¿Vamos a cambiarle la opinión a Canosa o a Etchecopar? ¿Para qué les discutimos? Estamos discutiendo con el perro que nos soltaron.
— Nicolás Lichtmaier (@niqueco) April 12, 2021
Por si no hubiéramos tenido antes innumerables muestras de la miserabilidad del periodismo estrella de los medios hegemónicos, la pandemia nos ha mostrado los niveles de hijoputez que son capaces de alcanzar; rubro en el que además se superan día a día: negando la existencia del virus o su letalidad, combatiendo la cuarentena y sus restricciones, sembrando dudas y pánico sobre la eficacia de las vacunas, en fin, no han dejado turrada por hacer.
Sin embargo y tal como lo apuntan con tino los tuits de apertura, el problema no son los Lanatas, Feinmann o Canosas que ponen la cara y la voz en la radio y la tele, y con los que nos enojamos a diario como si las cosas que dicen simplemente se les ocurrieran a ellos, como librepensadores.
Detrás de ellos hay quienes mueven las palancas marcando la línea editorial de los medios (sobre la pandemia y sobre todo), en función de la cual esos personajes que posan de "independientes", "rebeldes" y "a mí nadie me dice lo que tengo que decir" hablan, cuando la mayoría de las veces ni siquiera hace falta llegar a decírselos: trabajan en esos medios, precisamente, porque sus dueños (los que prefieren permanecer en las sombras) saben exactamente lo que son capaces de decir y de hacer. Para eso justamente los pusieron allí.
Y para reforzar la correa, por si el perro malo se vuelve malo para sus dueños, los tienen con la cucaracha al oído transmitiéndoles minuto a minuto las cifras del ráting, o alentándolos porque van bien tirando mierda. Siempre sin aparecer, tirando la piedra y escondiendo la mano.
Entre las tantas disposiciones olvidadas de la ley de medios y como recordábamos acá hace un tiempo, está la que obliga a los licenciatarios de licencias de comunicación audiovisual a tener una carpeta pública, accesible para cualquiera por Internet, en la que conste quienes son los dueños de los medios, que son los que marcan su línea editorial.
Y en consecuencia quienes son los reales responsables de cuanta forrada sale al aire, incluso atentando contra la salud pública en medio de una pandemia, o contra los derechos de los menores, o cometiendo todo de violencia simbólica y verbal contra las mujeres y grupos vulnerables. Ellos, no los periodistas o comunicadores a los que les prestan un micrófono o una cámara, que sin dudas tienen su parte de culpa.
Estas cuestiones no se solucionan poniendo el foco en los payasos (con denuncias en el INADI o la Defensoría del Público), sino en los dueños del circo; cortándoles la pauta publicitaria oficial, sancionándolos incluso con la pérdida de las licencias, si fuera el caso. Porque nada pasa en sus medios si ellos no quieren que pase.
De hecho, los medios hegemónicos no son la expresión comunicacional del poder económico sino parte esencial de ese mismo poder; de allí que los discursos de odio e irracionalidad que destilan los Baby Echecopar en esos mismos medios no son sino la verbalización brutal y pública de lo que ese mismo poder piensa en privado, en las sombras en las que le gusta permanecer para conservar intacto su poder de condicionar a los gobiernos y las instituciones de la democracia. Hay que sacarlos de allí, no gastando la pólvora en chimangos.
Y aunque pueda parecer que no viene al caso del tema del cual estamos hablando, la distinción entre payasos y dueños del circo también vale para la política: podemos putear a los ministros y funcionarios todo lo que queramos, siempre que no perdamos de vista quien es en definitiva el responsable de las cosas que no nos gustan.
Tuits relacionados:
Tenemos en claro que lo puteamos a Trotta pero en realidad el culpable es Alberto, o nos vamos a seguir haciendo los boludos?
— La Corriente K (@lacorrientek) April 13, 2021
Vamos a seguir haciéndonos los boludos como si lo de la hidrovía se le hubiera ocurrido a Meoni solito, o Guzmán se mandara solo a arreglar con el FMI?
— La Corriente K (@lacorrientek) April 13, 2021
Hay sistemas presidencialistas, sistemas parlamentarios y el sistema argentino, en el que el presidente no decide nada y la culpa de todo la tienen sus ministros. Dejemos de engañarnos a nosotros mismos para no sentirnos tan boludos.
— La Corriente K (@lacorrientek) April 13, 2021
Es el presidente. Siempre fue él. Siempre es el presidente en un sistema presidencialista. Trotta es Santa María, la UMET, el "coordinador de los equipos técnicos", y guita para la campaña. Nunca fue más que eso. Pero sí, ya fue.
— La Corriente K (@lacorrientek) April 13, 2021
Excelente.
ResponderEliminarCK
Trotta y muchos otros ministros son el "Grupo Callao", los otros son los de la "Grupa verde"
ResponderEliminarSantaMaría es el presidente de PJ Porteño (de donde sale Alberto) y dueño de la UMET (último puesto de Trotta)
Meoni (fuera del tarro) y Arroyo (desbordado) son de Ma$$ita
"Unidad hasta que duela" decían. Bueno, ya duele ("La Era de la Boludez" causalmente de "Divididos")