido "engañados" para ser parte de un acto político partidario.
Los dirigentes del PRO y agitadores en las redes como Florencia Arietto (esa aspirante a ser el trasvasamiento generacional de Bullrich como saltimbanqui de la política) promovieron el motín policial bonaerense del año pasado que rodeó la residencia de Olivos y la casa del gobernador en La Plata con vehículos y gente armada; e hicieron lo propio -incluso anunciándolo con antelación en público- con el programado para hace unos días; que concluyó en un estrepitoso fracaso precisamente porque Kicillof tomó la decisión correcta, separando de la fuerza a 600 policías que participaron del fragote anterior.
En su reciente paso por Rosario para un acto en la Fundación Libertad, Bullrich tuvo una virtual "parada homenaje" de la Gendarmería, con vehículos y todo, sin que la ministra Frederic averiguara siquiera los motivos, no digamos ya adoptar sanciones.
Y sobre el fin de semana la Secretaría Legal y Técnica de la Presidencia, Vilma Ibarra, dijo que el presidente podía utilizar a la AFI para llenar de carpetazos a la oposición, pero había elegido no hacerlo. Una idiotez que le valió la insólita denuncia de legisladores del PRO por usar los servicios de inteligencia para perseguir opositores: los patos tirándoles a las escopetas.
Lo que sí pueden hacer los servicios de inteligencia de la AFI, de acuerdo con el artículo 8 inciso 2) de la Ley 25.520 de Inteligencia Nacional, es "La producción de inteligencia criminal referida a los delitos federales complejos..., así como los delitos contra los poderes públicos y el orden constitucional, con medios propios de obtención y reunión de información...". Es decir, reunir información para determinar hasta donde llegan realmente los vínculos de un sector de la oposición (el que hoy conduce en los hechos y en la calle al conjunto) con las fuerzas de seguridad, y con qué fines.
Porque la experiencia regional siguiente enseña que, sometidas las Fuerzas Armadas al poder civil en la mayoría de los países (Argentina es un buen ejemplo de ello), las fuerzas de seguridad han intentado ser utilizadas como un factor de desestabilización política, como acá lo sufrió incluso Cristina en su gobierno allá por el 2013, con amotinamientos simultáneos de varias policiales provinciales y la Gendarmería Nacional.
Cuestión de curarse en salud, porque como decía Perón, todos los hombres son buenos, pero si se los vigila son mejores. Y las mujeres como Patricia Bullrich -que no tienen muchas chances de ganar una elección- también.
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