Estamos frente a una oportunidad histórica de barrerlos en las urnas, no podemos seguir pelotudeando con el fiscalismo bobo de Guzmán y los guiños de Massita al poder real. Como Palacios, es por abajo Alberto. Apaguen el espiral.
— La Corriente K (@lacorrientek) June 18, 2021
En términos estrictamente institucionales, las elecciones legislativas de éste año le permitirían al "Frente de Todos" s- i ganara- controlar ambas Cámaras del Congreso: pone en juego 15 bancas de senadores contra 9 de "Juntos por el Cambio", pero con la distribución constitucional (2 a la mayoría o primera minoría, uno a la segunda fuerza), las provincias concretas donde se da la disputas y la actual composición de la Cámara., no debería tener problemas allí.
En Diputados se renuevan 127 bancas, de las que el FDT pone en juego 51 (menos de la mitad de su actual bancada), contra 60 de JxC, que arriesga las logradas en la única buena elección de Macri en su mandato, las legislativas del 2017. Todo parece indicar que la elección seguirá marcada por la dinámica de la polarización, y las "terceras vías" estarán en problemas: una mala noticia para el "lavagnismo" (si es que tal cosa existe), por ejemplo, que pone en juego 7 de sus 11 bancas. Exactamente lo mismo pasa (al interior de JxC) con la Coalición Cívica, y eso explica la reaparición de Carrió, preocupada por asegurarse lugares expectantes en las listas.
A favor del oficialismo, podría decirse que no hay disputas abiertas (es decir, en público y por los medios) por el armado de las listas, y nadie está pensando seriamente en sacar los pies del plato; lo que no implica que haya tensiones. En la oposición en cambio, el reñidero es cada día más indisimulable: la obstinación de Macri en no perder protagonismo aun a costa del ridículo (como con sus declaraciones sobre el COVID) tiene que ver con eso; y que haya designado como su principal operadora para cerrar los acuerdos a Patricia Bullrich dice mucho del estado actual de su liderazgo en la oposición.
Cosa distinta es el ascendiente sobre el voto que fuera de JxC en las presidenciales del 2019: allí Macri sigue pisando fuerte, aunque es cierto que la coalición como tal hace rato que no le habla a nadie más que a los convencidos, y ha perdido la capacidad de captar voto "suelto". Se entienden la preocupación, las disputas, y el torneo de exabruptos contra el gobierno para ver cual es más opositor.
Pero allá ellos, el asunto es con el acá y el nosotros. Dos meses atrás en ésta entrada, decíamos acá que "Oposición aparte, es más productivo discutir, entre nosotros, que pensamos hacer con los alarmantes indicadores de pobreza y de regresión en la distribución del ingreso; o que medidas tomar para contener la inflación, en especial en los alimentos y demás consumos sensibles para los sectores populares. Discutamos entre nosotros por qué no estamos cumpliendo las promesas electorales de preferir a los jubilados por sobre los bancos, a los que les estamos pagando 80.000 millones de pesos mensuales por intereses de las LELIQ´s; o cual es el apuro por cerrar un acuerdo con el FMI, y cuáles serían las consecuencias de hacerlo.
Planteemos que medidas concretas -no sarasa- podemos tomar ya, para recomponer los ingresos de los sectores populares (jubilados, beneficiarios de planes sociales, trabajadores informales y buena parte de los formalizados), de donde saldrán los recursos para financiarlas, pongamos en quiénes van a pagar la crisis actual, y la deuda heredada. Y si volvemos al punto de las "correlaciones de fuerzas" y a que no nos dan los números en el Congreso para avanzar en determinadas cuestiones, debatamos entre nosotros que hacer para que den, desde el gobierno -que es la mejor manera de que los números den, cuando se abran las urnas- y en la campaña; y hacia donde verdaderamente estamos dispuestos a avanzar, y con quiénes. Otra cosa es no solo una estafa política, sino un suicidio electoral.".
Y después está la discusión que excede la estrategia electoral, y tiene que ver con el rumbo futuro del gobierno: acá en El Destape dan cuenta de los avances de las negociaciones con EEUU y el FMI para renegociar el acuerdo firmado por Macri; y los vencimientos del mega préstamo. Allí se señala que "Para el paladar del FMI, el país ya muestra varios resultados positivos, como aumento de reservas, superávit comercial, tipo de cambio estable, un resultado fiscal cercano al equilibrio, menor emisión de pesos y crecimiento de la actividad industrial y la construcción. De todos modos, la economía no logra traccionar una creación neta de puestos de trabajo en el sector privado ni de contener una inflación que oscila el 50 por ciento anual.
El gasto primario retrocedió, básicamente, por la caída de jubilaciones y pensiones y salarios públicos, pero también debido a que los recursos asignados a paliar las consecuencias de la crisis sanitaria fueron menores en la comparación interanual con mayo de 2020. El gasto en programas sociales se redujo básicamente por la eliminación del IFE y el ATP, mientras que se mantuvieron en terreno positivo frente a la inflación las partidas en gastos de capital vinculado a la inversión en infraestructura. La expansión de la base monetaria se redujo a un tercio respecto del año pasado, cuando la inversión social durante la primera ola de contagios de COVID-19 disparó la impresión de pesos a un ritmo de 60 por ciento anual. Actualmente, se ubica en torno al 20 por ciento, por debajo de la inflación. Durante 2021 la base monetaria se mantuvo estable, con una suba de 0,6 por ciento desde diciembre. El empleo, junto con la pérdida de poder adquisitivo de los salarios frente a la inflación, son los principales problemas de los que adolece la economía argentina." (las negritas son nuestras)
Lo cual nos lleva a reiterar lo dicho acá: "Y en éste contexto, no está claro cual es el plan político del gobierno de cara a esas elecciones trascendentes, en función del cual se debería alinear el plan económico: nadie gana elecciones aumentando tarifas, del mismo modo que nadie vota por el superávit fiscal, o porque logremos cerrar un acuerdo con el FMI. Por el contrario, es muy posible que las medidas que debamos tomar para lograrlo, nos lleven a perderlas."
Y sobre todo acá: "Es decir, ¿la transición concluye en un modelo económico y político de conciliaciones con las diferentes fracciones del capital que adversaron con el gobierno de Cristina y apoyaron fervientemente al de Macri, evitando toda decisión que lesione sus intereses en aras de la gobernabilidad para ampliar las bases sociales de la coalición que triunfó en octubre del 2019, debiendo para ellos posponer reivindicaciones ya postergadas, como la mejor redistribución del ingreso, la reducción de la pobreza, o el logro de un desarrollo productivo equilibrado y con inclusión?
¿O, por el contrario, la transición despeja el camino y sienta las bases para que al final del mandato de Alberto Fernández el presidente que lo suceda, si es del campo de "los peronismos" -incluso él mismo- puede continuar produciendo transformaciones para las que resulta indispensable ganar márgenes de autonomía para la política -como lo hicieron Néstor y Cristina- y asumir la eventualidad de tener que confrontar con intereses poderosos?".
Muy buena nota compañeros. Si Dios quiere, espero que logremos la paz después de vacunas, vacunas, vacunas, morfi, salud, industrialización y laburos registrados, peronismo, digamos. Y a estar atentos con massita, gran sorete que es la carta de quienes ya sabemos. Y lo de siempre: cuántos votos aportó al 48 % con que echamos al impiadoso, inculto y hambreador cipayo ? Un fuerte abrazo peronista.
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