El flagelo de la famosocracia: https://t.co/Q7Mn19ZLkA
— La Corriente K (@lacorrientek) July 12, 2021
Hace poco y a propósito de los cierres de listas, decíamos en ésta entrada: "A pocos días de un nuevo cierre de listas de cara a las elecciones legislativas de éste año, el panorama no difiere mucho de los cierres de años anteriores en un punto: la política se ha convertido en una cuestión de nombres propios, más que de partidos o estructuras consolidadas; con alguna acotación marginal al concepto en el caso del peronismo. Es una democracia de candidatos, o armados circunstanciales que -cual mecano- se pueden desarmar y reutilizar las piezas para otros armados, incluso de sentido opuesto, en el futuro.".
El fenómeno no es nuevo y viene por lo menos de los tiempos del menemismo (que proyectó a la política figuras como Reutemann o Palito Ortega), pero se acrecienta con los años, sobre todo cuando de cargos legislativos se trata. La idea es poner al frente una cara famosa, generalmente conocida por trabajar en los medios, para que traccione votos y arrastre a las listas.
Pero cuidado que el fenómeno no solo se advierte con el sistema de votación tradicional y las llamadas "listas sábana": la tan alabada -como supuesta garantía de transparencia- boleta única que por acá en Santa Fe pudimos conseguir, lo empeora. La gente busca en el desfile de caras la conocida, y mete la cruz ahí, en muchos casos.
Y los partidos -todos, con sus más y sus menos y alguna excepción que confirma la regla- terminan tributando a esa lógica a la hora de construir las listas y los armados; sin advertir que de ese modo están renunciando a la política, en sentido estricto. Porque si bien suele haber excepciones, el "famoso" por lo general, es antes que nada eso: alguien conocido por lo suyo -donde incluso puede ser bueno o muy bueno- al que de golpe le pintó la preocupación por lo político, o lo social, lo tientan para una candidatura y termina aceptando.
Es más bien raro -siempre hay excepciones- que esa preocupación se traduzca en algo más que el discurso de la indignación, o la asunción de una presunta representatividad de "lagente" y sus preocupaciones, desde la que se ensayan críticas, casi nunca diagnósticos y menos aun propuestas; si por tales entendemos políticas públicas concretas que puedan ejecutarse para resolver los problemas. Dicho de otro modo: rara vez el famoso le aporta a la política algo más que la fama, y su alto nivel de conocimiento, traducido en votos.
El caso emblemático al respecto son los periodistas, que cierre tras cierre de listas incrementan su participación en las listas: en Rosario y para las listas de candidatos a concejal, prácticamente no hay una que no incluya alguno o alguna, y al paso que van, el Concejo Municipal estará exclusivamente integrado por ellos. Como si al mismo tiempo el periodismo y los periodistas estuvieran pasando hoy por su mejor momento, en términos de credibilidad social, o respeto profesional por el modo en el que trabajan.
La más reciente aparición en política fruto de éste modo de armar candidaturas y ofertas electorales (Carolina Losada) viene hilvanando en su cortísimo salto a la arena electoral una serie de papelones memorables, básicamente por burra. Y éste es el punto en el que queremos concluir: cediendo a la tentación de la "famosocracia" la política (que ciertamente tiene sus defectos y pecados) convalida una lógica perversa generada desde la más profunda antipolítica, que es aquella según la cual seríamos una sociedad ejemplar, cuyo único punto negro son -precisamente- la política, los políticos y los partidos políticos.
Porque de ahí a decir que en realidad estaríamos mejor sin ellos, hay solo un paso, que paradojalmente la propia política estaría ayudando a dar.
Esto no es un fenómeno local. Es global. Fue durante los 90 que comenzó la aplicación de los cupos. El único mérito, en muchísimos casos, es tener vágina, basicamente.
ResponderEliminarPor supuesto que hay tipos bien brutos y burros también. Pero hoy es mucho peor; políticos/as de la calidad de antaño, quedan pocos.
Es la nueva política. La politica sin ideas políticas. Una política sin políticos y sin "políticas".
ResponderEliminarLamentablemente esto está cobrando mucha fuerza en la ciudad de Rosario, donde el pichón candidato d Javkin es un exconductor del mediodìa d canal 3 (una especie d canal 13-TN), pero para sorpresa d muchos, y pese a la dispersión d listas, la corriente Hacemos Santa Fe del gdor. Perotti, q hasta ayer no presentaba listas para el concejo, debuta llevando a un tal Cavatorta, periodista o presentador d un programa en canal 5 (telefè) q paradójicamente se llamaba "Bótelos" y generalmente se emitía los años d elecciones. Bueno, no es rara la coincidencia: el gdor. y el intendente integran la RAP, Red d Acción Política q orientan entre otros: marcos aguinis y santiago kovadlof y una larguísima lista d gente vinculada a la política, con un fuerte sesgo antiperonista y pro embajada...
ResponderEliminarCoincido plenamente con el comentario anterior
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