domingo, 14 de mayo de 2023

EN LA CANCHA SE VEN LOS PINGOS

 

El cierre de listas de cara a las PASO provinciales de julio llegó el viernes por la noche, con el peronismo teniendo en vilo a todos porque no terminaba de definir su oferta, en especial si iba a haber o no acuerdo entre Perotti y Lewandosky, lo que finalmente pasó. Como consecuencia o derivación de ese acuerdo, el PJ y sus aliados van a competir con cuatro fórmulas a gobernador y vice, y cinco listas distintas de diputados provinciales. 

Hemos dicho antes que en la provincia se ensayaron todas las fórmulas posibles (unidad, competencia interna, sectores que fueron por afuera), sin que ninguna garantice a priori y por sí misma el resultado de las elecciones. De hecho, hemos perdido con todas, entre 2007 y 2019. Si la que se intenta ahora funciona o no, lo sabremos cuando se abran las urnas de las elecciones generales, en septiembre.

Empezando por lo más importante (tanto así que tuvo en vilo a todos hasta el final, dentro y fuera del mundo peronista), el acuerdo sobre el filo del plazo entre el gobernador y el senador nacional es el reconocimiento mutuo de las propias debilidades: ni Perotti podía transferirle a Mirabella su capital político y electoral para hacerlo competitivo, ni Lewandosky (un recién llegado a estas lides) tiene un desarrollo político y territorial propio en la provincia como para imponer su lapicera en el armado de las listas, para lo cual incluso y de habérsele concedido lo que pedía, debería haber salido a buscar nombres.

Perotti llegó al final del plazo para definir candidaturas arrastrando las carencias de su propia construcción política (que no parece ir mucho más allá de su propia persona), pero también haciendo valer el peso de manejar hoy el gobierno, al que llegó en diciembre del 2019 como consecuencia de un trabajo conjunto de todo el peronismo santafesino: encabezando él mismo la lista de diputados provinciales no solo repite lo que hicieron sus antecesores en el cargo Bonfatti y Lifschitz, sino que busca revalidar en las urnas el rumbo que eligió para la gestión, con todos los riesgos que eso conlleva; como se vio en el 2021.

De allí que en la lista que encabeza y en cargos expectables figure buena parte de su gabinete, al cual también pertenece la compañera de fórmula de Lewandosky, que es nada menos que lau ministra encargada del plan de obras públicas: eso indicaría que los dos valoran ése punto en particular del gobierno provincial, como algo importante para rescatar y continuar. De hecho, el hoy senador nacional deberá encarar su campaña para la gobernación tratando de sacar provecho de los aspectos positivos de la gestión del actual Ejecutivo provincial, porque en las PASO es el candidato del gobernador, lo asuma o no: no hay tiempo para "independentismos".

Por fuera del perottismo y su acuerdo casi en términos personales con Lewandosky (jamás existió cosa tal como el "bielsismo", y ahora quedó plenamente demostrado), el "universo kirchnerista" santafesino pareciera haberse fragmentado en las restantes opciones para competir por la gobernación que estarán disponibles en la oferta electoral del PJ, siempre y cuando se acepte que el kirchnerismo en Santa Fe se reduce a eso: en Santa Fe siempre le fue mejor a Cristina, que a los que eran candidatos invocando su nombre; y si miramos como quedó la cosa al cierre de listas, un poco (o bastante) se entiende por qué.

La Cámpora, que integró la lista de Perotti en las legislativas nacionales del 2021 por el acuerdo entre el gobernador y Cristina, ahora cerró con los senadores provinciales del "traferrismo" que por entonces habían acordado con el "Chivo" Rossi, en una cabal demostración de que ni unos ni otros han conseguido construir un desarrollo territorial y político en Santa Fe con volumen y peso; del mismo modo que demuestra que los senadores provinciales, acostumbrados por años a retener sus bancas con facilidad por un combo eficaz de chequera abundante de subsidios y boleta única, jamás pudieron trascender de sus comarcas, como hubieran soñado: ninguno de ellos amagó siquiera con competir por la gobernación, o integrar alguna de las fórmulas.

El sector del "Chivo" Rossi no lo contará a él mismo (al fin y al cabo, el santafesino con el cargo más importante en el gobierno nacional en éste momento) como candidato para ninguna de las categorías, sin que pueda alegar en su caso (como le pasó a Mirabella) una orden superior de quien conduce el espacio, para bajarse. Habrá que ver, con el transcurso del tiempo, si tal decisión se trató de un baño de humildad (o de realismo), o de una simple preservación para ensayar alguna más inviable aun candidatura nacional, como ha deslizado.

El rossismo vuelve a enfrentar en una PASO a Perotti, que lo derrotara ampliamente en 2021, acaso confiando en que el desgaste del gobierno y los errores y carencias de la gestión provincial hayan afectado al gobernador y su capital electoral. La tarea sigue siendo compleja, máxime cuando no ha logrado una construcción territorial propia de importancia en toda la provincia (como lo denota el armado de las listas y la propia fórmula con la que competirá por la gobernación), y cuando a ésta altura del partido no podrán seguir diciendo que son "el equipo Cristina", cuando más bien se los identifica con "el equipo Alberto".

De la oferta electoral disponible para la gobernación en las PASO del PJ queda el Movimiento Evita, al que no puede considerarse sin más kirchnerista, si se repara en que sus líderes nacionales han dado una y otra vez por concluido el ciclo de Cristina, y se apuraron a subirse al colectivo del albertismo, bien que para bajarse en la primera cuadra del recorrido. En éste caso en particular, las internas servirán para medir hasta donde llega el volumen político (y electoral) de lo que se da en llamar genéricamente "movimientos sociales".

Lo bueno en todo caso de estas PASO como han quedado planteadas es precisamente eso: todos los que quisieron realmente presentarse pudieron hacerlo (dicho esto porque después se lloran exclusiones, purgas, cerrazones o "falta de diálogo"), y ahora todos a competir, y después a contar los porotos y ver como se sigue. No existe cosa tal como no jugar en ésta para "conservar capital político" como dicen que le aconsejaba Massa a Lewandosky, ni siquiera pensando en como queda cada uno de cara al armado de las listas nacionales, en unos meses: eso hoy está tan lejos como la Tierra de la Luna.

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2 comentarios:

  1. No sé qué opinan por acá los compañeros, pero me parece que Perotti está haciendo una gestión más que digna, a pesar de todas las dificultades atravesadas y que se están atravesando, más la malevolencia política de los del mismo partido y más allá de la mancha horrible de la violencia en Rosario.

    A Mirabella no se le puede transferir ningún capital político básicamente porque es un nabo (pero de florida parla) y porque -pobrecito- tiene una pinta de chantún que voltea. Además, tiene un discurso de mierda. Lo recuerdo de un asado en que alababa las virtudes de Obama cuando había hecho su discurso en Egipto. Me dejó pensando que no podía haber alguien tan salame.

    ¿Qué opina la peña? Saludos.

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