Claro, como Gerardo Morales en Jujuy. Ah, no, pará. https://t.co/Du5h80JQPr
— La Corriente K (@lacorrientek) June 11, 2023
...Maldonado y Rafael Nahuel. Porque ahora descubre de lo que son capaces los gobiernos que apoya, y los partidos con los que hace alianzas a cambio de cargos. Uno de los seres más cínicos y despreciables de la política argentina. Tanto o más que Pato Bullrich.
— La Corriente K (@lacorrientek) June 8, 2023
Ah, mirá. Lila estaba en Madres de Plaza de Mayo y no nos avisaron: https://t.co/UPfTFrOMt3
— La Corriente K (@lacorrientek) June 8, 2023
El ruido que meten las disputas internas por las posibles candidaturas en las dos principales coaliciones políticas oscureció la reaparición mediática de Elisa Carrió, tras meses de ostracismo. Y volvió como se había ido: tirando denuncias a granel al voleo para enmierdar a todo el mundo, incluidos sus socios políticos del día anterior.
Carrió dijo que el fiscal Marijuan había decidido no continuar persiguiendo a Cristina por la causa de la "ruta del dinero k" porque es amigo de Massa y éste le habría canjeado consentir el sobreseimiento de CFK, a cambio de que ésta lo apoye como candidato a presidente. Con la misma seguridad con la que lo elevó a funcionario ejemplar cuando excavaba la Patagonia buscando bóvedas o dinero enterrado, Carrió lo tiró al petiso por la ventana sin que se le moviera un músculo, y como si no existieran los archivos.
Al fin y al cabo, su modus operandi habitual, que le ha servido todos estos años para conservar su módica clientela electoral que no pide pruebas ni razonamientos elaborados, sino consignas tranquilizadoras que confirmen sus creencias previas, y les dejen el lugar cómodo del púlpito de la superioridad moral. En ese sentido, quizás sea Carrió la dirigente política argentina que más se parece a sus votantes.
Lo otro que dijo, en cambio, fue más peligroso y no porque no fuera cierto: afirmó que de llegar al poder tanto Patricia Bullrich como Javier Milei, ambos lanzarían un plan de ajuste económico y de ser necesario, lo sostendrían reprimiendo las previsibles protestas sociales que despertaría, con el riesgo cierto de cometer delitos de lesa humanidad. Para alguien que dice ser lectora de Hannah Arendt (habrá que ver si, como se sospecha, no es que jamás pasó de las solapas de los libros), Carrió incurre con llamativa frecuencia en la banalización del mal.
No porque Bullrich o Milei no sean dos perfectos tarados capaz de hacer cosas como las que ella denuncia, sino porque esas cosas a Carrió jamás le importaron, y hoy las está trayendo a colación simplemente porque quiere justificar su alianza con Larreta y Gerardo Morales, que serían más generosos que los "halcones" del PRO en abrirles lugares en las listas a su corte de eunucos políticos de la Coalición Cívica. Porque de eso se trata simplemente, ni más ni menos.
Y si no es así, que Carrió explique por qué no denuncia a su socio Morales, que va escalando en su ensayo represivo y trata de darle rango constitucional a la represión de la protesta social, mientras mantiene como presos políticos a Milagro Sala y otros dirigentes del Tupac, medidas que Carrió no solo condena, sino que aplaudió fervientemente.
La misma Carrió que nunca vaciló en asumir la defensa de los apropiadores de Papel Prensa en una mesa de tortura, o de Ernestina Herrera de Noble por la apropiación de sus hijos. Y la misma que fue fiscal del poder judicial en la dictadura (fiscal, no inspectora de tránsito) porque "necesitaba la obra social". Y también la misma que decía que Santiago Maldonado estaba en Chile, o su cuerpo congelado "como el de Walt Disney".
Carrió es uno de los personajes más cínicos y peligrosos de la política argentina precisamente porque es capaz de disimular su absoluta falta de escrúpulos, en un discurso moral; con el que apela a valores en los que dice creer, y habla todo el tiempo de límites infranqueables, que se van moviendo como la línea del horizonte cuando se camina hacia ella, según sus conveniencias y las de su séquito.
Con todo, no deja de ser un personaje menor no solo en términos electorales sino en perspectiva histórica: es dudoso que en futuro los libros de historia registren siquiera su paso por la política argentina. Sin embargo y como decíamos, espeja a un sector de la sociedad argentina que no se banca al peronismo (y en el fondo no se banca ni se bancó nunca la democracia), pero prefiere disimularlo en vaporosas apelaciones a principios y valores en los que en realidad no cree, ni menos practica.
Y si no recordemos cuantas veces Carrió prometió retirarse de la política, no ser candidata a nada (hasta que la patria misma se lo venía a pedir encarecidamente, pero se sabe que la patria no vota, o tiene un solo voto) o no traspasar determinados límites, como aliarse con Macri. Si Bullrich (que entre un millón de partidos, pasó también por el suyo) o Milei hubieran tenido la precaución de ofrecerle algunos lugares en las listas, no solo no los hubiera acusado de posibles violadores de derechos humanos, sino que gustosa se hubiera ofrecido para ayudarlos en la faena.
Por menos que eso, acá hubo gente que habló de "el curro de los derechos humanos". Y no fuimos nosotros, justamente.
también recordemos cuando, en el living de susana gimenez, hablaba de 'esos pobres militares que se están muriendo en las cárceles', para referirse a los pocos criminales de lesa humanidad procesistas que se pudo juzgar y condenar en 40 años, y que en un 80% de los casos gozan del privilegio de la detencion domiciliaria (el 20% restante cumple sus penas en penales especiales, en condiciones incomparablemente mejores que las que padecen los presos comunes)
ResponderEliminarSi quiere que alguien la recuerde, la gorda tiene que hacer en TV un programa de cocina, y comer y comer hasta explotar en cámara.
ResponderEliminarEl Colo.
Una nota sobre Carrió... La leche está $400 y no tenemos candidatos.
ResponderEliminarQuedará algo de CFK post derrota 2023?
¿Tenés la dirección del blog tuyo, así leemos todos cosas más interesantes, o vemos lo que es realmente importante?
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