miércoles, 6 de septiembre de 2023

ENTRE LO QUE CONVIENE Y LO QUE HAY QUE HACER

 

Javier Milei tenía total libertad para elegir a quien quisiera para que lo acompañara en la fórmula presidencial, y decidió elegir a Victoria Villarruel, cuyas únicas credencias son las que exhibe todo el tiempo: ser una activa militante del negacionismo y -peor aun- apologista de la última dictadura militar. Una elección bastante lógica para un tipo como Milei, mentamente anclado en los 70' y la guerra fría, que ve "zurdos" y comunistas por todos lados.

Villarruel es lo que es, y no lo oculta, o en todo caso apenas lo disimula: es la sucesora de lo que en su momento fue FAMUS hasta que llegaron los indultos de Menem, y su asociación se creó en 2006, cuando por impulso del kirchnerismo se reanudaron los juicios por crímenes de lesa humanidad durante la dictadura. De modo que, aunque se presenten como defensores de las víctimas del terrorismo lo que son es lobistas de la impunidad de los genocidas. 

Lo cual demuestra que las políticas de memoria, verdad y justicia y su continuidad son también un campo de disputa política en el que se puede avanzar o retroceder según la voluntad que prevalezca y las correlaciones de fuerza. Y también queda demostrado -lo hemos dicho otras veces- que no están tan extendido el consenso social al respecto como solemos -por comodidad- suponer.

Y si no veamos la cosecha electoral de Milei, sin que esto implique sostener que los que lo votaron lo hicieron por su postura sobre las violaciones a los derechos humanos en la dictadura. Si precisar que deben asumir que Milei también es eso -porque no lo oculta, ni le preocupa hacerlo-, y que su voto será usado en el sentido de consagrar la impunidad o retroceder en los avances producidos hasta acá, si tiene la oportunidad de gobernar.

Desde que Villarruel anunció su actividad en la Legislatura porteña no faltaron quienes -desde la política entendida en presunta clave de conveniencia electoral- advirtieron que se trataba de una provocación (que sin dudas lo es), frente a la cual no había que pisar el palito de sobre-reaccionar, porque eso favorecería a la ultraderecha.

En nuestra opinión, no podrían estar más equivocados: más allá de cualquier análisis sobre conveniencias medidas en términos de sumas o restas electorales, hay cosas que hay que hacerlas, simplemente porque son justas, y marcan que hay  límites que no se pueden cruzar, o no podemos tolerar que se crucen. Hay ciertas cosas (y los derechos humanos están ciertamente entre ellas) que no se pueden dejar libradas al cambiante humor social; y hay causas que no se pueden sostener o abandonar según los resultados de las elecciones.

Ellos (Milei, Villarruel, los negacionistas y apologistas de la dictadura) van más allá de postular el olvido o la "memoria completa": van por la reivindicación de la dictadura, sus métodos y sus resultados, y no es casual: nos están diciendo que llegado el caso y si lo creyeran necesario, lo volverían a hacer.

Y es allí cuando la cuestión se vuelve de acuciante actualidad política y social, y se mete en el corazón de la disputa política y electoral. Porque en el fenómeno Milei -como en la dictadura del 76'- la visión ideológica, el modelo político, los límites que están dispuestos a traspasar y el proyecto económico son una sola y misma cosa, en la que todos los primeros son funcionales a la implementación del último.

3 comentarios:

  1. FABRiCA DE CORCHOS 5 x 1.

    ResponderEliminar
  2. Sí, yo iba a votar a Milei pero Villarruel me sacó las ganas y ahora volveré a engrosar la larga lista de desertores. Volver al setentismo no puede ser una prioridad en la agenda de ningún partido mientras sigamos con números económicos de Haiti. De hecho Villarruel podría convertirse en el salvavidas de plomo de Milei, pero los K no lo están aprovechando como deberían, están bloqueados por el horizonte del llano y culposos por el peor fracaso de su historia. Sienten que se merecen la vuelta de la derecha, y razón no les falta.

    ResponderEliminar
  3. Y por qué no fue alguna columna a desordenar un poco ahí?
    Hay cosas que simplemente no se deben tolerar.

    ResponderEliminar