viernes, 3 de diciembre de 2021

NO SE GANA AJUSTANDO

 


En unos de los escasos rasgos de sinceramiento del macrismo durante y después de su gobierno, Dujovne dijo hace poco que "una de las mejores cosas" (sic) que hicieron fue dejarle al gobierno actual el presente griego del acuerdo con el FMI y la consiguiente deuda, para que se viera impedido de "hacer locuras" en la política económica.

Más allá de que el objetivo real del mega-préstamo fue facilitar la salida de los capitales especulativos del país cuando ya era evidente que el modelo de reendeudamiento colapsaba (algo admitido hace poco por el propio Macri), haber traído de nuevo al Fondo a terciar en nuestro asuntos tiene un claro objetivo político-estratégico: condicionar a futuro toda capacidad de arbitrar políticas económicas autónomas, que no atiendan de modo prioritario (si no excluyente) los intereses del capital financiero. Ese es el rol del FMI, y lo ha sido siempre.

En consecuencia, nadie desconoce el condicionante que supone la gigantesca deuda contraída por Macri con el FMI para el presente y futuro del país y su economía, y menos el kirchnerismo: la estratégica decisión de Néstor Kirchner de cancelar la deuda con el organismo a fines del 2005, tuvo precisamente la finalidad de recuperar para el país márgenes de autonomía en el diseño de su política económica. Sin esa decisión, no se pueden sencillamente explicar las mejoras en los indicadores económicos y sociales producidas durante los gobiernos de Néstor y Cristina.

Y tampoco (como lo advirtiera hace poco Cristina) nadie está planteando desconocer la deuda, repudiarla o dejar de pagarla: la discusión en todo caso es como, y cargándola sobre las espaldas de quienes. Nada más, ni nada menos: ese es el carozo del problema, del que no se habla, y -salvo Cristina- no nos hablan.

Pero de reconocer la importancia de la deuda y el peso gravitante de la relación con el FMI, a tomar la hoja de ruta del enemigo como el objetivo primordial -si no excluyente- de la gestión del gobierno del "Frente de Todos", hay un océano de distancia, y lo estamos transitando: en lo que supone una clara derrota conceptual, el gobierno entero (del presidente y el ministro de Economía para abajo, y a los costados) parecen estar exclusivamente avocados a cerrar con el FMI los términos de un acuerdo que impactará decisivamente en la vida cotidiana de los argentinos, por muchos años.

Todo el resto de la agenda (que incluye de modo decisivo revertir los indicadores negativos de distribución del ingreso, pobreza, salarios y consumos) fue dejada de lado, y hasta los esfuerzos del gobierno por lograr consensos y apoyos, están direccionados a que esos consensos y apoyos se expresen en relación con la negociación con el Fondo, y sus resultados: de eso hablan el presidente los funcionarios con la CGT, la UIA, los demás sellos de goma empresariales y de eso también quieren hablar con la oposición.

Pero todo lo que sabemos hasta acá son titulares, y expresiones de deseos y buenas intenciones: que queremos pagar pero que nos dejen crecer, que si arreglamos rápido no vamos a tener que pagar vencimientos hasta el 2026, que no arreglaremos a costa de un ajuste inviable social y políticamente, y hasta que el FMI dejó de lado algunas de sus habituales exigencias, como una reforma laboral flexibilizadora, o una devaluación abrupta del peso.

Hasta acá, puras conjeturas porque seguimos sin saber cuáles serían los términos del acuerdo, que todos (hasta "los mercados") parecen descontar que sería de firma inminente. Y en ese contexto, se habla en los círculos áulicos del presidente de otra movilización a Plaza de Mayo, para el 10 de diciembre.

Si se repasa la actualidad de la gestión desde el 14 de noviembre para acá, y aunque el presidente diga que tomó nota de lo que expresaron las urnas, no existen casi medidas de gobierno concretas, dignas de destacarse, que lo demuestren; en especial por el lado de las políticas de ingresos para los sectores populares, o la contención de los aumentos de precios en los alimentos y artículos esenciales, por decir lo más importante.

Resumiendo: los dos años de mandato que le quedan por delante a Alberto Fernández transitarán, seguramente, por un sendero de dificultades como los dos primeros, incluso aunque la situación de la pandemia mejorara, o no empeorara por la aparición de nuevas variantes del virus. Y dentro de dos años, otras elecciones pondrán en juego el poder presidencial por los cuatro años siguientes.

Lo cual supone -incluso en términos de gobernabilidad presente- tener un claro plan económico para transitar ese tiempo, en función del objetivo político de ganar las elecciones. Un objetivo que nadie, nunca, en ningún lugar, consiguió ajustando, así como no se moviliza ni se llenan plazas para un acuerdo con el FMI, o para anunciar una "economía de guerra": ya lo intentó Alfonsín en momentos en los que todavía conservaba popularidad, y ya sabemos como terminó la cosa.

6 comentarios:

  1. El tema es que el gobierno no hizo absolutamente nada bien, en lo económico al menos. Y respecto de la pandemia, su tibieza termino comiéndose los pocos puntos que sumo con la vacunación.

    Antes de asumir el gobierno, Alberto ya contaba con varios informes de economistas avisorando un problema de restricción externa y proponiendo cuidar la caja. Pero no hicieron caso. Ni a eso, ni a nada. Y así estamos ahora.

    Hablar ahora de acuerdos con el FMI es una payasada. Se va a acordar y se va a acordar en los peores términos posibles porque se negocio en las peores condiciones. Y esa negociación no puede pasar por otro lado que el ajuste y la devaluación. Porque al tipo de cambio actual no hay forma de seguir.

    La energía, el combustible y la comida tienen que subir desde enero porque arrastran por lo menos 3 meses de aumentos internacionales.
    Alemania superó el 6% de inflación y las expectativas no son buenas.
    La FED ya aclaro que la inflación no es un fenómeno transitorio.

    Así que súmale una inflación global por la inflación combinada de EEUU y europa.
    Y cerramos con una caída de la productividad en todos los rubros. Es decir, al tiempo que se inyectó cantidades astronómicas de liquidez al mercado (demanda), cayeron todos los indicadores de productividad (oferta).

    Seamos agradecidos, nos van a dejar pasar las fiestas en paz, aparentemente.

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    1. https://radiocut.fm/audiocut/2001-fmi-kulfas-deuda-fuga-salarios-juan-valerdi-economista/
      Tanto Valerdi como Rovelli o Aroskind vienen explicando para quien esta jugando AF y lamentablemente todo indica que habra ajuste al pueblo y beneficios para los poderosos de siempre.

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  2. Primer paso que hay que dar: vacaciones a Kulfas.
    El Colo.

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  3. El primer paso es comprar dólares, si es que todavía se puede. Porque el súper cepo ya empezó este mes con una caída en los habilitados por AFIP del 12%.

    Y si tenés pesos nomás, anda y compra comida... aceite, manteca, lacteos y farinaceos en primer lugar. Te diría carne, pero si tenés para stockear carne compra dólares más vale.
    Mientras el precio este congelado acopia todo lo que puedas mensualmente y a aguantar. Capitalizate por toda la liquidez que te sobre.

    Pone a plazo fijo la suma de alquileres que puedas (eso no aumenta)
    Y ajustarte el cinto como si ya perdiste los 5kg que vas a perder.

    Se aviso. La presión sobre el dólar vuelve después de agosto dijimos.. cuando exactamente depende del contexto pero para fin de año vuelve a $200. Todo está en los comentarios de este blog (y otros, en tanto no los borraron presa de su Massismo explícito)

    La línea que separa las realidades la marca la capacidad de pasarse a moneda dura. 1000 dólares mejor que 100 y 100 mejor que ninguno.

    Y mucha suerte compañeros, la vamos a necesitar.

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  4. Anónimo de las 12,21 hs.: Cadete de Milei

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