¿DE QUIÉN FUE LA IDEA?

 

Recién terminamos en Ensenada un nuevo encuentro con un grupo de vecinos. Los pude escuchar y hablar con toda franqueza.
Gracias por tanto afecto.#ConAlberto pic.twitter.com/Yyqepkr8FZ

— Alberto Fernández (@alferdez) September 30, 2021

Esta tarde me vine a Luján a escuchar a los Misioneros de Francisco, en la víspera de la peregrinación a la Virgen.
Gracias Soledad por todo lo que hacen, son un ejemplo de solidaridad.
Mi compromiso es con ustedes, para cuidar la salud y el trabajo. pic.twitter.com/xdDAkkFWRA

— Alberto Fernández (@alferdez) October 2, 2021

Aclaración preliminar: acá no le asignamos a la comunicación política la importancia que otros le suelen dar, al punto de considerarla un factor que termina decidiendo las elecciones, o inclinando los resultados para un lado u otro. Del mismo modo, hemos dicho que cuando se empieza a hablar de que un gobierno "comunica mal", en realidad se está evitando decir con todas las letras que lo que está haciendo mal, es gobernar, gestionar.

Llámennos clásicos si quiere, pero creemos que conserva vigencia aquello de que "Mejor que decir es hacer, y mejor que prometer, es realizar": los logros de una gestión de gobierno hablan por sí mismos, o no son tan logros. Dicho lo cual vamos al asunto: los spots que grabó Alberto tras las PASO en los que aparece conversando con vecinos en distintos puntos del conurbano bonaerense, escuchando sus demandas y tomando nota de ellas; hasta con la gestualidad del cuadernito o libreta en el que toma apuntes.

Quizás la desconfianza inicial de la que hablábamos respecto a la eficacia real de la comunicación política, se alimente con estas ideas de tufillo duranbarbiano: en ese mundo de comedores de billetera de la política cualquier agujero es poncho, y los ya difusos límites ideológicos con los que se suele hacer política desaparecen por completo. Las ideas se comparten, por no decir que se chorean: falta ver -por ejemplo- si Alberto tocó timbre para entrar, y lo atendió Cacho, el que jugaba a las bochas, o María, su mujer.

Pero aun dando por buenos los encuentros (es decir, desechando la idea de que se trate de montajes) todo parece forzado: el presidente que entra con saco, corbata y zapatos a casas con patios de tierra, a compartir el mate (seguimos en pandemia, Alberto) y frente a los reclamos de los vecinos, pela la lapicera y el cuaderno, y anota. Una vez entrado en confianza, se saca el saco y se arremanga la camisa, pero ni siquiera llega a aflojarse el nudo de la corbata.

Tan forzado todo que surgió después del porrazo electoral en las PASO, y como forzado, contraproducente: ¿Cuál es el sentido de mostrar a un presidente que, para tomar contacto con los problemas de la gente común, necesita reunirse con un grupo, que se los cuenten y anotarnos en una libreta? ¿Se trata de rodearlo al hombre de un aura de carisma que claramente no tiene, y que es algo que no se hereda ni se adquiere? 

Néstor lo tenía de un modo, Cristina de otro: de hecho, nunca necesitó andar haciendo estas puestas en escenas para ganarse el cariño de la gente. Ni hablemos de Perón o Evita: ¿acaso alguno de los genios que cranean estas cosas suponen que fueron lo que fueron y son lo que son, aun hoy, en el sentimiento popular, por sus sonrisas?

Si los encuentro son auténticos, no es necesario ser Noam Chomsky para saber cuáles son las preocupaciones más acuciantes de la gente: el trabajo que no llega o es precario, el sueldo que no alcanza, la inflación, en especial el precio de los alimentos, la falta de vivienda digna, la preocupación por el futuro y en muchos lugares, la inseguridad. ¿Es redituable electoralmente instalar la idea de que el presidente necesita que le cuenten eso, cara a cara, dando así por sentado que está aislado de la realidad, y no se entera por sí mismo?

Y si las conversaciones -reiteramos: nos salteamos la discusión si son reales o guionadas- discurren por otros asuntos, más de nivel provincial o municipal, ¿la idea es mostrar un presidente tomando nota de que en las calles hay baches, o no pasa el colectivo, y que sale de allí a hacer algo de inmediato para remediarlo, tan boludos nos suponen a todos?

¿Por qué en lugar de intentar vendernos un "Alberto que sale a patear los barrios buscando el voto y dar la cara en contacto con la gente" no hacen algo concreto para que la gente nos vote, aunque no tenga nunca la oportunidad de tener un mano a mano con el presidente?