martes, 18 de mayo de 2021

NO TODOS LOS HÉROES LLEVAN CAPA...

 


...algunos tienen boina blanca. Al menos eso es lo que pretenden que creamos los dirigentes de la UCR, ahora en Santa Fe, pero siempre en todos lados, desde 1945, es decir desde que irrumpió el peronismo en la política argentina. Entonces justificaron formar parte de la Unión Democrática y aliarse hasta con los conservadores del fraude patriótico bajos los auspicios y la conducción del embajador yanqui, en la necesidad de impedir el triunfo del nazifascismo en el país. 

Con argumentos (excusas) parecidas apoyarían las tentativas de golpe contra Perón durante su gobierno, formarían parte (en la persona de Zavala Ortíz, luego canciller de Illía) del intento de asesinarlo en junio de 1955, y de la Fusiladora después, cuya "Junta Consultiva" integraron. Y con argumentos similares habían justificado en la Década Infame el levantamiento de la abstención electoral.

Después del golpe del 55' que apoyaron fervientemente, no hubo acto vergonzoso de claudicación democrática de la UCR (como aceptar concurrir  elecciones viciadas por la proscripción de la fuerza mayoritaria, o asumir el gobierno en esas condiciones), que los dirigentes radicales no presentaran como un acto de heroísmo ciudadano, que ellos, con un profundo desgarramiento interno, debían ejecutar para salvar al país y sus instituciones de terribles acechanzas. Como la democracia y un gobierno peronista, por ejemplo.

Recuperada la democracia en 1983 y luego del juicio a las juntas (en paralelo con el enjuiciamiento a las cúpulas de las organizaciones armadas, aplicando la "teoría de los dos demonios"), el alfonsinismo apeló a la "ética de la responsabilidad" weberiana para volver a darle contenido místico y heroico, a lo que no eran sino sucesivas reculadas: así el Plan Austral y su continuidad el Plan Primavera fueron una "economía de guerra", donde las víctimas éramos la mayoría de los argentinos.

Y así también la obediencia debida y el punto final fueron pensadas para "salvar a la democracia", cediendo a los planteos golpistas de los carapintadas, "algunos de ellos héroes de la guerra de las Malvinas", en palabras de Alfonsín. La reculada del Pacto de Olivos y la reforma constitucional de 1994 es historia más conocida: otra vez el "padre de la democracia" justificó la concesión de la reelección a Menem en la "necesidad de evitar el rumbo de colisión que llevaba la república", en sus propias palabras.

Ya de nuevo en el gobierno con De La Rúa, no faltaron los argumentos épicos para volver a convocar a Cavallo a conducir los destinos de la economía, recortarles el 13 % del salario a los jubilados y empleados públicos, introducir el "corralito", otorgarle superpoderes al autor de la Convertibilidad y finalmente decretar el estado de sitio, y reprimir a sangre y fuego la protesta social; hechos por los cuáles no solo no hay condenados, sino tampoco arrepentidos.

La entrega de la UCR con armas y bagajes a los dueños de la Argentina en la persona de Macri en la convención de Gualeguaychú es más cercana en el tiempo, de modo que todos podemos acordarnos como se justificó: otra vez, unirse con el que ellos mismos habían caratulado como representante "de la derecha" y otras sarasas se justificaba, para salvar a la república de las garras del kirchnerismo, que "iba por todo".

Se podrían haber ahorrado las explicaciones: entre el 2003 y el 2015 -es decir, durante los gobiernos de Néstor y Cristina- y con especial énfasis a partir de la revuelta agrogarca del 2008, la UCR formó parte de un bloque compacto con la Coalición Cívica y el PRO, oponiéndose a casi todas las iniciativas que plantearon esos gobiernos. Así sucedió con las retenciones móviles, la ley de medios, la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central, la modificación de la ley de abastecimiento, Argentina Digital, las reformas al sistema de inteligencia y la AFI, y hasta la ley de pago soberano para enfrentar la ofensiva de los fondos buitres.

Es decir que la unidad opositora que en 2015 se presentaría con el nombre de fantasía "Cambiemos" se venía dando en la práctica en el Congreso nacional desde mucho tiempo antes, y hasta llegó a copar las comisiones del mismo con el famoso "Grupo A" en 2010, impidiendo la sanción del presupuesto de ése año. Y siempre con justificativos tales como "ponerle límites al autoritarismo K", y cosas por el estilo.

Acá en Santa Fe en los años 90' con un peronismo en clave menemista en el gobierno -en especial en los gobiernos de Reutemann-, la unidad del antiperonismo se planteó como lo que luego sería la Alianza en la nación: por "izquierda", como la representación del "progresismo" aunque la encabezaran figuras como Usandizaga o Natale, y la integrara hasta el PDP; eterno proveedor de funcionarios civiles a todas las dictaduras. 

Ahora, con la crisis del socialismo y el Frente Progresista agudizada por la muerte de Lifschitz, los radicales cierran filas dejando de lado sus internas en el período macrista (entre quienes mojaron el pancito en el gobierno de Macri en la nación, y quienes lo hicieron en el de Lifschitz en la provincia), otra vez la voltereta se justifica en grandes principios, como se puede ver en los tuits de apertura. Y para eso no les importa aliarse con el PRO en la provincia, como no les importó hacerlo en la nación, y compartir el gobierno: lo único que ha cambiado son las encuestas, o la carencia de candidatos más o menos taquilleros, que proveía el socialismo; y por eso siempre aceptaban ser los furgones de cola del FPCyS.

Sin dejar de lado la discusión -que nos corresponde a nosotros, y no a ellos- sobre cuanto kirchnerismo hay en el actual gobierno nacional, no era necesaria tanta justificación salvo que uno sea tan tonto como para creerse el cuento de la fracción "progresista" de la UCR: un radical es, antes que nada, un gorila antiperonista, lo demás se va viendo. De hecho, los socios "progres" de una parte de la UCR en la experiencia provincial del FPCyS adversaron al kirchnerismo en el orden nacional, se opusieron a sus gobiernos y a sus medidas, y usaron el mismo discurso para ganar electores, como que pescan en la misma pecera de votos (los antiperonistas): "hay que frenar al kirchnerismo".

En el caso de los radicales como Barletta, si uno les creyera, parece que estuviéramos ante gente de manos callosas, que se retira de la cosa pública para recluirse en su hogar y su trabajo, pero que se ve obligada por circunstancias extremas a dejar el arado para volver a empuñar las armas cívicas y salvar a la patria, cuando bien sabemos que básicamente son presupuestívoros, y no pueden estar mucho tiempo sin un cargo público. 

2 comentarios:

  1. Barletta a lo que tiene que ponerle freno es a la bebida.
    Y Pullaro, que ya no puede cobrar tarifa por las zonas que liberaba, que le pida a sus patrones blancos que le instalen una cocina.
    El Colo.

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  2. Como dicen ustedes, muchachos, digamos todo. Perotti, que en el Senado votó por los buitres, con un comunicado que perfectamente podrían haber firmado Schiaretti, Massa, Morales. Lo útil del tema es que AF, caminador junto a los fiscales por Nisman, armador de Massa y Randazzo y que se puso en contra de Cristina (y de Néstor, obviamente), por la 125, ahora le dice a Larreta que por las clases llevó el tema a la Corte: " y, quién tenía la razón ?". Obvio Alberto, vos. Y a Perotti le dirías lo mismo ? De lo que estoy seguro que Ella, la más peronista de tod@s, lejos, jamás te lo diría a vos. Ni en privado, mirá. Seguí aprendiendo. Muy bien lo de la carne, muy bien las vacunas, muy bien la gira por Europa, muy bien lo de Lula, Evo y Milagro. Vamos por la hidrovía, la Corte, la inflación, las retenciones e ainda mais. Un fuerte abrazo peronista.

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