lunes, 18 de octubre de 2021

LA BASE ESTÁ

 

Tal como era previsible, la plaza reventó de gente. Solo en alguna cabeza despistada, que no entendió nunca lo que es el peronismo, pudo caber la idea de desmovilizarlo para el 17 de octubre, en medio de la ofensiva gorila contra su gobierno por todos los frentes, y las vacilaciones de éste.

Y la gente fue porque tenía ganas, y porque no necesita permiso de nadie para marchar, aunque sí reclame dirección, contenido, razones para bancar. Pero que está dispuesta a bancar, no hay dudas.  Pero no cualquier cosa, sino el estricto cumplimiento del programa votado en octubre del 2019: ni más ni menos que eso.

Fue con consignas claras y con deseos concretos, no a una simple estudiantina hippie. Y a conmemorar algo con un sentido histórico, también concreto: el nacimiento político del movimiento de masas que, 76 años después, sigue siendo la expresión política mayoritaria de los trabajadores argentinos.

La pelota está ahora en los pies de un gobierno, que la semana previa a la multitudinaria movilización de ayer anduvo en lo mismo que andaba antes de las PASO, y que casi no corrigió después de ellas: hablar con todos, menos con su propia base electoral.

Basta repasar los diarios de la semana para advertir que entre viajes a Washington y reuniones con el FMI, reuniones con los CEO's de las principales empresas del país y asistencia al Coloquio de IDEA fija para escuchar el pliego de demandas del poder económico (que son siempre las mismas, por lo cual no se entiende la insistencia masoquista en ir), el gobierno tubo poco tiempo para hablarles a los suyos; salvo para decirles primero que no hicieran acto el 17, y después que lo hicieran pero como si fuera un festival de canto y poesía.

La plaza estuvo llena a favor del gobierno, para decirle que lo bancan, y para exigirle que haga su parte. Está en el gobierno convertirla en un elemento a favor (para mostrarles a los que lo apretan que tiene espaldas sociales de respaldo), o en contra, si considera que lo perjudica en el juego de intrigas palaciegas con el poder real, en el que las multitudes por lo general, molestan.

Sin movilizar a la gente, sin anunciar y poner en marcha medidas concretas para su propia base electoral, el gobierno quedó encerrado en el laberinto de recibir las presiones de los poderosos, y verse obligado (ojalá que no convencido) a ceder a ellas, como el único camino posible.

Incluso algunos afiebrados -que deben ser los mismos a los que se les ocurrió que desmovilizar en estos momentos era lo mejor- sostienen que habría que redoblar la apuesta de las exitgencias que se nos plantean, haciéndolas propias; y si es necesario, romper el FDT para eso, segregando al kirchnerismo. Para ellos también fue la plaza llena de ayer.

Pero antes de la plaza, estuvo el discurso de Cristina, en lo que no dijo nada nuevo, sino exactamente lo mismo que viene repitiendo desde hace años, sin respuesta: ¿quiénes van a pagar la deuda que nos legó el macrismo, y cuáles son las concesiones que está dispuesto a hacer el poder económico, para gestar acuerdos sobre un modelo de desarrollo futuro para el país?

Quizás sea la hora de que el gobierno empiece a responder ambas preguntas, o a plantearlas donde corresponde. Porque hasta acá sabemos que hay intención de arreglar con el FMI pero no sabemos en qué condiciones, y que se exploran acuerdos con sectores del empresariado, pero que al parecer solo consistirían en ceder a sus exigencias, sin nada a cambio.

Si algo demostró la plaza llena es que la base de apoyo al gobierno está, la cuestión es para que se la termina usando. 

3 comentarios:

  1. Siempre estamos, sin dudas... y que hermosa plaza, saludos compañero

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  2. Moroni, compadre...
    Ya lo dije antes, si ahora estamos mal, no quiero pensar a partir de enero sin doble indemnización.
    No hay más chance, no hay más caja ni más tiempo

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  3. Ayer no pasaban la marcha en ningún lado, hoy está en vivo en TN y dice marcha de la lealtad... La gran p.. que los parió!

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