Ni se les ocurra replicar esta pelotudez atómica a nivel nacional: https://t.co/Bw0oN2YBnM
— La Corriente K (@lacorrientek) April 10, 2021
La boleta única de papel se sancionó en Santa Fe en 2010, a través de la Ley 13.156. Se dijo entonces que era una respuesta a la tergiversación de la voluntad popular que suponía la "ley de lemas", cosa que podría haber sido cierta si no fuera porque la ley de lemas había sido derogada en la provincia seis años antes, en el 2004, durante el gobierno de Jorge Obeid y a través de la Ley 12.367 que estableció las PASO (Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias).
De allí que ahora, cuando a nivel nacional se discute si las PASO se posponen o directamente se suspenden, es un contrasentido que se proponga como solución la boleta única de papel como alternativa, porque acá coexisten las dos cosas hace 10 años, porque atienden a dos aspectos diferentes: una el "bricolage" electoral (el procedimiento para votar), y la otra a la forma de seleccionar los candidatos de los partidos políticos, que luego integran las listas que van a las elecciones generales.
Pero con la boleta única sucede que sus mentores la consideran la solución única, algo así como un Paracetamol o Ibuprofeno para dolores electorales: si hay un problema con las elecciones, ponéle boleta única, sea una pandemia, o el presunto peligro de fraude.
Respecto a ésto último (si entendemos por fraude modificar la voluntad popular expresa en los comicios, con algún artilugio tramposo), tampoco tiene nada que ver: en la Santa Fe de la boleta única de papel la elección se sigue haciendo como desde la ley Sáenz Peña, pero sin cuarto oscuro. O sea, hay menos garantías, no más.
Y no podría ser de otro modo porque la Constitución de la Provincia (que data de 1962) dice en su artículo 29 -en lo que acá importa- lo siguiente: "La Legislatura de la Provincia dicta la ley electoral con las garantías necesarias para asegurar una auténtica expresión de la voluntad popular en el comicio, con inclusión, entre otras, de las siguientes: 1) la autoridad única del presidente de la mesa receptora de votos, a cuyas órdenes está la fuerza pública; 2) comienzo y conclusión de la elección dentro del día fijado; 3) escrutinio provisional público, en seguida de cerrado el acto electoral y en la propia mesa, cuyo resultado se consignará en el acta, suscripta por el presidente del comicio y fiscales presentes, a quienes el primero dará certificado de dicho resultado;...".
Lo cual nos lleva al otro tópico en el que se suele basar la necesidad de la boleta única, que es el robo de boletas en el cuarto oscuro: adviertan que no dice que para "asegurar una auténtica expresión de la voluntad popular en el comicio" haya que poner un policía en cada cuarto oscuro para que no se roben boletas, o que el presidente de la mesa acompañe a su interior a cada votante, a los mismos fines.
La sustracción de boletas es un delito (artículo 139 inciso g) del Código Electoral Nacional Ley 19945), que como tal nunca podría devenir en fraude, por la simple y sencilla razón de que se roban las que aun no fueron introducidas en las urnas por los votantes; cosa que es otro delito -éste sí que puede incidir en el resultado- contemplado en el inciso f) del mismo artículo del Código. Y respecto a la falta de fiscales (que es en realidad el motivo por el cual algunos partidos apuestan a la boleta única), es responsabilidad de los partidos, no del Estado.
De lo contrario nuestra Constitución provincial diría que debe haber al menos un fiscal presente, por cada partido o alianza que participen de la elección; o el Código Electoral Nacional citado, en su artículo 144 inciso 1) no dispondría la anulación de la mesa (en el escrutinio definitivo) cuando "No hubiere acta de elección de la mesa o certificado de escrutinio firmado por las autoridades del comicio y dos fiscales, por lo menos.". Es decir, si firman todos los que estuvieron mejor, pero con que lo hagan dos, basta.
Con éste sistema -perfectible como todos- los argentinos venimos votando en condiciones de razonable transparencia hace más de un siglo, solo interrumpidas (dictaduras aparte) por el "fraude patriótico" en la Década Infame, y por la proscripción del peronismo entre 1955 y 1973, cuando los problemas eran otros, y no el "como" se vota. Curioso: es probable que, siguiendo el hilo histórico de las tradiciones partidarias, los que hoy defienden la boleta única como presunta garantía contra el fraude o tergiversación de la voluntad popular, hayan acompañado ambas tropelías.
Con la boleta única, en cambio, siguen existiendo al día de hoy dudas sobre la legitimidad del resultado del 2011 (cuando computados el 85 % de los votos ganaba Del Sel y luego terminó perdiendo), y en el 2015 estuvimos un mes esperando saber quien era el gobernador de la provincia. No fue culpa de la boleta única, claro, como entonces no puede ser ella la que garantice la transparencia de las elecciones, como nos la quieren vender.
Fíjense que, tal como decíamos más arriba, se confunde un aspecto (la selección de los candidatos) con el otro (el "tutorial" del procedimiento de votación), que cuando se habla de posponer o suspender las PASO por la pandemia, hay quienes ven el fraude en eso, lo cual es ridículo: se podría decir que a los candidatos los elija cada partido o alianza en elecciones internas o haya listas únicas rosqueadas, y nada tendría que ver con que luego esas listas deben someterse a la voluntad de los electores, en las elecciones generales.
Y el último argumento, que es el sanitario como se dice acá, es el más ridículo de todos: con la boleta única no se evita la circulación masiva de personas (eso sucedería con el voto por correspondencia, o con el "televoto"), ni su aglomeración en los locales escolares y en las colas en cada mesa receptora de votos. Por el contrario y como se dijo, el cuarto oscuro deja de ser oscuro, porque dentro de él están las autoridades de la mesa, y varios votantes al mismo tiempo, a escasa distancia, generalmente menor de la que marca el distanciamiento social exigible en la pandemia. Eso sin contar que también se manipulan objetos: papel, lapiceras, documentos, para el que caso en que se entienda que el virus se propaga de ese modo, sobre lo que no hay consenso científico.
En lo que sí mejora la situación la boleta única, es para las empresas que las imprimen, como Boldt (la concesionaria de dos de los tres los casinos de la provincia desde 2006, y del procesamiento de las apuestas de la Lotería desde 1984), o Artes Gráficas del Litoral (AGL), la empresa conformada como socios en partes iguales (50 y 50 % del capital accionario) por el diario "El Litoral" y Arte Gráfico Editorial Argentino (AGEA), es decir Clarín (con su planta impresoras inaugurada apenas un año antes de que se aprobara la boleta única en Santa Fe); a las que el socialismo les adjudicó -juntas, separadas o con alguna firma fantasma de su cercanía como Su Papel- la impresión de las boletas en 2011, 2015 y 2019, y en todas las elecciones provinciales intermedias habidas desde entonces.
Actualización: Por supuesto nunca falta el boludo autóctono como éste de acá, que nunca defrauda: a favor de la boleta única, pero también de los sobres:
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