Este viene consolidando una alternativa peronista desde antes de 1945. https://t.co/bpALgSZLIe
— La Corriente K (@lacorrientek) November 3, 2021
Hicieron bien en poner las dos noticias juntas, chicos. Están íntimamente relacionadas, más incluso de lo que algunos se animarían a admitir en público: pic.twitter.com/5pdqYd4XFF
— La Corriente K (@lacorrientek) November 4, 2021
Vuelve la "Liga de Gobernadores", no como otros, que no iban a volver más pero volvieron: https://t.co/tQSqjMVELQ
— La Corriente K (@lacorrientek) November 4, 2021
Cuando dentro de dos años los argentinos elijamos presidente se cumplirán 20 años de kirchnerismo, y todo indica que exactamente los mismos años de su negación, dentro y fuera del peronismo. Fuera del peronismo no sorprende: al igual que pasó en su hora con él, la Argentina gorila persiste en la idea de negarle entidad política, y remitirlo a los territorios de los tribunales, la justicia y el delito: no entienden ni tratan al kirchnerismo como un adversario político a vencer, sino como una asociación ilícita a encarcelar, con o sin causas o pruebas.
Pero al interior del peronismo hay también "negacionismo" de la experiencia kirchnerista, desde su mismo origen: se trataría -en ésta interpretación- de un cuerpo extraño al gen peronista (del cual algunos serían los legatarios o portadores), surgido en un contexto excepcional como la crisis producida por la implosión de la convertibilidad, y que apenas pasaran esas circunstancias de excepción, debería desaparecer, retornando todo a la normalidad del "peronismo republicano con mayor respeto social", como lo definiera el escriba de la dictadura Morales Solá.
Que el kirchnerismo no solo subsista como expresión política, sino que sea además la expresión mayoritaria al interior del peronismo (recalcamos: al interior, no al costado o aparte) a casi dos décadas de su aparición, es un hecho de magnitud tal, que debería llevar a algunos a reflexionar sobre la validez de sus hipótesis política. Lejos de eso, persisten en el error de negarlo, y en el intento de superarlo dejándolo atrás; sin por supuesto hacer lo que se requeriría a esos fines: superarlo cuantitativamente, representando ellos a los sectores e intereses sociales que hoy se sienten representados y expresados por el kirchnerismo: cualquier parecido con la actitud del gorilismo luego de 1955, no es pura casualidad.
No es casual que todos los intentos de construir, desde el peronismo, el post kirchnerismo, no sean para mejorarlo, en un sendero de transformaciones estructurales pendientes, para encararlas y profundizarlas. Por el contrario, a poco que se las analice se verá que tienen más puntos de contacto con el programa de la derecha argentina, que con el del peronismo, visto éste desde la óptica de sus mejores tradiciones históricas.
El famoso "segundo tomo" que debía escribirse luego del 54 % de Cristina en el 2011 del que hablaba entonces el Movimiento Evita fue una simple consigna, mentirosa además: naufragó en la concupiscencia con el macrismo de la mano de Carolina Stanley con la excusa de "sostener la asistencia a los sectores más vulnerables", y en la obsecuencia actual con los círculos cercanos al presidente, para sostener la administración política de la pobreza. No hay que esperar por allí revoluciones pendientes, ni asaltos al Palacio de Invierno, ni nada que se le parezca.
Que decir de la "columna vertebral del movimiento", cuyos dirigentes que conducen la estructura gremial emblemática del peronismo (la CGT) también entonces (es decir, en tiempos del macrismo, como lo habían hecho antes con el menemismo) siempre están dispuestos a poner su parte para clausurar el ciclo de la Argentina peronista entregando a los trabajadores y sus derechos, por los 30 denarios de los fondos para sostener las obras sociales que heredaron del onganiato.
Cuando Larreta habla del "pacto del 70 % de la sociedad" posterior a las elecciones, sabe de lo que habla: de una Argentina con el kirchnerismo reducido a una minoría intensa, sin capacidad de acceder al poder, ni incidir en las decisiones, un país estabilizado por acuerdos a ambos lados de la grieta, entre los que se sienten incómodos con ella, porque en realidad se perciben -al menos en el nivel dirigencial- del mismo lado.
Una Argentina y un peronismo sin kirchnerismo -y sin Cristina- no serán mejores, desde la óptica de las grandes mayorías populares, sino peores: con pérdida de derechos laborales, salario, consumo, posibilidades de movilidad social ascendente. No avanzará sobre los núcleos del poder concentrado reduciendo privilegios, para ampliar derechos. No buscará reducir la pobreza, ni mejorar la distribución del ingreso, sino en el mejor de los casos, sostener el status quo de la injusticia actual.
Y en tanto eso sea así, sucederá lo mismo que pasó con el peronismo original, entre 1955 y 1973: un país permanentemente inestable porque es estructuralmente injusto, cuyo sistema político insiste -contra toda evidencia- en negar la realidad, como si no existiera; y pretender que esos niveles de injusticia sean tolerados, con la brumosa promesa de que en algún momento, lejano e indefinido en el horizonte, las cosas -como por arte de magia, sin conflictos, sin afectar intereses, sin recortar privilegios- van a mejorar.
Está muy bueno el análisis, peto muchos cometen un error de análisis los dirigentes de muchos sectores y distintas edades no son de confiar hoy están mañana juegan para otros (con Massa por ejemplo) muy típico de los compañeros que solo se arriman al sol a cualquier sol. O sea los análisis los creen homo géneros ¿Que pasó con los Evita, Bossio, A Medina, y en segundas y terceras líneas esto es moneda corriente ¡Vivan Néstor y Cristina!
ResponderEliminarSchiaretti esta punto de hacer la peor eleccion de la historia del cordobesismo contra Luis Juez. Hoy vale -10. La liga de gobernadores deberán mostrar su valor en las legislativas, que son 23 elecciones provinciales. Sino defienden el pago chico que no piensen en el pago grande. Veremos que resultado sacan.
ResponderEliminarLa CGT, el Evita y el PJ capital, el único albertismo existente, sin ningún voto propio pero mucho por negociar en la transición deseada hacia el larretismo. Prefieren perder con las manos libres para juntar lo que le ofrezcan.
Mi opinion es que Larreta es peor que Macri, que no entendía el Estado, le parecia abstracto.y confuso. Macri era más monárquico y cortesano, delegando poder en secuaces torpes, con displicencia y desinterés, no quería que lo distraigan de la reposera y Netflix, solo esperaba informes. Por eso desfila por tribunales, confiando en su impunidad como unica respuesta a su torpeza. Larreta es un experto en el uso del Estado, sus huecos y burocracias, su concepción del poder es totalitaria y absolutista, obsesiva, es stalinismo de derecha,
Incluso Macri debería estar preocupado del ascenso de Larreta, salvo que tenga una carpeta imparable, xq Larreta sabe que tiene que matar al padre para tener el poder absoluto y es lo que desea. La impunidad de Macri está más amenaza por Larreta que x un Alberto jugando a estadista jurídico y republicano.
La CGT y el Evita querrán venderse a Larreta como una "guardia pretoriana" antidisturbio de supuesta representación social, pero Larreta no es boludo como Macri que los pago caro , Larreta sabe que no valen lo que dicen que valen, y cuando haya puesto el precio de lo que quiere comprar advertirá que el emperador no paga traidores.
Muy bueno el análisis pero se comete un error, se considera al grupo kirchnerista como homogéneo y estanco, eso es una falacia el kirchnerismo está infiltrado de pejotos que se arriman a cualquier sol. Hoy están y mañana no sabés, los chino Navarro, los A,Medina, los Bossio, Randazzo los hay en todas partes. En las terceras y cuartas líneas ni te cuento. Yo volvería a hacer lo que hizo Cristina en el 17 Unidad ciudadana y el PJ que lo entienda vendrá y si no que se vaya con Massa. Se que no me vas a publicar porque esto es la verdad y es jodida lo sé
ResponderEliminarNo sé trata de Cristina si o Cristina no, sino de que el proyecto de país que propone la oposición es uno donde el pueblo pasa hambre.
ResponderEliminarY contra la realidad que proponen, no queda otra opción que rebelarse. Contra la oposición, contra los tibios y aún contra los propios si no hacen algo en nuestro favor.
Lo que viene es un 2002 que dure 10 años y después Senegal, Honduras.
Hace 1 año que venimos hablando sobre las bases, que vienen aguantando pero, como se empezó a ver, no aguantan mas.
Llegamos al momento dónde o los dirigentes sociales encabezan las protestas que están empezando a surgir, o esa masa humana desbocada toma la calle sin nadie que las ordene.
2 años duro Alberto. Sin pandemia tal vez duraba el mandato completo.
Cuando lo escuché a Moreno hablar de elecciones anticipadas y que se yo, pensé: este tipo porque no se queda en la casa mejor???
Pero ahora, ahora pienso si hay alguna opción. No ya desde el orden y las elecciones y la democracia, sino... Alberto va camino a terminar como de la Rúa.
Fuimos complices.
Entonces no es solo la oposición
EliminarEdgar Dito: es tan cierto lo que decís, que ninguno de los que nombran se consideran kirchneristas, ni nadie los considera así.
ResponderEliminar"Pero al interior del peronismo hay también "negacionismo" de la experiencia kirchnerista, desde su mismo origen...". Lo dice textualmente el post.
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