jueves, 25 de enero de 2024

EL PALACIO Y LA CALLE

 

En la madrugada del día del paro general de la CGT el gobierno logró en Diputados dictamen favorable para el proyecto de "ley ómnibus", con la imprescindible ayuda de la oposición "dialoguista" (en especial la UCR, los cordobeses y lo que quedó del bloque de Pichetto) y la borocoteada de los peronistas tucumanos que responden al gobernador Jaldo.

Los oficialistas confesos y culposos firmaron -literalmente, no es una metáfora- un dictamen en blanco, cuyo texto solo se conocería horas después, e incluso con contenidos distintos según quien lo tuviera: una guasada solo comparable a la del "diputrucho" que en los 90' habilitó la ley de privatización de Gas del Estado. Groserías institucionales y remate a precio vil de los bienes públicos, asuntos que van siempre de la mano.

El paro se hizo sentir en la actividad, pero más aun en las calles, que es donde los argentinos nos hacemos oír para defender nuestros derechos en 1810, en 1945 o en el 2001. Una lección que los nenes caprichosos que nos gobiernan por encargo de otros caprichosos mucho más poderosos de ellos deberán aprender, por las buenas o por las malas; por más protocolos absurdos con los que quieran encapsular la protesta social, o legislación represiva que ensayen para criminalizarla.

Las organizaciones sociales, en especial los sindicatos y las centrales del movimiento obrero organizado, han tomado la delantera en la oposición al avance privatizador y ajustador del gobierno, y es de esperar que de inmediato la política se ponga a la altura, en especial aquella que ostenta representaciones institucionales. 

Hasta acá los gobernadores (con honrosas excepciones como Kicillof) y los partidos políticos y han dejado mucho que desear al respecto, y la crisis también impactará allí, promoviendo acaso nuevos liderazgos, y acotando otros o partiendo aguas: en breve, quedará claro que lo único irracional frente a éste gobierno es apoyarlo, no oponérsele.

El mismo día del paro y horas después de que terminara la movilización, se supo que el gobierno pospuso para la semana que viene el tratamiento de la ley en Diputados: para los que sostienen que movilizarse y luchar no sirve de nada o no cambia las cosas, por lo menos un dato para repensarlo.

Es cierto que el gobierno poco se ayuda con extorsiones a cielo abierto como la de Caputo a los gobernadores, tanto como que los planes de gobierno -y la ley ómnibus lo es, y más que eso, un plan de negocios- se imponen o fracasan según el clima social y el contexto les sean o no propicios.

Pues bien, de eso se trata esto, acá y ahora: de seguir incrementando la presión social que ayer encontró una válvula de escape en el paro de la CGT, para impedir la aprobación de la ley, tumbar el DNU y marcarle un límite al avance de la derecha económica, viabilizado por sus gestores políticos.   

Como dijo alguien alguna vez, "cuando la patria está en peligro, todo está permitido, excepto no defenderla".

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