LAS BASES DEL ACUERDO

 

Las bases del acuerdo serían: 1) Que se indulte a Macri y su gobierno por el préstamo para fuga, 2) Que el ajuste no lo pague el electorado de JxC, sino el del FDT: https://t.co/19fYwtj25d

— La Corriente K (@lacorrientek) December 6, 2021

"..."un Remes, un patriota", en los términos de Agis, que se sacrifique y sea la cara de un cúmulo de medidas antipáticas de corrección y estabilización...". Ojo, por ahí Guzmán agarra viaje y acepta cumplir ese rol, eh, habría que verlo: https://t.co/f8yLOXW3Nb

— La Corriente K (@lacorrientek) December 6, 2021 

Dos años de franeleo, y seguimos discutiendo el tamaño del pijazo: https://t.co/dDKOv0jire

— La Corriente K (@lacorrientek) December 6, 2021

Puede que se discuta el tamaño del ajuste, y quienes lo van (vamos) a pagar, pero cerrar un acuerdo con el FMI supone invariablemente un ajuste, por una razón muy sencilla: para la visión del Fondo, deben generarse los excedentes sociales que permitan el pago de la deuda, y en esa visión no hay otro modo de crecer y generar excedentes que ajustando y consiguiendo determinados equilibrios macroeconómicos.

De hecho, después de dos años de negociaciones y zalamerías recíprocas, vemos acá en La Política Online que aun se discuten las proyecciones del presupuesto 2022 y del plan económico ingresando en la ecuación variables tales como la devaluación del tipo de cambio (que influye en los salarios), suba de las tarifas (que incide en la inflación, y por ende en los salarios) y el tamaño de la reducción progresiva del gasto público, hasta alcanza el equilibrio fiscal; lo cual influye en el nivel de actividad, pero también en los ingresos: el 50 % del gasto del Estado nacional son las jubilaciones y pensiones, por ejemplo.

Así las cosas, parece lógico que el gobierno busque algún tipo de acuerdo con la oposición para ensanchar el respaldo político a un posible acuerdo, como poco probable que lo logre: ¿por qué razón la oposición compartiría los costos de medidas antipáticas aunque esté de acuerdo con tomarlas, y sobre todo en ese caso, si puede hacer que ese costo recaiga completamente sobre las espaldas del gobierno?. Recordemos como le fue a Cafiero cuando en 1988 acompañó el ajuste de Alfonsín: le costó perder la interna peronista frente a Menem.

Aquí el operador de la embajada que el gobierno sigue eligiendo para operar hacia la interna del FDT, Román Lejtman, lo pone claro transcribiendo las exigencias opositoras: que el costo del ajuste lo pague cualquiera, menos su electorado de clase media y -sobre todo- los sectores del poder económico cuyos intereses expresan. Si el gobierno acepta que el costo lo paguen los sectores populares, que son la base principal de su electorado, para ellos no es un problema, y a futuro, es pura ganancia.

Sorprende que se planteen las cosas ignorando estas verdades elementales de la política, y más aun con los resultados de las elecciones legislativas de éste año a la vista. La pelota, entonces y como siempre, está en el campo del gobierno; que es el que debe decidir quienes pagarán el costo de un acuerdo para refinanciar una deuda que favoreció a los mismos de siempre, que lejos están de hacer algún tipo de autocrítica por ello, y esperarla a esta altura de los acontecimientos, es ingenuidad pura, si no algo peor.

Como por ejemplo llevar adelante un plan para "asfaltarle" a Larreta o el que sea el candidato de la derecha, el camino de la presidencia, haciéndole el trabajo sucio de un ajuste impopular. Eso, y no otra cosa, es lo que sugiere el escurridizo Álvarez Agis -que muerde billeteras de los dos lados de la grieta- cuando suspira por la aparición de un "patriótico" nuevo Remes Lenicov.

Las restricciones económicas juegan no solo para recortar el margen de maniobra del gobierno por el peso de la deuda heredada -aspecto que éste se ocupa en remarcar, cada vez que puede-, sino para profundizar un sendero de ajuste que aborte la recuperación económica, y agrave la situación social, cuando todavía los beneficios de esa recuperación no "derramaron" ni lo harán, si no se lo provoca con medidas ad hoc.

Y esas restricciones económicas se reconducen en restricciones políticas porque electorado para la derecha hay, y demasiado. Lo que se necesita es reconquistar el electorado que votó otra cosa en agosto y octubre del 2019, y eso ciertamente -como no nos vamos a cansar de señalarlo- no lo vamos a conseguir con ajustes y "planes de estabilización".