viernes, 16 de abril de 2021

¿TRASLADAR LA CAPITAL AFUERA DEL PAÍS?

 


Si hay algo que atraviesa nuestros 200 y pico de años de existencia política como país, es el conflicto entre la ciudad puerto y el resto del territorio: Alberdi decía que la Revolución de Mayo había significado para los pueblos del interior reemplazar el coloniaje español, por el porteño.

Lo que vino después es conocido: 70 años de guerras civiles entre la instalación de la Primera Junta y la Ley 1029 dictada en los días finales del gobierno de Avellaneda, para declarar a la ciudad de Buenos Aires como Capital de la república, como establece el artículo 3 de la Constitución, curiosamente según la enmienda que los propios porteños hicieron en 1860, al texto original sancionado en Santa Fe en 1853.

Las guerras civiles entre unitarios y federales, las disputas por el modelo de organización política del nuevo Estado con el reparto de las rentas del puerto y la aduana como telón de fondo, la secesión porteña creando entre 1852 y 1861 un Estado independiente, con sus propios embajadores. El triunfo porteño en Pavón para imponerle el unicato político a todo el país terminando con los caudillos, con el ejército de línea.

Y el acto ¿final? del drama en 1880, con la pelea a tiros por la capitalización entre los rifleros de Tejedor y los "chinos" de Roca, que se aprestaba a asumir el gobierno y deseaba hacerlo completando la organización institucional, dejando de ser un simple "huésped" de las autoridades de la ciudad.    

Por si los porteños no tuvieran pocas heridas en su ego que procesar, en el 45' vino el peronismo con aquellas multitudes que refrescaron sus patas en las fuentes de la plaza, que hasta entonces solo les había estado reservada a ellos: acostumbrados como estamos a analizar la antinomia peronismo-antiperonismo en términos del conflicto entre el pueblo y la oligarquía, solemos pasar por alto éste otro enfoque, el de la ciudad puerto que se sintió de nuevo invadida por los "cabecitas negras" tal como cuando, en 1820, las montoneras de López y Ramírez ataron sus caballos en las rejas de la pirámide de Mayo.

Más acá en el tiempo, Alfonsín contradijo su propio proyecto de trasladar la capital del país precisamente fuera de la ciudad puerto (como lo había planteado ya Artigas en sus instrucciones a los diputados orientales a la Asamblea del Año XIII), para canjear, en la reforma de 1994, la reelección de Menem (o la posibilidad de ella), entre otras pitanzas, por la autonomía porteña; que creyó usufructuaría electoralmente la UCR.

De hecho lo hizo con De La Rúa, y ya sabemos como terminó todo después: nos vendieron el buzón de que alguien que podía arreglar veredas con el presupuesto per cápita más alto del país por lejos, estaba en condiciones de gobernarlo. Y como si eso no fuera poco, nos lo volvieron a vender con Macri -con los resultados conocidos- y lo están intentando de nuevo con Larreta.

Reiteración de casos que nos permitiría formular una ley política, que complemente a aquélla que dice que lo que no pasa en Buenos Aires, no pasa en el país, sin que nada podamos hacer al respecto. Es algo mucho más amplio y complejo que el histórico conflicto entre porteños y provincianos, e incluso excede a la dicotomía peronismo-antiperonismo; que sigue siendo -mal que le pese a muchos- el principal eje ordenador de la política argentina.

Lo que está en cuestión ahora, a propósito de la pandemia, el crecimiento de los contagios y las medidas de restricción que debieron tomarse para contenerlos, es algo mucho más profundo: expone las tensiones entre capitalismo y democracia, tanto como el conflicto entre el poder legítimo surgido de la voluntad popular y los poderes no electivos que quieren imponer el rumbo de la sociedad en el sentido de sus intereses. Que son por ejemplo los que disfrazan un velado intento de reglamentar el derecho de huelga en la calificación de la educación como "un servicio esencial"; según explicábamos acá.  

Discutir la aplicación de las medidas que dispone el gobierno nacional y amenazar con resistirlas, no es sino otra forma de rechazar el resultado electoral de octubre del 2019; como si en lugar de un conflicto entre las autoridades de un país y las de su ciudad capital, fuere un conflicto entre dos Estados independientes, como lo fue el que tuvieron entre 1852 y 1861 la Confederación Argentina, y el Estado de Buenos Aires, buscando otro Pavón. 

Que hayamos pasado de los rifleros de Tejedor a los caceroleros actuales, o de los "chinos" de Roca a Alberto anunciando el despliegue de las fuerzas federales (tan necesarias en otros lugares del país) en las calles porteñas para asegurar el cumplimiento de las restricciones, es decir que la historia que ayer fue tragedia se repita hoy en clave de farsa, no lo hace menos grave; por sus posibles consecuencias.

3 comentarios:

  1. Moreno dijo muchas veces que para poder Alberto ser un Néstor, primero tenía que venir un Duhalde.
    Lo que no aviso es que tal vez Alberso sea el Duhalde de Massa.
    Así que las cosas van según lo diagramado, pareciera.

    Alberso pone los números macro en caja, obviamente a costa del hambre del pueblo. Termina su gobierno con represión y Massa asume para poner el país en orden.

    Por lo demas, ahora ya es tarde para corregir lo de CABA y para colmo, Alberto va y bardea al personal de salud... Quien le corrige los discursos??

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  2. AnoNimo: Consulte un diccionario antes de copiar a la Patito Malbec

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    3. tr. Hacer menos severa o rigurosa la observancia de las leyes, reglas, estatutos,

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    1. Mira profemarcos, vos anda a votar al frente de izquierda y a defender sus 2 votos en el congreso. Estamos?

      Solamente un reducido intelectual manda al diccionario cuando lo relevante no es el significado, sino el meta mensaje.

      Ademas, ofenderse es facultad del receptor del mensaje, y no se si viste.. pero el receptor eligió ofenderse.
      Así que de vuelta, quien le corrige los discursos? Un pelotudo como vos, profemarcos??

      PD:
      Q lo mejor el profemarcos piensa que hay margen para seguir haciendo cosas mal, cosas chicas o grandes...
      O a lo mejor no le interesa porque total el es de izquierda y si se pudre todo capaz son 3 en el congreso por 2 años.

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