martes, 14 de noviembre de 2023

"ELIJO CREER"

 

Tiempo atrás decíamos nosotros en ésta entrada: "Javier Milei es, por lejos, el personaje más mediático de la política argentina: una auténtica criatura de los medios, que sin la plataforma que le ha dado el periodismo todos estos años sencillamente no existiría, o quedaría reducido a los cenáculos de economistas de derecha ultra ortodoxos, sin otra proyección. Durante los últimos tres o cuatro años nos lo metieron por todos lados para que lo viéramos y oyéramos, aunque más no fuere porque a esos medios y esos periodistas les suma sensacionalismo, titulares y audiencias. Eso, aunque uno no creyera ni pensara que hay algo más detrás de la instalación pública de una persona que claramente no está en sus cabales.".

"El tipo a su vez es transparente, en el sentido que no apela a las metáforas para decir lo que piensa o haría si llegara al poder y si apela a ellas, tienen la sutileza de una motosierra. Por ende, nadie se puede llamar a engaño respecto a sus ideas, o lo que propone. De hecho, deliberadamente elige escandalizar diciendo barbaridades -en la mayoría de los casos sin ningún sustento-, porque descubrió que eso le suma.".

"Así las cosas, todo parece indicar que los que lo votan eligieron no escucharlo, o lo escucharon perfectamente y eligieron no hacerse cargo de las consecuencias posibles de lo que votaron: cuando uno los confronta con alguna de las barbaridades que el tipo dice suelen responder "eso lo dice pero en realidad no lo va a hacer", llegándose al absurdo de que admiten -aun sin decirlo en esas palabras- que votaron a un tipo que no va a cumplir con lo que promete.".

Después de eso, vino su abducción por Mauricio Macri y el dispositivo comunicacional del PRO que empezó a coachearlo en modo campaña del propio Macri en el 2015 ("No vas a perder nada de lo que ya tenés"), con los resultados que están a la vista en los nuevos spots de campaña y en su deslucido papel en el debate del domingo; en el que quedaron claros tanto sus evidentes limitaciones intelectuales, como el reducido espacio que le dejaron sus titiriteros para exponer lo que realmente piensa, en el mensaje final en el que los candidatos contaban por qué quieren ser presidentes (dicho sea de paso, una modalidad más propia de un concurso de belleza, que de un debate de aspirantes a la presidencia).

Lo que no cambió es el raro fenómeno que apuntamos antes: un tipo autoconstruido como alternativa política a partir de sus exabruptos y precisamente por ellos, sin anclaje en ninguna estructura partidaria concreta y al cual sus votantes lo votan por lo que dice que haría pero con la advertencia de que en realidad no lo piensa hacer, o no podrá. Es decir, un fenómeno que dice más de sus votantes que del propio Milei, y que es más para el abordaje desde la psicología, que desde la ciencia política.

Los que votan a Milei "elijen creer" en el tipo en esas condiciones, como proyección política de sus propias insatisfacciones y frustraciones personales no resueltas; y con las previsibles consecuencias a la vista de lo que significaría para el país y su sociedad si las propuestas de Milei se llevaran a la práctica, se viralizan "desmentidas" inverosímiles como las de la imagen de apertura: en los tiempos del "uomo videns" de Sartori, los seguidores de Milei desmienten a Milei, captado para la posteridad en miles de videos, entrevistas, reportajes y actos de campaña diciendo enfáticamente lo que ellos dicen que es falso que haya dicho.

El propio Massa aprovechó con habilidad el dislate en el debate del domingo pasado, mandando a los televidentes a googlear los dichos del candidato, o su propia plataforma electoral presentada por escrito ante la justicia electoral. 

Lo que sucede es bastante sencillo de explicar: Milei es una bomba racimo de ofensas sociales, de efecto retardado: a la corta o a la larga, (casi) nadie se salvó de sus brulotes, salvo -claro- los que realmente representan la casta del país, su poder real, más allá de los gobiernos. 

Los católicos, el Papa, los que esperan un transplante de órgano, los sindicatos, la educación pública, el sistema de salud, los héroes de Malvinas, las swfities, los otaku, el cuarteto cordobés, los amantes del cine nacional, los artistas y el mundo de la cultura, los organismos de DDHH, las víctimas de la represión ilegal durante la dictadura y sus familiares, las mujeres, el colectivo LGBT, las personas unidad por un matrimonio igualitario, los clubes de fútbol y los de barrio, la lista es interminable: era poco probable que disparando ofensas a granel, su discurso no generara miedo, preocupación o inquietud en alguien, desde algún lugar. A  menos que elija deliberadamente ignorarlo.

Cuando se tamiza el fenómeno Milei por ese filtro, lo que queda de la presunta "rebeldía anti sistema" -que nunca podría encarnar alguien que expresa las ideas del núcleo más duro del capitalismo financiarizado- lo que queda no es rebeldía social sino resentimiento, de un tipo roto por dentro, votado por gente también rota por dentro. Y por más transfusión de votos del gorilismo visceral y  patológico que ese experimento reciba, es poco probable que les alcance para ganar una elección.    

1 comentario:

  1. "y que es más para el abordaje desde la psicología, que desde la ciencia política"

    mas q d la sicologia: d la SIKIATRIA, estamos rodeados d demnentes...

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