viernes, 19 de agosto de 2022

NO ACLARES QUE OSCURECE

 

Tal como se preveía desde que asumió Sergio Massa en el Ministerio de Economía y -entre otros cambios- se fueron los funcionarios del área de Energía que respondían a Cristina, los aumentos de tarifas serán mayores a lo anunciado, porque el recorte de los subsidios tendientes a equilibrar las cuentas públicas será mayor, a tono con los compromisos asumidos con el FMI: acá lo explica Della Torre en Página 12.

La conferencia de prensa donde la Secretaria de Energía y la mujer de Massa (titular de AYSSA) trataron de explicar el tarifazo fue, por momentos, bizarra: Malena diciendo que no era un aumento de tarifas, sino un "reordenamiento de los subsidios", y en algún momento se llegó a la desmesura de meter en el asunto a la justicia social.

Que la última vez que nos fijamos y para el peronismo, era luchar por un sociedad con una distribución más equitativa del ingreso, con trabajadores dignificados a través de salarios que les permitan vivir bien a ellos y sus familias, acceder a la vivienda propia, el turismo, el esparcimiento e incluso ahorrar; con chances de movilidad social, protegidos por derechos por los que el Estado -que los reconocía- velaba. Pero claro, eran otros tiempos y es posible que los que debamos aggiornarnos seamos nosotros.

Estos son tiempos de derrota, electoral, política y conceptual, aún habiendo ganado las elecciones del 2019, y por eso estamos todo el tiempo haciéndole concesiones al enemigo: conceptuales, teóricas y concretas. Como por ejemplo creer que el problema principal del país son las tarifas bajas o los subsidios altos, o el gasto público y el déficit fiscal; que nadie dice que no son cosas que deban discutirse, pero siempre dentro del contexto de un país con elevados indicadores de pobreza, y un retroceso brutal de la participación de los trabajadores y sectores de ingresos fijos (ni hablar los que no tienen ni siquiera eso garantizado, por mínimo que sea) en el reparto de la torta.

Cuando se anunció (antes de la "era Massa", cuando aun reinaba Guzmán) la segmentación de los subsidios, dijimos en esta entrada: "Evidentemente la cosa no era tan sencilla de resolver, y nos atrevemos a decir que está por verse si el nuevo decreto consigue resolver la cuestión, siempre que antes nos pongamos de acuerdo cual es ésta: si garantizar tarifas justas, equitativas, razonables y acordes a la capacidad de pago de los usuarios, de disminuir el peso de los subsidios en las cuentas públicas (lo que parece ser la preocupación excluyente de Guzmán), de desalentar los consumos irresponsables que afectan la balanza de pagos por el lado de las importaciones de energía necesarias para atender la demanda, o como diría Rinconet, un mix de todo.". 

"Pero el mayor problema -en nuestra modesta opinión- no está allí, sino en el enfoque de la segmentación, a partir de los ingresos de los diferentes deciles de la población: por la estructura de nuestra PEA (Población Económicamente Activa), en el decil 1 (es decir, el 10 % de la población que percibe mayores ingresos) conviven sectores con muy distinta capacidad contributiva, algunos de los cuáles podrían pagar perfectamente el precio pleno de los servicios, y otros no tanto, o con dificultad. Para discriminar de modo equitativo entre las personas o las empresas en razón de sus ingresos, patrimonio o capacidad de pago, están los impuestos; en especial los directos: inmobiliario, patente automotor, Ganancias, Bienes Personales y los que hoy se están discutiendo como el gravamen a las rentas inesperadas.".

"Y por otro lado las expectativas desmedidas que se depositan en la segmentación de los subsidios (un acto de fe sin mayor evidencia concreta, como la que se depositaba en el 2008 en la posibilidad de "segmentar las retenciones a favor de los pequeños y medianos productores agropecuarios"), tienen que ver con otro equívoco, que se trasunta en el decreto: el peso real que tienen en las cuentas públicas y dentro del dinero que se destina a subsidiar las tarifas de los servicios públicos, los distintos sectores medidos por ingresos.".

"En efecto, los ricos (con más razón si son muy ricos) son pocos, y la enorme mayoría de la masa de subsidios se destina a los que realmente los necesitan, porque no podrían pagar las tarifas plenas. De allí que el decreto incurre en una falacia cuando señala que "Que si bien el esquema de subsidios energéticos del Estado Nacional debe entenderse como una política de ingresos y que su principal objetivo es proteger el poder adquisitivo de los hogares, actualmente su estructura genera profundas distorsiones concentrando una parte sustancial de su peso en los sectores de mayor capacidad de pago.". De modo que si lo que se busca es disminuir el peso de los subsidios en las cuentas públicas, eliminarlos para el primer decil de ingresos no mueve el amperímetro, aun pudiendo implementarse como está planteado en el decreto.".

"Eso sin contar con que los subsidios a los servicios públicos son también una forma de morigerar los costos de producción de los bienes y servicios, y por ende incidir en sus precios finales, lo que es clave en contextos como el actual de alta inflación. Concluyendo: si lo que preocupan son los números de las cuentas fiscales, en lugar de prestarle tanta atención al gasto en subsidios con estrategias inviables, hay que pensar en recomponer los ingresos del Estado. Por ejemplo cobrándoles más y mejores impuestos a los sectores (allí sí) con mayor capacidad contributiva, para que el reparto social de las cargas sea más parejo.".

Pues bien, las mismas cuentas que hicimos nosotros, las hizo también Massa, y queda claro que cuando llamaba "farsante" a Guzmán no era porque le criticara su "fiscalismo", sino porque pensaba que en realidad él podía hacer mejor, más profundo y a fondo el ajuste, para que los números cierren; aunque sea con la gente afuera. Y aunque el peso mayor de los aumentos recaiga el año próximo, en pleno proceso electoral: si la idea del discurso oficial es que hay que sostener la unidad a cualquier precio y tragarse cualquier sapo porque "si no vuelve la derecha", a éste paso no parece que se estén creando las condiciones para evitarlo, a menos que lo que en realidad se busque es que no vuelvan, porque no haga falta: el trabajo sucio se los haríamos nosotros.

Esta es la verdadera cuestión a debatir, que no se puede ocultar (ni distraer) filtrando el nombre de los famosos o millonarios que no renunciaron a gozar de los subsidios a las tarifas, a los que no se les quieren cobrar más impuestos que compensen -y aun excedan con creces- lo que gastamos en ellos, por ese concepto. Eso en todo caso podrá servir para deslegitimarlos a muchos de ellos cuando, en la discusión pública, aparecen indignados por los "planes sociales", y piden eliminarlos, o por "la excesiva presión fiscal", o la presunta cantidad de impuestos que pagan. Y no para mucho más.

1 comentario:

  1. La sensacion de desorientacion es solo mia? Ni siquiera hay espacios donde se pueda escuchar/discurir algun atisbo de politica nac&pop. Dirigentes mudos, medios afines militando el ajuste y distrayendo a los propios. Esto es ahogo puro. Capaz me equivoco y es solo mi sensacion. Que carajo pasa?

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