miércoles, 12 de mayo de 2021

"SE PRUEBAN LA ROPA QUE VAS A DEJAR"

 


Tres días después de las elecciones provinciales a gobernador de 2019 que consagraron el retorno del peronismo a la Casa Gris tras 12 años de gobiernos del Frente Progresista con gobernadores puestos por el socialismo, decíamos acá: "Bonfatti obtuvo 119.928 votos menos que Hermes Binner en el 2007, y 14.209 votos menos que él mismo para el mismo cargo en el 2001, con un padrón considerablemente aumentado desde entonces. Y si no obtuvo menos votos que Miguel Lifschitz en el 2015, es por el estrepitoso derrumbe del PRO/Cambiemos desde Miguel Del Sel a Corral. Perdieron las senadurías de los dos Departamentos más importantes de la provincia por cantidad de electores (La Capital y Rosario), como consecuencia de lo cual a partir de diciembre el partido no tendrá representación en el Senado provincial. Ya la habían perdido en el Senado nacional en el 2015, cuando Hermes Binner perdió en su intento por ser al menos senador por la minoría, frente a Reutemann y Omar Perotti. 

En la Cámara de Diputados de la nación y como consecuencia del desastroso resultado en las elecciones legislativas del 2017 (apenas arañaron) tenían un solo diputado (Luis Contiggiani) de los 11 que supieron tener en su mejor momento, que para peor formó un monobloque separado del partido desde que votó en contra de la despenalización del aborto. La lista encabezada por Miguel Lifschitz ganó en la categoría de diputados provinciales y en consecuencia tendrá las 28 bancas que le asigna  la mayoría automática la Constitución de la provincia, lo que les hace pensar que desde allí podrá intentar volver a la Casa Gris en el 2019. Lo mismo pensaba Bonfatti cuando estuvo en esa misma posición entre el 2015 y las elecciones de este año, y ya vimos como terminó la cosa.

Los electos intendentes de Rosario (Pablo Javkin) y Santa Fe (Emilio Jatón) no pertenecen al Partido Socialista, ni son afiliados al mismo. Javkin incluso derrotó en las PASO a la candidata socialista para la intendencia que manejaron los últimos 30 años. Después de apoyar la candidatura presidencial de Elisa Carrió en el 2007 y ponerle el candidato a vice (Rubén Giustinianni), llevaron como candidato a presidente a Hermes Binner en el 2011, para que terminara segundo pero a 38 puntos porcentuales de distancia de Cristina.

En el 2015 apoyaron a Margarita Stolbizer, que obtuvo apenas el 2,51 % de los votos para presidenta, y ya entre las PASO y la primera vuelta de la elección general, le soltaron la mano con la campaña de la tijerita, para intentar salvar la lista de diputados, y la candidatura de Binner a senador nacional, con los resultados ya señalados. Para las presidenciales de este año, en teoría apoyarían la fórmula Lavagna-Urtubey, porque Lifschitz se quedó afuera de la candidatura a vicepresidente.

Datos, no opinión. Datos que marcan una línea continua de declive electoral, político y de espacios de representación de un partido que nació municipal porteño, habilitó una sucursal municipal santafesina con éxito para proyectarse a la provincia durante algunos años, que desperdició sin poder afianzarse territorialmente en Santa Fe (a lo largo y a lo ancho de su territorio), ni mucho menos proyectarse a nivel nacional como una fuerza en condiciones de terciar en la disputa con alguna chance más o menos cercana de éxito. Salvo cambios sustanciales de mediano plazo que no se avizoran en el presente (entre ellos, remover a la gerontocracia que conduce el partido como un club de bochas, sin demasiada discusión interna, aunque no exento de puteríos), tienen cantado el mismo destino del Partido Demócrata Progresista: una lenta pero paulatina extinción.".

El fallecimiento de Miguel Lifschitz producido éste domingo no hace sino agravar ese panorama, porque pierden a su principal figura en términos electorales, y no hay reemplazos a la vista. Sobre la obra de gobierno del fallecido, hemos escrito mucho acá en tiempo real -es decir, cuando gobernaba- y a ello nos remitimos. Y sobre su actitud luego de la derrota electoral del 2019, también. Dijimos que, con absoluta irresponsabilidad institucional, diseñó un cronograma electoral de resultas del cual hubo una larguísima transición de seis meses entre dos gobiernos que además resultaron de distinto signo político; en la que además le condicionaba la futura gestión a su sucesor, con leyes aprobadas a las apuradas en complicidad con un sector de los senadores del PJ.

Y ya con Perotti en el gobierno, dijimos: "En primer lugar, el socialismo y buena parte de sus socios en el FPCyS, que han instalado en la Cámara de Diputados de la provincia y bajo la presidencia del anterior gobernador Lifschitz, una especie de "gobierno en el exilio", con un "gabinete en las sombras", formado por ex funcionarios que o son legisladores, o integran el nutrido plantel de asesores del presidente de la Cámara.

En su ínsula Barataria legislativa, Lifschitz permanece ajeno desde hace meses a la derrota electoral del año pasado, y aparece todo el tiempo proponiendo planes de gobierno y anunciando soluciones para todo -incluso para los problemas que no supo resolver cuando fue gobernador-, en un mundo mágico en el que en realidad no tiene la responsabilidad real de gobernar, ni los costos de hacerlo. Y desde allí además de torpedear la gestión de Perotti -como cuando sus diputados rechazaron sobre tablas y sin dictamen la primera ley de emergencia que envió el nuevo gobernador-, plantean las soluciones más disparatadas para problemas reales o inventados, que para el caso lo mismo da.". 

En eso estaba Lifschitz cuando lo sorprendió la enfermedad, que devino en su prolongada convalescencia y deceso; algo que además debería hacer reflexionar a los dirigentes del FPCyS que hoy resisten las medidas sanitarias tomadas por Perotti, y llaman abiertamente a desacatarlas-, y que desató la puja al interior del ex oficialismo provincial, por el control de la presidencia de la Cámara de Diputados, en una puja aun hoy no resuelta por la billetera, la lapicera y el manejo de los recursos que ello implica: contratos, becas, subsidios, publicidad, nombramientos.

Un espectáculo penoso que terminó en que, mientras el ex gobernador peleaba por su vida en el mismo sanatorio privado rosarino (raro que nadie dijera que no apeló a la alabada salud pública provincial o municipal, ¿no?) en el que aun continúa internado otro ex gobernador (Reutemann), socialistas y radicales que aun quedan en el FPCyS (todo indica que por poco tiempo) hayan llevado su disputa por la herencia, al punto de dejar acéfala de autoridades legalmente electas en los tiempos que marca la Constitución de la provincia, una de las Cámaras de la Legislatura en el preciso momento en que el gobernador inauguraba el período de sesiones ordinarias, y aun hoy: otra cuestión a recordarles a los "republicanos" pulcros e inmaculados que ven atropellos a las instituciones por todos lados, cuando de endilgárselos al peronismo se trata.

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