El "Frente de Todos" como herramienta electoral diseñada para impedir la intentona de la derecha de prolongar su permanencia en el poder político fue el resultado de una transacción entre los distintos sectores de la entonces oposición, con diferencias entre sí y con diferencias respecto a como oponerse al macrismo. Diferencias sobre cuando oponerse también: algunos solo lo empezaron a hacer cuando el nuevo experimento neoliberal se empezó a revelar fallido, y con fecha de vencimiento; otros lo hicieron desde el inicio, ayudando a que así fuese, desde la acción política.
La candidatura de Alberto Fernández fue una decisión personal de Cristina, que a su modo significó otra transacción: correrse ella del centro de la escena, a los fines de que los que pudieran usarla como excusa para la unidad opositora se sumaran, y la campaña no girara en torno a su persona, sino a las políticas del gobierno de Macri. La táctica fue exitosa en términos electorales, pero hoy hacen ruido sus consecuencias, por el modo en que efectivamente funciona el gobierno de la coalición, algo que por supuesto no se podía saber entonces, no al menos en todas sus dimensiones.
Alberto en sí, por su forma de construir las decisiones de su gobierno, ejerce un modo transaccional permanente, suponiendo que siempre existe la oportunidad de arribar a consensos, a veces contra toda evidencia. Sin embargo, un análisis del hilo conductor de las principales medidas de su gobierno desde la óptica de la composición de las miradas de los distintos sectores del oficialismo parece desmentir ese carácter, o al menos denota que algunos ceden mucho y obtienen poco, y otros ceden poco y obtienen mucho: por momentos el gobierno parece un gobierno ya no de transacción sino de transición, encargado de hacer el trabajo sucio para allanarle el camino a las aspiraciones presidenciales de Sergio Massa.
Y la relación de ese gobierno con los factores del poder real -sobre todo económico- también aparece regida por la idea de la transacción, pero vista desde los resultados concretos, nos muestra en realidad una pulseada que el gobierno pierde sistemáticamente, cediendo las más de las veces; sea porque frena o suaviza determinadas iniciativas, o porque acepta determinadas demandas. Allí, aunque la fraseología y el marco teórico sean "consensualistas", hay una puja de poder cruda y dura, en la que la mayoría de las veces el poder político electivo y legítimo no se hace valer como debiera, y sale mal parado.
Mientras los contagios del COVID crecían y el gobierno dejaba pasar los días sin tomar ninguna concreta, y los funcionarios desfilaban por los medios explicando lo obvio o anticipando decisiones que no se habían tomado o "no se descartaban", el comunicado de "Juntos por el Cambio" oponiéndose de antemano y de pálpito a cualquier restricción que el gobierno adoptase para evitar la catástrofe sanitario fue un misilazo directo al corazón de la estrategia "transaccional" o "consensualista" de un gobierno que intentaba -por ejemplo- acordar con esa misma oposición en el Congreso la suspensión de las PASO.
En ese sentido se puede decir que el comunicado -firmado hasta por el "amigo" Horacio- fue el disparador del DNU finalmente conocido ayer, con las nuevas medidas. Más que un gesto de reafirmación de autoridad -esa misma autoridad de la que se van dejando jirones cada momento que no se toman las decisiones adecuadas, en el momento oportuno, por ceder a las presiones-, un reconocimiento implícito de que fracasó una estrategia política: la de intentar acordar con quien nada quiere acordar, nunca.
El gobierno finalmente alumbró un DNU que es a su vez, en sí mismo, un compendio de transacciones: de mirar pasivamente crecer los contagios durante semanas hasta decidirse de una buena vez a adoptar las medidas duras que la situación exige, el gobierno eligió la "ancha -¿o angosta?- avenida del medio" de cambiar algo, para que en el fondo nada cambie.
Así por ejemplo mientras se restringe en el AMBA el transporte público -vehículo de contagios al mismo tiempo que el medio por excelencia empleado por los sectores populares para ganarse el sustento-, se sostienen las clases presenciales, que le suman presión a su utilización, y de ese modo, a los potenciales contagios. O se anticipa que la economía no resiste más cierres ni se utilizarán herramientas de emergencia como el IFE o la ATP, lo cual no hace sino tributar al discurso que privilegia otras cuestiones, por encima de la salud.
La respuesta de la oposición a la oficialización de las medidas a las que se opuso sin conocerlas, fue previsible: hablan de "resistencia civil" y "desobediencia", en neto registro desestabilizador, por no decir golpista, que suena feo, pero no es menos cierto. Y no se trata de que resistan u objeten las determinaciones de la política sanitaria: vienen objetando y resistiendo lo mismo desde octubre del 2019, es decir, el resultado de las elecciones.
Su postura "bolsonarista" de "que se mueran todos los que se tengan que morir" (esa en realidad macrista, que es más o menos lo mismo) resulta así una especie de venganza contra la mayoría de los argentinos, porque no los votaron. Pero de nada sirve enojarse con ellos, si no vemos primero lo que hacemos -o dejamos de hacer nosotros, sobre todo si lo hacemos o dejamos de hacer pensando en lo que van a decir ellos. Tuits relacionados:
Años diciéndonos que el problema éramos los intensos, y ahora se vienen a dar cuenta por las malas que el problema real son los tibios.
— La Corriente K (@lacorrientek) April 6, 2021
Tiene sentido bardear a Larreta si los que nosotros votamos terminan haciendo siempre lo que él quiere? Es para un amigo que pregunta.
— La Corriente K (@lacorrientek) April 7, 2021
La impresentabilidad de la principal oposición también define la imbecilidad de la estrategia del gobierno de tender puentes con ella suponiendo que hay allí sectores racionales.
— La Corriente K (@lacorrientek) April 7, 2021
Esta cuenta no va a abundar en referencias a la hijoputez opositora en tanto el gobierno que votamos no se diferencie de ella con medidas concretas, tomadas con la responsabilidad y urgencia que dictan las circunstancias, le gusten a quien le gusten.
— La Corriente K (@lacorrientek) April 7, 2021
Ustedes la corriente k son todo lo q esta bien
ResponderEliminarNo es que Alberto sea blando, indeciso o que transe con la opo. Es que se ha "deconstruído" en su machismo.
ResponderEliminarAbajo el Patiarcado
Massa presidente máximo vice?
ResponderEliminarEsto no da para más. Cada uno tendrá que tomar su decisión porque al final, cada uno tiene un voto nomás.
Este gobierno fue para asegurarle el sillón a Máximo?
En serio estamos hablando de que máximo Kirchner sea presidente algún día??
Estamos mal compañeros. Este gobierno está mal.
Este país, así, no da para más. Siempre estuvo todo mal acá, pero ahora se puede decir que estamos al límite, porque ahora no tenemos ni siquiera opciones de cambio.
Hoy MORONI Hoy
ResponderEliminar"Misterio de trabajo"
Trabajadores con una dosis de la vacuna podrán ser convocados por los empleadores
Resolución Conjunta 4/2021 publicada este viernes en el Boletín Oficial.
Seguimos esperando que asuma un gobierno peronista.
Anónimo de las 8:49;
ResponderEliminarAbajo de la camisa se te ve la remera amarilla.
Andá a repartir desánimo a la c. de tu madre. O de la Bullrich.
Hay que exigirle al gobierno popular, desde el lugar que nos toque, que no se olvide para qué lo votamos. Los que no dan para más son los amarillos, que no vuelven más. Resignate.
El "Establishment" (2017) lo tenía a Macri. Necesitaba un complemento. Había 2 comodines: UCR y FR (Massa). Se resolvió por la UCR por adentro y Massa por afuera. Así y sólo así ganó por un hocico. Con la inestimable ayuda de los nuestros bienintencionados que cuestionaron a Scioli.
ResponderEliminarDe ahí las exelentes relaciones de Cambiemos con el FR (más los desertores que se sumaron del FPV).
Ahora (2019) Cristina necesitaba un comodín y ese era Massa (de la UCR ni hablar), pero el pliego de Massa imponía a uno de los suyos o por lo menos un ni (parece que el Presidente cumple ambos criterios). El resto de la "coalición" está de adorno.
Nadie mínimamente informado y en su sano juicio esperaba otra cosa que esto.
Y Cristina está en su sano juicio además de muy bien informada.
Quiera Dios que tenga una carta bajo la manga.
El problema es que en cuestiones sociológicas un As bajo la manga no garantiza nada. Con As y todo aún dependemos de las cartas del contrario, que lo pueden ser mejor mano.
Eliminargorila gorila
ResponderEliminar$cioli perdió solo
Julio López
Denuncia a los docentes
Manos libres a la Yu.. Yu... Yu HDP
Inundación de La Plata
Usurpaciones de campos
Deuda provincial mostruosa
Financiador de ExpoAgro junto con Clarín y La Nación
8 años de M....
Anónimo 9 15:19 y anda a exigirle entonces, pelotudo. Mientras vos jugas al súper oficialista de base, acá mismo se publicó hoy la nueva cagada de Moroni, o sea de Alberto, o sea de Massa.
ResponderEliminarAcá, a esta altura, o estás puteando contra Massa o sos del FR, contala como quieras.