El pibe de Rapi es el nuevo sujeto político al que hay que entender e integrar. Salvo que se le ocurra votar al peronismo, en cuyo caso pasa a ser automáticamente un negro de mierda que merece cagar en un balde. Acá no entiende el que no quiere.
— La Corriente K (@lacorrientek) October 23, 2023
Juntos por el Cambio perdió 4.544.000 millones de votos en elecciones nacionales en cuatro años sin ser gobierno, pero el fenómeno Milei es un invento del kirchnerismo. Acá no entiende el que no quiere.
— La Corriente K (@lacorrientek) October 24, 2023
Si no hubiera tenido históricamente tantas consecuencias trágicas en la historia de nuestro país, el antiperonismo sería simplemente un consumo irónico. Para comprobarlo basta con leer en ese registro los vómitos de odio que están lanzando desde el domingo a la noche, sobre los resultados de las elecciones.
Racismo, odio de clase, insultos al electorado, enojo y rabia, aires de superioridad moral, nada se han ahorrado para denigrar a millones de argentinos, simplemente porque las elecciones no salieron como ellos esperaban, confundiendo -una vez más- sus propios deseos con la realidad.
Siguiendo el péndulo clásico que los caracteriza, han vuelto a la dicotomía: "si ganamos nosotros, es un pronunciamiento contundente de los ciudadanos independientes que le han dicho no al clientelismo y los intentos de manipulación electoral"/"si gana el peronismo ha triunfado el aparato sobre un electorado cautivo que tiene síndrome de Estocolmo y vota por sus verdugos". Dicotomía que vale incluso para la misma elecciones, en distintos lugares, con distintos resultados.
Así como decíamos los otros días acá que "Desde aquel 17 de octubre de 1945 el peronismo ha sido perseguido, proscripto, fusilado, desaparecido, "lawferizado", difamado y caricaturizado, pero jamás superado, aun siendo derrotado en las urnas. Es decir, nunca se impuso en la Argentina posterior a esa fecha (ni luego del 55') un modelo de sociedad en el que el peronismo fuera innecesario, porque los conflictos que vino a plantear, o los reclamos pendientes de los que fue simplemente el vehículo político estuvieran resueltos.", tampoco -al menos en cuanto al gorilismo respecta- el peronismo ha sido comprendido.
Llevan casi 80 años prefiriendo quedarse en la tranquilidad de tres o cuatro lugares comunes que, en lugar de remitirlos a ellos mismos, a sus horrores, a su proyecto social y económicamente inviable para las grandes mayorías nacionales, desplaza las culpas hacia esas mayorías, en especial cuando deciden votar al peronismo. Si hasta llegaron a decir -y lo siguen sosteniendo, contra toda evidencia- que a Milei lo inventamos nosotros, para cagarlos a ellos.
O le encontraron una racionalidad política al "voto bronca" que recolectó Milei, cuando se la niegan a la decisión -ciertamente emocional, pero a la vez profundamente racional- de los que el domingo votaron a Massa por miedo a perder derechos, o quizás beneficiados (¡horror supremo!) por medidas coyunturales que tomó el gobierno y los favorecieron, como la devolución del IVA, los cambios en Ganancias, los créditos de la ANSES, los aumentos en los planes sociales o el Pre Viaje.
Para ellos, como decía Martín Fierro, "siempre son campanas de palo las razones de los pobres", y en cambio sus reclamos o quejas -por nimios e intrascendentes que sean- deben ser inmediatamente resueltos, con prioridad a cualquier otra consideración. Van por la vidas razonando así y diciendo que hay cada vez más pobres, o que los sueldos no alcanzan porque la inflación es tremenda, y luego se sorprenden de que esos pobres (que para ellos son solo los destinatarios de la ropa que les sobra) votan como votan. Y entonces se enojan, y prometen ni esa ropa vieja darles, cuando vayan a pedir.
Se sorprenden de que aquel que cuenta las monedas para llegar a fin de mes (o del día) cuando recibe de rebote algo, le parezca lógico agradecer, y votar en consecuencia. Están como estaban en 1945: prefiriendo que les dejen el atajo de la limosna de las damas de la Sociedad de Beneficencia, en lugar de los derechos garantizados por el Estado, porque creen que solo los tienen que pagar ellos; como si los demás, los que no nos quejamos de que intente hacer justicia social, redistribuir la torta o al menos atemperar un poco los estragos de la pobreza y la desigualdad, no pagáramos impuestos, incluso más que ellos.
Lo trágico de todo esto es que nada indica que vayan a cambiar su modo de pensar de acá al balotaje del 19 de noviembre, de modo de tragarse el sapo (una vez les tiene que tocar a ellos) de votar al candidato del peronismo, ni aun frente al peligro de un salto al vacío eligiendo a un desequilibrado emocional, con propuestas delirantes pero peligrosas.
Para no lucir del todo escépticos -porque también es cierto que la debacle de "JxC" marca los límites electorales de hacer gorilismo cerril-, diremos que si así fueren las cosas, con solo no ir a votar o hacerlo en blanco, le habrán hecho un enorme servicio a la patria, por una vez en su vida. Que no es poco.
Excelente trabajo compañeros. Muy buen análisis y mejores conclusiones. Bien peronista. Bien kirchnerista..👏🏽👏🏽👏🏽
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